Me reafirmo en mis advertencias

Desde luego que ante el último anuncio del Banco Central de Bolivia, la reacción del público sería incierta en cuanto el sistema financiero volviera a operar normalmente luego del feriado, y me explico con algunos elementos no menores:

  • A estas alturas del año, como es costumbre, se suele ya presentar y tener a disposición, luego de haberlo discutido abiertamente en el Parlamento, el Presupuesto General del Estado para el próximo año, donde se establecen elementos tan importantes como:
    • Inflación
    • Crecimiento
    • Déficit fiscal
    • Precio del barril de petróleo
    • Tipo de cambio
    • Nivel de gasto público
    • Endeudamiento público
    • Nivel de reservas de gas
  • En este sentido, lo mínimo que cabe preguntarse es qué medidas van a implementarse fundamentalmente para lidiar con el déficit fiscal, que se dijo que cerraría el año en niveles superiores al 8%.
  • Los gobiernos suelen tener varias fuentes de financiamiento, entre ellas el endeudamiento, el incremento de impuestos y la inflación (que nunca es un fenómeno que surge de la nada como si se tratara de un simple devenir de la naturaleza, sino que es una política).
  • El año pasado se anunció que habría al menos una colocación más de bonos soberanos (deuda pública) en el exterior por otros $1.000 millones en los mercados de capitales del exterior en el primer trimestre de este año, pero no sucedió, y no porque no lo creyeran necesario, porque la primera emisión fue cuando se registraba superávit público, sino porque probablemente ya no existen las condiciones para hacerlo, y de hecho a mediados de año ya hubo una rebaja de calificación de riesgo, incluso cuando el precio del barril de petróleo empezaba a incrementarse a niveles de 2014.
  • El mecanismo de autofinanciamiento más peligroso e injusto que tiene cualquier gobierno para autofinanciarse es la devaluación de la moneda local, porque es un impuesto silencioso que no requiere de legislación alguna, y sus consecuencias, si no son advertidas, pueden ser tan nefastas como las de una inflación intolerable por el público e incontrolable por los bancos centrales, y Bolivia sabe muy bien de esto, aunque tal vez no siempre lo suficiente, pero lo más importante en este sentido es saber si el Gobierno ha decidido financiar el déficit público mediante inflación, finalmente y como se teme desde hace mucho.
  • Si las cosas son como hace tres años, cuando se calculaba que el nivel óptimo de reservas, sobre todo para sostener el actual tipo de cambio, era de $8.500 millones, el hecho de que hoy el nivel de reservas sea de $8.700, que son niveles de 2008-2009, tiene que al menos llamar la atención.
  • Para darse una idea respecto de si al BCB le preocupa la caída sostenida de reservas y a los niveles actuales, y no sólo porque desde hace ya más de diez años el Banco Central de Bolivia dejó de ser independiente y pasó de ser prestamista de última instancia del sistema financiero a prestamista de primera de las empresas públicas del Estado, empezando por YPFB, sino también por cómo puedan ahora estar comprometidas, el año pasado, alrededor de estas épocas se decidió trasladar $647 millones en un solo día del Fondo de Protección al Ahorrista, que luego el BCB tuvo que desmentir que dispuso para registrarlo como reservas internacionales y que el ahorrista estaba fuera de peligro.
  • Hoy el comunicado del BCB fue al menos torpe, al punto en que la nota de prensa explica la resolución de 3 páginas de argumentos que incluye elementos políticos para justificar la medida.
  • La última vez que se anunciaron medidas importantes en un feriado, justamente por un manejo de expectativas, fue el gasolinazo se 2010, que por la virulenta reacción del público se dio marcha atrás para arrastrar el problema hasta hoy, en que se tiene que improvisar mezclando gasolina importada con etanol; no vaya pues a suceder algo similar con la administración de reservas por parte del BCB.
  • Ahora bien, muchos han argumentado que la medida no constituye motivo de preocupación alguna porque los montos que el BCB vendía al público de manera directa era para satisfacer una demanda de entre solamente el 2% y el 4%, pero el asunto no es el volumen, sino la señalización de las expectativas en función del nivel de reservas que representa ese 2%, y eso ha generado un cambio de expectativas en la gente para empezar a comprar dólares.
  • Yo he señalado claramente que a pesar de todo no es motivo de alarma, pero que sí es importante, porque al haber menos dólares su precio subirá, y no necesariamente ahora mismo como para retirar dólares del banco, sino, como dije claramente en la nota, de manera paulatina, como para empezar a comprar dólares y no necesariamente como para acudir al banco a retirar depósitos en dólares.
  • La idea de que puede generarse un mercado negro paralelo o un corralito cambiario no es ninguna locura. De hecho, hace aproximadamente 3 ó 4 años había un impuesto contra el dólar que buscaba forzar la bolivianización, es decir, forzar al público a utilizar la moneda local.
  • Es más, y para terminar, mi posición al respecto es muy clara, al punto en que una de las recomendaciones más importantes que hice la primera mitad del año fue no desbancarizarse.
  • Finalmente, si las medidas a futuro del BCB causarán pánico o no en el público será responsabilidad del mismo BCB, y para eso deberá empezar por explicar claramente cuál es el cálculo actual del nivel óptimo de reservas para sostener el actual tipo de cambio.
  • Es el público el que siempre tiene la última palabra.