Entrevista: Disturbios en Londres

¿Cómo observamos los hechos acontecidos en Londres?

Quisiera pensar que realmente se trata de un fenómeno global en el que los jóvenes se han interesado por lo que sucede en sus países y que han reaccionado con propuestas para mejorar lo que les hubiese parecido mejorable, pero los disturbios han sido causados claramente por saqueadores, por el oportunismo criminal de algunos jóvenes avaros, arrogantes y faltos de moral que se creyeron en el ejercicio pleno del derecho de robar, quemar y destruir la propiedad ajena. Decir que se debe a los recortes presupuestarios del gobierno, el incremento de las matrículas universitarias o por el nivel de desempleo es -parafraseando a Borges- intelectualmente cómodo: el Estado ya gastó alrededor del 50 por ciento del Producto Interno Bruto antes de terminar este año; en términos de efectivo, el gasto sigue incrementándose un 2 por ciento cada año; gasta un 3.5 por ciento en beneficios familiares anualmente; y el presupuesto jamás ha sido tan alto como hoy en día, así que de austeridad aún no hay nada. Todo esto no ha sido más que impresentable delincuencia.

El Reino Unido aún trata con un problema relacionado con el decaimiento social que causó su gobierno al fracasar en una de las muy pocas funciones que debe cumplir (si es que debiera cumplir alguna): el de la protección de la propiedad privada.

¿Es parte de la crisis mundial económica que vive Estados Unidos y Europa lo que se suscitó en Londres?

No hay nada que permita apuntar a la crisis internacional como la causa de las revueltas en Londres. El oportunismo político así pretende demostrarlo, y ha dado espacio para el romanticismo que pretende presentar a los saqueadores como víctimas de la pobreza, de la desigualdad o incluso del capitalismo y el consumismo y su supuesta crisis mundial. Lo cierto es que, sólo para ponerlo en cifras, de acuerdo con Eurostat, casi todos los hogares en el Reino Unido pueden permitirse una lavadora, una nevera, calefacción, televisión, teléfono y, desde luego, una dieta que incluye carne, pollo o pescado. Eso es mucho más de lo que tenía la familia Ingalls.

Las revueltas no fueron fruto ni de la crisis ni de la pobreza ni del capitalismo, sino del fallido Estado de Bienestar europeo, un modelo agotado que ha sobredimensionado las atribuciones y competencias estatales (insisto, si el Estado tuviera que tener alguna atribución o competencia) hasta llevar su economía a la quiebra. Todo esto se debe a un sentido de derecho que la social democracia europea viene nutriendo hace décadas para permitirles, en este caso a los jóvenes, exigir privilegios y gratuidad de servicios.

¿Las medidas de austeridad en Europa derivarán en caos social?

Uno de los primeros estudiosos en señalar que así será -no necesariamente mañana, pero sí dentro de cinco o diez años- fue el historiador británico Niall Ferguson. Los países altamente endeudados de la Unión Europea probablemente vayan a eliminar el euro para volver al control doméstico de sus monedas, lo que llevará a una eventual devaluación de las mismas y una reducción de los beneficios mediante inflación. Esto lógicamente termina minando la confianza de la sociedad en sus gobiernos.

Un otro camino es que, manteniéndose dentro del sistema del euro, los gobiernos terminarán recurriendo al incremento de impuestos -que ya son muy altos- sobre los ahorristas nacionales o, en este caso, los ahorristas de Alemania y Francia, que naturalmente se enfurecen al tener que pagar por algo en lo que no son responsables, y que eventualmente se traducirá también en la reducción de beneficios.

¿Por qué la tasa más alta de desempleo en Europa es de jóvenes? ¿A qué se debe aquello?

No tengo mucha seguridad sobre el dato. No obstante, los problemas de desempleo tienen que ver siempre con la rigidez del sistema laboral tomado por los sindicatos, pero también existe un serio problema entre el nivel de instrucción y la intervención de aquel Estado de Bienestar: por ejemplo, cuando en 1870 se aplicó la Ley Forster que creaba escuelas públicas en el Reino Unido, no necesariamente en detrimento de las privadas ya existentes, sino para que el 5 por ciento de aquellos niños de entre 5 y 7 años de edad que se encontraban excluidos pudieran asistir a clases. El resultado, luego de más de 140 años, es que más del 20 por ciento de la población adulta es analfabeta funcional, es decir que ha cuadriplicado el número de personas que quedan fuera del sistema educativo.

¿Qué rol deberá adoptar el Reino Unido para no registrar los hechos desastrosos nuevamente?

El Estado tiene que ir reduciendo sus atribuciones muy rápidamente y, al mismo tiempo, es muy importante que se discuta sobre el derecho de los ciudadanos a portar armas con uso defensivo (como aquel que establece la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos). Cuando sucedieron los saqueos, la ciudadanía se quedó en sus casas sin hacer nada, con muchas tiendas, bancos y oficinas cerrándose antes de horario. De otra manera, los riesgos de que se repita este capítulo persistirán.

¿Se atribuye lo acontecido a un fenómeno social?

Siempre me ha sido difícil creer en fenómenos sociales porque implica que no hay una causa o una explicación concreta. Estas reacciones sociales están relacionadas de manera muy estrecha (por no decir de manera directa) con el intervencionismo del Estado. Me refiero a que el Estado se está derrumbando solo: así como los burgueses fueron minando poco a poco el poder de los señores feudales, hoy los mercados está destruyendo el Estado o su intervencionismo de manera espontánea por medio de la piratería, el comercio informal, en el abaratamiento de los productos, en los arreglos entre comerciantes, en el comercio electrónico, etc. pero uno de los ejemplos más importantes sobre este hecho es el rol de la revolución tecnológica: Las redes sociales como Facebook y Twitter no sólo están permitiendo conocer nuevas fronteras para el desarrollo tecnológico que permite el sistema capitalista del tipo laissez-faire del que todo el mundo se beneficia, y que permite comparar distintos sistemas de gobierno, sino que además permite a quienes son víctimas del absolutismo conectarse con el mundo exterior y manifestar la manera en que se vive bajo una tiranía violenta, que roba, que es irresponsable y que muestra a los políticos como mesías.

¿El modelo económico asumido en Europa (el capitalismo) tendría que seguir en vigencia o seguir otro modelo económico para salir de la crisis?  ¿Resulta difícil?

Europa no es, de ninguna manera, parte de lo que ha asumido como esquema de vida capitalista, y las revueltas son precisamente el reflejo de ese problema.

Entrevista para Revista Lex.

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