Balance económico primer trimestre 2021

Entorno internacional

La economía global cierra el primer trimestre con algunos temas que ya se venía advirtiendo al menos desde el segundo semestre de 2020 ante la victoria de Joe Biden y Kamala Harris con una blue wave en EEUU, como el incremento masivo de deuda pública, la creación de nuevos programas masivos de estímulo económico, tanto por el lado fiscal como monetario, los máximos históricos en bolsa que se han registrado, y los planes de incrementos masivos de impuestos ya no sólo en EEUU, sino en el resto del globo, tal y como ahora viene proponiendo Janet Yellen.

El debate al respecto, está girando sobre las consecuencias de estos estímulos. Entre ellos están el incremento permanente de las expectativas de inflación en EEUU y una caída simultánea de la rentabilidad en renta fija. 

Es decir, todos los estímulos típicamente keynesianos están provocando una recuperación en forma de W, sobre todo en aquellos países que previamente a la pandemia no habían realizado sus deberes, es decir, que ya mantenían niveles elevados de deuda pública y déficits fiscales difíciles de sostener, como los de España o Italia en la Unión Europea, por ejemplo.

En todo caso, la recuperación es relativamente más sólida en EEUU que en la Eurozona, a juzgar sobre todo por los datos de empleos y los máximos históricos en bolsa.

Desde luego, en este primer trimestre se ha registrado el primer aniversario del inicio de la pandemia y los confinamientos masivos y forzosos, así como cierto freno en los planes de vacunación debido a fallas a lo largo de toda la cadena de producción y logística.

De igual manera, como parte de los debates está la posibilidad de que, una vez vacunados, se les exija a los viajantes un pasaporte o un certificado ya no de PCR o antígeno negativo, sino de vacunación.

América Latina

Por el lado de la región, América Latina, en Brasil, Bolsonaro renueva gabinete y releva cúpula militar, mientras sufre la tercera ola del virus como el país con mayor número de casos y fallecidos.

En todo caso, aún podría ser motivo de optimismo el hecho de que su ministro estrella, Paulo Guedes, aún sea parte del gobierno y, por tanto, todavía tenga en miras el proyecto de reforma de pensiones al estilo chileno, que hoy Chile se empeña, lamentablemente, en terminar.

Hablando de Chile: este es definitivamente uno de los países junto a Israel, el Reino Unido y EEUU, que mejor llevan adelante los planes de vacunación. De esta manera, Sebastián Piñera -sin lugar a dudas- ha demostrado ser un buen gerente antes que un buen presidente con auténticas convicciones liberales, como se habría pensado de él, al menos en su primer mandato. Así, Chile lleva a la fecha al 40% de su población vacunada, frente a, por ejemplo, apenas el 0.8% de la población que ha vacunado Venezuela.

De igual forma, Chile ha decidido postergar las elecciones municipales y de gobernadores regionales, que estaban inicialmente programadas para el 11 y 12 de abril, para el 15 y 16 de mayo, conjuntamente con las elecciones para elegir a los integrantes de la Convención encargada de redactar una nueva Constitución Política. Más tarde, en noviembre, Chile celebrará nuevas elecciones a la presidencia. En conjunto, estas serán las elecciones que vayan a determinar el futuro de largo plazo del país, y no necesariamente para bien, por cómo va la mano hasta el momento.

Y por si fuera poco, Chile se encuentra actualmente debatiendo -aprobando, en realidad-, un tercer retiro anticipado del 10% de aportes a las AFP, cuyo real objetivo es no otro más que el de atacar la piedra angular del modelo económico que le ha permitido ser el país más exitoso en el combate a la pobreza de toda la región.

Perú también marca el entorno con sus elecciones generales, con Keiko Fujimori y el ultra izquierdista Pedro Castillo. Lamentablemente, Hernando de Doto, quien podría haber sido tal vez la mejor opción para el Perú en este momento, y dadas las alternativas, quedó en el camino. 

Entonces, Perú se debatirá entre el rechazo de la corrupción y autoritarismo que representa el fujimorismo de larga data en el Perú, frente a la izquierda extrema de Castillo. Difícil panorama.

El optimismo en la región está marcado por la reciente victoria de Guillermo Lasso en Ecuador, un candidato liberal conservador, que viene de una larga experiencia de vida en la banca, que ha derrotado no sólo al correísmo en Ecuador, representado por Andrés Arauz, sino al Socialismo del Siglo XXI, el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla.

