El doble aguinaldo, otra vez

No porque la confirmación del pago del doble aguinaldo para 2018 de no haya sido sorpresa, dejará de generar serios problemas en la economía, pero más aún, no porque ya se haya insistido desde sus inicios, hoy dejará momento de ser buen momento para hacer un repaso crítico de esta absurda medida.

Hay un momento como el de ahora, en que por muchas medidas de estímulo que se tomen, ya sea teniendo como fuente de financiamiento los ingresos por venta de hidrocarburos, por incremento de deuda pública o impuestos, o incluso por reducciones todavía mayores de las tasas de interés crediticio e inflación simultánea, las consecuencias de insistir en que la desaceleración es pasajera, pueden ser desastrosas a largo plazo, y ese largo plazo ya está aquí.

En términos generales, ninguna medida de estímulo como el incremento permanente del salario mínimo o del doble aguinaldo, puede ser buena ni para el empresario ni para el trabajador ni para el conjunto de la economía, ni ayer ni hoy ni mañana.

Pero vamos por partes: el doble aguinaldo no puede ser bueno para el trabajador. Así como los permanentes incrementos del salario mínimo, el doble aguinaldo sólo encarece la contratación y segrega del mercado de fuerza laboral a los más débiles: para mantener rentabilidad, eventualmente el empresario pretenderá sostener la eficiencia reduciendo sueldos de quienes pueda seguir contratando primero, y recortando personal después, o simplemente arriesgándose a operar en la informalidad.

Y no sólo es importante el efecto que tendría el destino del doble aguinaldo, sino también -y más aún- la fuente del mismo: el doble aguinaldo no puede ser bueno tampoco para el empresario, porque constituye una muy mala, forzosa y perversa asignación de sus recursos.

El doble aguinaldo descoordina la economía todavía más de lo descoordinada que ya está como proceso complejo de mercado; descoordina la estructura de oferta y demanda al punto de dislocarla, generando sobreabundancia en unos sectores como la construcción, o departamentos enteros como La Paz y Santa Cruz, y crisis en otros sectores como los de las MiPyMes, y departamentos como Tarija; les quita demasiado a unos para darles demasiado a otros; impide a los empresarios primero identificar correctamente la necesidad del mercado, correr con el riesgo capitalizarse generalmente por medio de deuda, y asignar esos recursos de la manera más eficiente posible, y sin garantía alguna de que su negocio realmente tenga éxito.

Y finalmente, el doble aguinaldo tampoco es bueno para el conjunto de la economía: ¿el doble aguinaldo realmente vuelve a los bolsillos de los empresarios a través del incremento del consumo? ¿Por qué entonces no se pagó el doble aguinaldo los últimos dos años si es tan beneficioso? Si el doble aguinaldo es tan económicamente virtuoso, ¿por qué no de una vez se contemplan 5 aguinaldos? Porque no hay garantía de que todo lo que se produce será consumido, porque simplemente no hay economía alguna que crezca gracias al consumo, sino al ahorro correctamente capitalizado por el mercado hacia la producción que solamente luego se consume.

Más aún, todavía no ha quedado del todo claro si es el doble aguinaldo genera el crecimiento, o si el crecimiento permite que se pague el doble aguinaldo. Como ya se ha discutido bastante, puede que los datos de crecimiento del PIB no ilustren la realidad (no es difícil ver que el doble aguinaldo se lo plantea según convenga, unas veces se dice que se paga porque la economía ha crecido, y otras veces porque va a estimular la economía), pero el problema no sería simplemente contable, porque que han inflado el crecimiento económico en sí mismo.

En esa lógica y dinámica perversa de quitar demasiado a unos y dar demasiado a otros, se han generado burbujas de activos por todo lado con falsas expectativas de sostenibilidad de largo plazo: ya que importa mucho por dónde entra el dinero de nueva creación, quienes con todo privilegio de por medio hayan recibido primero cualquier estímulo, sean empresarios formales o informales, de la construcción de obras públicas o de licitación de equipamiento, amigos o enemigos del régimen, etc. y vayan a consumir, encontrarán los precios de los bienes (ya sea de consumo inmediato como la carne o el azúcar, o duradero como autos o departamentos) en determinado nivel, y a quienes les llegue después encontrarán los precios de esos mismos bienes en niveles siempre superiores.

Pero nunca se sabe, siempre caben dudas, como a la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, que después de tanto sostienen que el doble aguinaldo es malo solamente porque beneficia a un 20% de los trabajadores formales.