El Gobierno sí cocina datos, no por nada los empresarios privados hacen bien en solicitar una auditoría internacional a las cifras del INE, pero no lo hace desde hace sólo un año para pagar el doble aguinaldo o mostrar aciertos de la política económica que no existen realmente, sino expandiendo artificialmente el crédito y la base monetaria que, a diferencia de lo que los economistas convencionales aseguran, tiene un impacto directo en la economía real. Es decir, lo que se ha venido cocinando es el crecimiento mismo, por lo que el problema es bastante más grave que lo simplemente contable. Unas cifras no cocinadas podrían seguir siendo insuficientes para expresar la magnitud del problema de crecer demasiado de manera insostenible.
Para abundar en la materia, en Mi historial de diagnósticos y prescripciones hice una selección de los artículos que, al menos desde 2010, hacen notar la manera en que se han ido inflando no necesariamente los datos del PIB, sino -insisto- el crecimiento mismo, desde el inicio de la nacionalización monetaria -o “bolivianización”- del BCB en 2004.
Lamentablemente, así como las burbujas de activos serían evidentes solamente una vez que explotaran, las consecuencias de la expansión monetaria y crediticia por encima del ahorro previo disponible para la inversión, tampoco será evidente mientras las tasas de interés crediticio no vuelvan a subir a los niveles que el mercado establecería si se le permitiera operar en condiciones de libre competencia, y mientras no se deje de inducir al público a seguir consumiendo a corto plazo en bolivianos, en vez de permitirles empezar a ahorrar a largo plazo en dólares.
Dejemos que el tiempo siga haciendo lo suyo.