De hecho, ante tales resultados, la reacción de los mercados se ha manifestado en un repunte inmediato de los bonos soberanos ecuatorianos, alejando al país de una profundización de su crisis económica e institucional, aquella como la que Rafael Correa dejó como herencia por una muy mala administración del auge de commodities.

En este sentido, en general las perspectivas de América Latina están, desde luego, marcadas por los planes de vacunación de los distintos países que la conforman, pero al mismo tiempo de la capacidad de realizar ajustes e incluso reforma estructurales como las que probablemente sea vea pronto en Ecuador, antes que seguir apostando el incremento de deuda pública, las devaluaciones y el mendigar a la comunidad internacional por fondos y vacunas para encarar la crisis.

Bolivia

Bolivia tiene serios problemas. No parece haber realmente un plan ni de vacunación ni económico, como había anunciado Arce Catacora en campaña durante todo 2020.

De hecho, lo primero que llama la atención es que el FMI haya publicado recientemente sus proyecciones de crecimiento para 2021, ubicando a Bolivia con uno de los niveles de crecimiento más elevados de la región. Sin embargo, las proyecciones no son distintas de las que había publicado en octubre, cuando todavía gobernaba Jeanine Áñez, es decir, ¿por qué después de supuestamente haber revertido todas las medidas que habrían destruido el Modelo Económico Social Comunitario Productivo Boliviano (MESCPB), tenemos las mismas proyecciones?

Más aún, en el Programa Fiscal Financiero 2021 presentado el 18 de marzo de 2021, el gobierno de Arce proyectó un crecimiento del 4,8% del PIB, distanciándose mínimamente con el 4,2% del PIB que el gobierno de Áñez había proyectado en octubre de 2020. ¿Acaso no se observaría una recuperación inmediata de la economía apenas Arce asumiera el gobierno? Al menos esas fueron las expectativas construidas en campaña. 

En todo caso, dichas proyecciones de crecimiento reflejan solamente un rebote estadístico anecdótico. La realidad es que Bolivia está igual que en 2019, que ya era un escenario de marcada desaceleración. 

En este primer trimestre también hemos visto -como parte de algunas de las pocas medidas implementadas para encontrar la recuperación- el primer cobro del nuevo Impuesto a las Grandes Fortunas, que tenía que ser temporal inicialmente, pero que ha terminado siendo permanente. 

Como dijimos en varias ocasiones, este nuevo impuesto tiene tintes mucho más políticos que económico recaudatorios. Tiene la idea de crear nuevos enemigos, en realidad, porque, por ejemplo, Arce no es el indígena que supuestamente estaría reivindicando la causa indigenista, sino que tiene otra imagen, entonces el nuevo enemigo no son los blancos, como cuando gobernaba Evo Morales, sino ahora los ricos. Es decir, el gobierno de Arce y el MAS no están pudiendo re-definir su propia imagen siquiera, pero esto lo dejamos para otro asunto después.

En el primer trimestre también hemos visto cómo las reservas del Banco Central de Bolivia han seguido cayendo. Al 21 de marzo de 2021, las reservas netas son de $4.665 millones, y en divisas $1.988 millones.

Y por si fuera poco, también hemos visto un considerable deterioro de la institucionalidad democrática con la serie de detenciones ilegales de Jeanine Áñez, de algunos de sus ministros, policías y militares y demás ciudadanos que, de una u otra manera, acompañaron su gobierno, con la idea de reinstalar el relato del golpe frente al fraude cometido por Morales y su gobierno a finales de 2019. 

¿Cuál era la idea de todo esto? Nadie sabe exactamente. Tal vez para que Morales volviera al poder, tal vez como el preludio de la aplicación de una serie de medidas económicas impopulares, tal vez como mecanismo de cohesión de un Movimiento al Socialismo dividido, etc. A fin de cuentas para lo único que ha servido toda esta campaña ha sido para que el partido de gobierno pierda las cuatro gobernaciones que peleaba en segunda vuelta hace sólo unos días. 

Lo que está claro es que, a cinco meses y algo más del nuevo gobierno del MAS, en Bolivia no hay plan económico ni de vacunación. De hecho, Bolivia es uno de los últimos países en capacidad de vacunación. Apenas ha vacunado al 2% de la población.

En este escenario, con seguridad que el gobierno de Arce apostaba todo a la nueva emisión de bonos soberanos por $3.000 millones programados en el PGE 2021. Se tendría que haber tenido novedades al respecto a principios de este mes de abril. De acuerdo con los rumores, no han logrado colocarlos, por diversos factores. Hablando con gente entendida en la materia y con la que de hecho trabajo, aún habría apetito en los mercados por bonos bolivianos, más aún ante la derrota del MAS en las elecciones municipales y departamentales; los mercados han visto bien estos resultados.

