Los mercados han abierto hoy con caídas -aunque no demasiado marcadas, porque fueron de alrededor del 1%, aunque sí generalizadas- debido a los sorprendentes reportes de crecimiento de la economía china y la permanente preocupación sobre los datos de inflación.
La economía china acaba de reportar el peor crecimiento trimestral de su serie histórica: 0.2% del PIB, y sobre todo luego de haber crecido un 1,3% en el segundo trimestre, y peor aún cuando creció al 4,9% entre julio y septiembre de 2020. China no ha crecido en este trimestre debido, fundamentalmente, a los cuellos de botella que el intervencionismo ha creado por el lado de la oferta, es decir, por haber cerrado la economía y haber impedido a los empresarios que encontraran soluciones a los problemas que encontraran, y que todavía les siguen impidiendo encontrar, y más aún por haber cometido el error de pensar que para solucionar los problemas de oferta hay que estimular la demanda.
Este dato del 0,2% del crecimiento del PIB se explica por las dudas sobre la solvencia del sector inmobiliario que todo el mundo sabe muy bien que China viene experimentando: una espectacular burbuja desde hace muchísimos años, incluso desde antes de la Gran Recesión. Al problema de Evergrande de hace un par de semanas, por cierto, que se reflejó en su incapacidad para pagar los intereses de la deuda con sus acreedores, se han sumado dos o tres empresas más del mismo sector.
Lo que está sucediendo es lo que hemos advertido siempre, que de tanto estimular la demanda agregada interna, no sólo que los políticos y burócratas no le permiten a la economía recuperarse, sino que además la están hundiendo con más inflación.
En otras palabras, lo que está sucediendo -aunque nadie está dispuesto a reconocerlo- es que así como en el pasado al menos desde los años 30, las políticas keynesianas han fracasado y han agravado la situación que desde un principio pretendieron solucionar.
Todo esto quiere decir, entre otras cosas, que tanto los problemas de inflación como de estancamiento de la economía real no son un asunto pasajero, sino que será un problema que va a extenderse en la medida que se siga interviniendo la economía como se lo ha hecho, en la medida que se siga imprimiendo dinero de la nada para inyectar en la economía, en la medida que se siga incrementando la deuda pública, en la medida que se siga insistiendo que el incremento del gasto público es la receta infalible de toda crisis económica.
Esto no es otra cosa más que otro fracaso keynesiano histórico. ¿Cuándo será que el keynesianismo es enterrado de una vez y por todas por todo el daño que provoca una vez tras otra?