Del efecto Trump a la devaluación cambiaria

Es cierto que las primeras reacciones de los mercados en Asia y Europa, los mercados bursátiles empezaron a caer, y el oro y bitcoin empezaron a incrementar su cotización con los primeros resultados que confirmaban la victoria de Trump, pero ya la bolsa de Nueva York arrancó sin sobresaltos y todas cerraron con saldo positivo, sobre todo luego del discurso de victoria con una nueva retórica más conciliadora y sin los ataques ni estridencias acostumbradas.

Es por estas primeras señales, además de la confianza en la fortaleza de las instituciones democrático liberales en Estados Unidos, que no hay motivos para apresurarse con las decisiones de largo plazo. Falta mucho para que el efecto de las caídas inmediatas supere lo anecdótico y recaiga sobre los proyectos de inversión global de largo aliento. Así como en el Reino Unido aún se necesita legislación sobre el resultado del referéndum sobre el Brexit, EE.UU. también sobre las políticas de Trump.

Ahora bien, más allá de las anécdotas, para Bolivia el primer vínculo con el exterior son los precios internacionales del petróleo, la administración de valor del dólar por parte de la Reserva Federal y, por tanto, las posibilidades de financiamiento fundamentalmente del aparato público. En otras palabras, ¿con el triunfo de Trump se incrementará la presión para devaluar?

Las perspectivas para que la Fed incrementara tasas en diciembre, que superaban el 50% de chances hasta la semana pasada, y que consecuentemente cayeran los precios del petróleo en favor del dólar, prácticamente se han esfumado. Todo lo que la Reserva Federal necesitaba era la volatilidad que Trump ha ocasionado esta semana para no incrementar tasas.

Así, las presiones externas por el lado del precio internacional de petróleo todavía se mantienen, pero esto no significa que las posibilidades de financiamiento sobre todo del aparato público hayan mejorado desde 2014. Las presiones internas se incrementan considerablemente con cada día que pasa. Para esto, algunas cifras:

  • Con un barril estable alrededor de los $45, para 2017 acaba de proyectarse una reducción del gasto demasiado tímida con déficit comercial, de la balanza y fiscal demasiado grandes.
  • La percepción de riesgo país por parte de nuestros acreedores está deteriorándose muy rápidamente
  • La previsión de crecimiento baja de 5% a 4.8% para 2017, aunque suficiente para un nuevo doble aguinaldo
  • Tercer período consecutivo con un creciente déficit fiscal, teniendo en cuenta que para 2017 se prevé un alarmante déficit del 7,8%
  • Las exportaciones sufren una caída del 49% al tercer trimestre del año respecto del mismo período de 2015
  • Acaba de registrarse el mayor déficit comercial en 16 años
  • El ritmo de pérdida de reservas internacionales es de alrededor de $206 millones cada mes. Han caído ya casi un 30% desde el inicio de la caída del petróleo en 2014
  • El incremento de la mora bancaria es sistémico, sostenido y acelerado en términos nominales. Cada año el incremento solía ser de alrededor de Bs. 220 millones, y solamente hasta mayo el incremento fue de Bs. 500 millones
  • En el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, Bolivia se ubica en el puesto 121 de 138 países evaluados
  • En cuanto al Clima para Hacer Negocios, Bolivia se ubica solamente por encima de Haití y Venezuela
  • Bolivia es el cuarto país en el mundo con la mayor carga de tasa impositiva total para sociedades, y el segundo con las tasas impositivas más elevadas
  • La caída de la Inversión Extranjera Directa cayó en más de un 70% solamente hasta abril
  • El déficit del sector público fue de Bs 4.773 millones en 2014, de Bs. 10.887 millones en 2015 y de Bs 14.242 millones hasta fines de 2016.
  • Los empleados en empresas públicas crecieron en 23 veces y el gasto solamente para sueldos creció en un 333%

Con todo esto, el margen de maniobra se está agotando muy rápidamente. No parece conocerse ninguna alternativa a la del estímulo de la demanda (gasto, deuda, consumo) y solamente han acudido a los mercados internacionales con un par de viajes a Nueva York, Londres, Madrid, etc. en busca de ingresos, pero no se ha sabido nada, ni sobre lo que se ofrecía ni sobre lo que se habría conseguido, tal vez sólo algunos enunciados políticos, pero ningún proyecto concreto de inversión. De reducir el gasto y reducir el aparato público para generar valor, ni hablar. Parece que hacer economía con recursos escasos es más complicado de lo que parece, por eso, el inflacionismo, autofinanciamiento mediante la devaluación cambiaria es una opción cada vez más real y cercana.