Es cierto que en el primer trimestre -ahora hablaremos de esto- la renta fija en el mundo lo ha hecho tan mal como muy pocas veces. Los grandes capitales están girando sus carteras de inversión, sacan dinero de renta fija para invertirlo a largo plazo en renta variable, así no es fácil por el contexto, pero sobre todo por el incierto escenario político y económico local.

Si acaso no han podido colocar los bonos realmente, el gobierno nacional ha ido acumulando méritos para que así sea. De hecho, todo esto ha llevado a que la calificadora de riesgo de Standard & Poor’s haya ajustado sus proyecciones sobre la economía de Bolivia de estables a negativas debido a los desequilibrios monetarios y fiscales que se advierten desde hace ya varios años.

¿Por qué es tan importante estar atentos con la nueva colocación de bonos y guardar cautela al respecto? Pues porque si no colocan los $3.000 millones, las reservas del BCB para enfrentar cualquier eventualidad financiera dejan de recuperarse en al menos $1.000 millones hasta finales del año como tenían proyectado; no podrían estabilizar la presión sobre el tipo de cambio, ni inyectar liquidez el sistema bancario y financiero, ni “patear la deuda” con vencimiento a 2021 y 2022 hacia adelante, como pretendían, o incluso gastar en algún gran proyecto de infraestructura más, pero hasta ahora no se sabe nada.

Insisto en decir que esto es mera especulación y que no tengo certezas sobre lo que afirmo, pero es importante a considerar.

Lo cierto es que en este país hay cero previsibilidad. No hay garantías para absolutamente nada. Es muy difícil encontrar elementos que justifiquen optimismo para el corto plazo.

Entre las perspectivas y los desafíos inmediatos que Bolivia tiene para atender en el segundo trimestre: el incremento del salario mínimo el primer día de mayo y el doble aguinaldo de fin de año, dependiendo de cómo siga creciendo -o más bien rebotando estadísticamente- la economía, y desde luego que el vencimiento de todas las reprogramaciones y diferimientos que se ha acumulado ya desde finales de 2019 en el sector bancario y financiero. 

Veremos qué sucede.

Mercados

El primer trimestre del año ha sido calificado por una buena cantidad de gestores como “magnífico” para la renta variable, a la vez que uno de los peores que se recuerda para la renta fija.

La renta variable se recupera de la mejor manera gracias, entre otros aspectos, a que se observa una recuperación -aunque tal vez más sólida en EEUU que en Europa-, gracias a los estímulos y sobre todo por la provisión de liquidez masiva por parte de los bancos centrales, y el efecto de la vacunación masiva que va recortando la cadenas de transmisión del Covid-19.

Por el lado de la renta fija el trimestre ha sido malo debido, fundamentalmente, a que la recuperación y los estímulos vendrán acompañados de efectos secundarios adversos. Los estímulos fundamentalmente monetarios de los que hablamos antes, tarde o temprano van a traducirse en niveles más elevados de inflación que en el pasado. 

Ascenso del bitcoin (Tesla, Visa), el caso Gamestop (Melvin Capital), el bloqueo del canal de Suez y por si fuera poco, con la caída de Archegos Capital Management ($35.000 millones de capitalizaciones desaparecieron de las principales compañías tecnológicas chinas y del grupo de media americano ViacomCBS), estamos asistiendo a una de las mayores quiebras de la historia reciente que está haciendo tambalear la cotización de empresas asiáticas como Baidu o Tencent, el oro en $1.700. 

Otro asunto interesante ha sido el gran salto a la fama de Cathie Wood, gestora de Ark Invest. Otros la critican porque se habría subido al pico de la ola o en los máximos de la burbuja que habría en bolsa, y que, por tanto, sus posiciones no serían sostenibles a largo plazo por mucha rentabilidad que haya logrado recientemente.

En todo caso, ¿cuáles son las perspectivas de los mercados para el segundo trimestre e incluso hacia un poco más adelante? ¿Qué posiciones están tomando los gestores ante tal escenario? 

A pesar de la sorpresa que significa para quien escribe, el hecho de que solo un 7% de los inversores cree que el mercado estadounidense se encuentra en una burbuja, los gestores están adoptando posiciones ante los dos mayores temores, que son la inflación y un posible retiro de estímulos ante el brote de la inflación justamente, que podría, además, no ser tan fácil de controlar: se concentran en ponerse largo en bolsa, tomar posiciones en commodities y en activos cíclicos.

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