La ‘deseconomía’ del control de precios

Cuando se escucha la palabra escasez o desabastecimiento, es bueno experimentar buscando el control de precios como causa. El control de precios resulta ser siempre la reacción más instintiva y primaria de los malos gobernantes ante una contingencia en la producción, probando no sólo un escaso conocimiento del sistema de precios en un proceso de mercado, sino demostrando, además, la imposibilidad del esquema económico socialista.

La primera función que cumplen los precios en la economía es, precisamente, la de reflejar la realidad de aquella contingencia en la producción; permite descubrir dónde se encuentran las necesidades relativas de los productos y los bienes más valiosos; y permite que la sociedad coordine. Cuando, por el contrario, se determina un “precio justo” mediante sistemas de asignación, estos son tan ineficientes que no terminan por tomar en cuenta las necesidades y valoraciones de todos y cada uno de los individuos que componen la sociedad. El resultado: distorsión en aquellas señales (precios) sobre las cuales se guían los individuos que intervienen o se presentan en un escenario espontáneo de intercambio, para coordinar entre lo que ofrecen y demandan. Errores de coordinación generan escasez, o bienes y servicios sin demanda… pérdida, “deseconomía”.

Quienes defienden el ideal del socialismo, lo hacen porque presuponen que la fijación artificial de precios bajos no sólo no afectará este sistema de coordinación social, sino que, al contrario, será incluso mucho más efectivo. Sin embargo, toda intervención del mercado genera el efecto contrario al que quiere producir, es decir, el socialismo supone que la intervención del gobierno es lo que va a ajustar el mercado, que es imperfecto, a uno “perfecto”. El efecto de la intervención es exactamente el contrario, la intervención alejará al mercado como proceso mucho más de lo ya descoordinado que está como proceso dinámico.

Para el momento en que el comité de planificación de la economía soviética, Gosplan, llegó a controlar alrededor de quince millones de precios sin éxito alguno, el gobierno era capaz de enviar satélites al espacio pero no de solucionar el abastecimiento del jabón en polvo, o los problemas de las medias panty para los que el Comité Central asignaba comisiones.

Cuando la reforma de la Perestroika resultó necesaria, era evidente que los problemas de esta tesis ya no eran sólo de orden teórico, sino práctico, los soviéticos habían provocado enormes problemas de coordinación y reajuste en la división del trabajo, ya que al abolir la propiedad privada sobre los medios de producción y el comercio libre, cualquier incentivo para producir y vender desapareció. Es así que al no poder mantener un nivel de vida como en un sistema de mercado, el socialismo termina ocasionando hambruna y pobreza.

Pero el control de precios es incluso una de las principales causas observadas en Estados Unidos por haber casi perpetuado la Gran Depresión de los años treinta. Fraklin D. Roosevelt, mediante la creación de la Administración Nacional para la Recuperación (NRA, por sus siglas en inglés), determinaba un límite para la expansión de las empresas, el promedio de salarios que debía cancelarse, el número de horas que se debía trabajar y, desde luego, el precio de sus productos.

La NRA terminó su trabajo una vez que el Gobierno aceptó que no sólo castigaba los valores sobre los que había sido fundado su país, sino por el hecho de que los controles imposibilitaban una “división intelectual del trabajo”, porque los precios de mercado permitían que los empresarios descubriesen nuevo conocimiento, nueva información, nuevas oportunidades de beneficio que les lleva a actuar comprando barato y vendiendo caro, y así generar precios ulteriores, repitiendo el círculo virtuoso de generación de riqueza y asignación de recursos.

Ningún otro sistema puede competir en cuanto a productividad y nivel de vida con el libre mercado, a la vez que se demuestra que los gobiernos no sólo fracasan en resolver los problemas sociales, sino que empeoran las mismas condiciones que tratan de mejorar. ¿Por qué pensar que hoy sería diferente? En un contexto de pronta turbulencia económica mundial, ya muy pocos creen seriamente en el socialismo como un modelo viable de organización social, si no es para los nostálgicos y oportunistas, pero tampoco es momento para cantar victoria, pues todavía nos encontramos muy lejos de nuestra inherente condición humana de plena libertad individual.

