La economía estadounidense enfrenta señales crecientes de desaceleración desde hace varios meses, lo que ha llevado a los analistas a pronosticar una posible recesión histórica. Desde que en julio de 2022 se invirtió la curva de tasas de interés y el diferencial entre los bonos soberanos de Estados Unidos a 2 y 10 años, un indicador adelantado comúnmente asociado con las recesiones, las preocupaciones sobre el estado de la economía han aumentado. Además, el mercado laboral en Estados Unidos ha comenzado a mostrar signos de debilitamiento.
La Reserva Federal realiza regularmente encuestas a economistas para evaluar las perspectivas económicas. Según la encuesta conocida como Survey of Professional Forecasters, la probabilidad de una recesión económica en los próximos 12 meses hoy supera el 40%. Este nivel no se había alcanzado desde que se inició esta encuesta en 1968, lo que destaca la gravedad de la situación. Las encuestas de The Wall Street Journal ven una probabilidad de recesión del 61% este año; las de Bloomberg sitúan la probabilidad en el 65%.
Sin embargo, sorprendentemente, los mercados bursátiles en Estados Unidos han continuado al alza a lo largo del año. Tomemos como ejemplo el índice NASDAQ 100. Empresas como Apple, Microsoft, Alphabet y Amazon han experimentado subidas superiores al 30%. Tesla, por su parte, ha registrado un impresionante incremento del 51%. Además, empresas como Nvidia y Meta han más que duplicado su valor. Ante este panorama, surge la pregunta: ¿Qué está sucediendo?
Este fenómeno representa una imagen contrastante con lo que ocurrió el año pasado, cuando el sector tecnológico se desplomó y el sector energético se disparó. El factor clave detrás de esta situación es la concentración del mercado. Parece ser que el mercado ya no espera un aterrizaje brusco para la economía estadounidense en este año.
A pesar de las preocupaciones sobre la desaceleración económica, el crecimiento interno de Estados Unidos se está ralentizando de manera gradual en sectores afectados por la restricción del crédito, como el inmobiliario, industrial y de construcción. Sin embargo, los consumidores aún poseen un considerable exceso de ahorro que pueden destinar al gasto. Además, los datos sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), el empleo y el consumo siguen mostrando fortaleza en general.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la inflación, que ha desacelerado su ritmo y se sitúa alrededor del 5%. Es probable que el índice de precios al consumidor (IPC) general continúe desacelerándose, incluso podría alcanzar el 3% en julio debido al efecto base. Esto implica que el ciclo de alzas en las tasas de interés por parte de los bancos centrales se está acercando a su fin. No obstante, existen apuestas en favor de un rebote de la inflación en un futuro próximo. Por lo tanto, es importante mantener la calma mientras esperamos a ver cómo se desarrolla esta situación.
A medida que nos adentramos en un terreno económico incierto, es fundamental permanecer en estado de alerta frente a las “medidas oportunas y efectivas” de los responsables de la política monetaria y fiscal en respuesta a los posibles desafíos económicos que se avecinan. Los bancos centrales estarán atentos a la evolución de la inflación y van a considerar ajustes en sus políticas para tratar de mantener la estabilidad de precios y al mismo tiempo tratar de apuntalar el crecimiento económico, lo cual podría ser simplemente imposible. Del mismo modo, los responsables de la política fiscal buscarán implementar medidas de estímulo si la desaceleración económica se profundiza.
Para los inversionistas, el panorama actual plantea desafíos y oportunidades. Aunque las señales de una posible recesión generan incertidumbre, el desempeño positivo del mercado de valores, especialmente en el sector tecnológico, ha brindado ganancias a aquellos que han invertido estratégicamente. Sin embargo, es importante tener en cuenta los riesgos asociados con la concentración del mercado y la posibilidad de cambios en las condiciones económicas. Diversificar las inversiones y mantener una visión a largo plazo pueden ser estrategias prudentes para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades en este entorno volátil.
A medida que el panorama económico continúa evolucionando, es esencial que los actores económicos, desde los formuladores de políticas hasta los inversionistas y los consumidores, sigan monitoreando de cerca los indicadores económicos clave y estén preparados para adaptarse a los cambios. La capacidad de respuesta ágil y fundamentada será crucial para navegar por los desafíos y aprovechar las oportunidades en este período de incertidumbre.
En definitiva, a pesar de las señales de una pronta recesión económica en Estados Unidos, el mercado bursátil ha mostrado un desempeño positivo, particularmente en el sector tecnológico. Si bien sectores como la construcción y la industria enfrentan desafíos debido a la restricción del crédito, los consumidores aún tienen un exceso de ahorro para gastar y los indicadores económicos clave siguen siendo fuertes a pesar de que siguen un camino de deterioro. La desaceleración de la inflación y la incertidumbre sobre su futuro desarrollo (algunos ven que pronto podría rebotar), son aspectos a tener en cuenta. Mantener cautela y estar preparados para ajustar las estrategias serán fundamentales a medida que la economía evolucione en los próximos meses.
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