Provocar, prolongar y magnificar el desastre

Ya nada es una exageración, la crisis económica internacional ha empeorado toda vez que se la ha intervenido para tratar de mitigarla, y acaba de suceder algo con lo que probablemente nadie contaba, al menos no al interior de la Comisión Europea que asiste de cumbre en cumbre hasta el derrumbe. Los bancos centrales de Europa, EEUU, Canadá, Japón, Inglaterra y Suiza publicaron un comunicado la mañana del miércoles 30 en el que manifiestan que actuarán de manera conjunta para garantizar el suministro de liquidez al sistema financiero global, esto es, que rebajan en medio punto porcentual el costo de sus líneas de liquidez en dólares, y que abren otra línea de liquidez para suministrar fondos en cualquiera de sus jurisdicciones y en cualquiera de estas divisas.

En otras palabras, lo que acaba de suceder es -ya que el BCE no podría haber impreso euros para comprar deuda porque su reglamento se lo impide– que la Reserva Federal ha comenzado a imprimir billetes para el mundo y sobre todo para la Unión Europea, y se los ha prestado al BCE para que los mercados bursátiles aflojen la presión contra sus gobiernos, y así provocar que tanto ellos como los bancos, empresas y familias pudieran reactivar su actividad económica accediendo a nuevos créditos, es decir, mayor deuda.

Para entender la dimensión que la crisis internacional ahora puede alcanzar, es necesario repasar un poco de teoría y las causas de este problema. Para economistas como Paul Krugman, imprimir dinero no tiene efectos reales en la economía, por tanto, cuando hubiese problemas simplemente es necesario crearlo de la nada. Cuando Krugman escribió su libro El Retorno de la Economía de la Depresión y la Crisis Actual (2009), graficó esta idea con el siguiente ejemplo (que también puede ser encontrado en un post de su blog titulado Mental Monetary Disorders):

Usted forma parte de una cooperativa de padres que cuidan a sus bebés de manera rotativa. Cuando a usted le toque cuidar al bebé de algún socio, recibiría un cupón que le permitiera comprar el servicio de cuidar bebés a otro socio, en tanto ninguno de ellos prefiera acumular sus cupones. Cuando llega un momento en que los socios de la cooperativa no encuentran el balance entre quienes quieren cuidar bebés y quienes quieren comprar el servicio del cuidado de los bebés, el problema que tendría la coopeartiva –según Krugman- es de liquidez y, por tanto, lo que necesitaría es un mayor número de cupones para poder seguir comprando el servicio de cuidar bebés.

Esto es simplemente una falacia. Lo que en realidad sucede con la cooperativa es que no tiene un problema de liquidez, sino de estupidez. El plan simplemente no funcionó porque la idea era mala y el plan para resolver el primer plan es peor aún. Lo que Krugman pierde de vista es que el valor del servicio de cuidar bebés no siempre es el mismo, está planteando fijar el precio de cuidar bebés. Esto es así porque los socios valoran cuidar bebés de distinta manera durante el Carnaval y durante un martes por la noche, o porque puede llegar un momento en el que nadie quiere cuidar bebés al mismo tiempo.

Y peor aún, ésa es la manera en que se crean las famosas burbujas que sabemos en algún momento deben reventar. Así como Krugman recomienda no reconocer el problema y simplemente postergarlo como en el ejemplo de la coopearativa de bebés, cuando EEUU atravesaba la recesión de 2002 recomendó a Alan Greenspan (el entonces presidente de la Reserva Federal) que reemplace la burbuja tecnológica por una inmobiliaria, incrementando así el gasto familiar y compensando la languideciente inversión empresarial, pero terminando en una nueva recesión como la de 2007-2008 que apenas comienza.

Ha pasado alrededor de una década desde que nadie ha comprado dólares en el mercado para mantenerlos en reserva, y desde que el oro ha incrementado su valor sin parar una sola vez, lo que es muy extraño para cualquier tipo de activo. No obstante, en la medida que quienes tengan la libertad de elegir otra moneda que no sea el dólar (y ahora el euro, el dólar canadiense, el yen, la libra esterlina y el franco suizo) para proteger el valor de sus activos, el oro sufrirá una corrección tarde o temprano. ¿Pero por qué el oro? Entre otras cosas, porque ningún gobierno o banco central puede imprimirlo o falsificarlo como el papel.

Pero volviendo a la nueva medida de los bancos centrales, el punto más importante es que si los gobiernos tanto de la Unión Europea como de EEUU no cumplen sus compromisos de deuda, sus bancos acreedores se verán afectados y, a su vez, éstos afectarán a sus depositantes. Entonces, la medida de los bancos centrales es exactamente inversa a la que dicen buscar: que los depositantes de los bancos responden por la deuda de los gobiernos por medio del impuesto inflación, la inversión encarece, el desempleo incrementa y el crecimiento se desvanece.

Artículo publicado en el periódico Los Tiempos.

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