Publicado en Los Tiempos, Página Siete y Hoy Bolivia.

2 Replies to “La ‘deseconomía’ del control de precios”

  1. Bueno no soy economista pero aqui te va mi punto de vista. Estoy totalmente de acuerdo que el control de los precios a los articulos de primera necesidad es un error tremendo aunque el descontrol de los mismos tb plantea ciertas interrogantes. Uno de los aspectos positivos que yo mas promuevo estando fuera del pais es el bajo costo de vida lo que por ende tb influye en el bajo costo salarial (a mi entender) lo que tb deriva en un pais atractivo para empresas que desean tercirizar o externalizar sus servicios tal es el caso de empresa desarroladoras de software que facilmente puede mover su produccion a cualquier parte del mundo. En este caso especifico Bolivia compite con paises como India o Ukrania cuyos precios en salarios son parecidos no asi en servicios en lo que bolivia tiene una ventaja. Ahora que pasa con todo esta desestabilizacion de los precios, esto deriva en un alza de precios por ende en un incremento salarial considerable. Entonces que pasa con empresas que tienen inversiones en bolivia que este ano de acuerdo con la ley tendran que subir 15-25 % en salarios entonces la cosa se vuelve inestable y les resulta mas conveniente moverse a otro pais. Me parece que si bien deberiamos pisar tierra y vivir en una economia sin subensiones o controles de precios es necesario ver alternativas para garantizar una cierta estabilidad

  2. ¿Qué pasa con empresas que tienen inversiones en Bolivia que este año, de acuerdo con la ley, tendrán que subir 15-25 % en salarios?

    El caso que mencionas respecto de los salarios es también un punto importante, pues algo que hay que remarcar es que el control de precios no sólo se delimita a los artículos de primera necesidad.

    Uno de los factores que provocan el encarecimiento de la inversión extranjera en el país está relacionado con la apreciación del boliviano. El Gobierno y el Banco Central han optado por el abaratamiento de las importaciones para reemplazar la cada vez más generalizada escasez en el país, pero esto tiene efectos solamente en lo inmediato, pues esto significa también el encarecimiento de la inversión extranjera, afectando a la generación de empleo el día de mañana. Es un problema de nacionalismo monetario que no desarrollaremos ahora.

    Ahora bien, por el lado de aquellos países donde se percibe un mayor salario promedio son aquellos donde existe mayores condiciones para lograr mayor calidad de vida también. Sin embargo, cada vez que se decreta el incremento del salario mínimo, por ejemplo, no sólo se está creando un incentivo para la negociación entre empleados y empleadores al margen de la ley, sino que se reducen las posibilidades de aquellos que están dispuestos a trabajar por un monto inferior al establecido por ley; y para los que desean conservar su empleo, deberán trabajar más tiempo o considerar la posibilidad de recibir un sueldo inferior al que conseguirían con su experiencia y nivel de instrucción calificado.

    Pero además, un empresario con sentido común, al considerar el costo total por trabajador (salario base, seguridad social, aguinaldos, vacaciones pagadas, etc.), se pregunta qué tanto aumenta la producción con el nuevo empleado, o si el costo por el mismo empleado será recuperado en el precio del producto adicional que se produjo.

    En un mercado de trabajo libre (sin regulaciones laborales), los sueldos se elevan hasta el punto en que los empleadores contratan al número de trabajadores que ellos necesitan, y los trabajadores dispuestos a emplearse por ese ingreso encuentran trabajo; es decir, no existe alteración (léase regulación) en el precio fijado por la oferta y demanda del mercado.

    En fin, definitivamente, todo control desincentiva cualquier inversión, pero si ésta tiene la posibilidad de trasladarse hacia un ambiente mucho más amigable para las inversiones, tal vez no con el mayor retorno, pero sí con mayores condiciones de largo plazo para el negocio, no dudará.

    El problema es tal y como lo observas. Bolivia está encareciendo (imposibilitando) la inversión y, por tanto, el costo de vida con sus crecientes controles.

    Gracias por comentar.

    Saludos.

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