Evo Morales acaba de sostener que no se debe prohibir el trabajo infantil ni limitar la edad a la que los niños pueden comenzar a trabajar, al referirse a una polémica ley para regular esta actividad que estudia el Congreso. Tiene razón, pero le explicamos el motivo.
El problema por el que los niños en Bolivia deben trabajar es sencillamente porque caso contrario se mueren de hambre, pero el problema que Evo Morales y su ejército de lambiscones no es capaz de advertir es que es su socialismo el que hace al país cada vez más improductivo. No es el capitalismo el que envía a los niños a trabajar a las minas, sino la improductividad, el derroche y el corplacismo socialista.
Para que los niños no tengan que trabajar es necesario que el trabajo en el país sea más productivo, se necesita cada vez más ahorro sujeto de capital bien invertido a través del mercado en maquinaria que haga los procesos productivos cada vez más largos e intensivos.
Cuando con el endeudamiento y gasto estatal se cree estar reemplazando lo que, por ejemplo, se logró durante los 90 con mucho o poco de mercado libre en el país en forma de inversión, el gobierno de Morales está haciendo cada vez menos disponible el ahorro y los bienes de capital, está provocando que lo mucho o poco de acumulación de capital que queda en Bolivia sea bien invertido para que los niños precisamente no tengan que trabajar; está terminando de condenar a cada vez más niños al trabajo, cuando al trabajador tiende a pagársele el valor de su aportación al proceso productivo con cada vez menor capital invertido y, por tanto, cada vez más caro.
Tal vez Evo Morales se haya puesto a pensar que gracias a los aviones y helicópteros que tanto le gusta comprar con dinero ajeno, probablemente su padre hubiese podido trabajar mejor en la zafra para que él no tuviera que empezar a trabajar a los 5 años, pero tal vez no se ha preguntado sobre quién es que recae el comprar helicópteros con dinero que no ha trabajado ni ahorrado él, que no es suyo, y sobre cuáles son las consecuencias hoy para los mismos niños de 5 años cuyos padres trabajan en la zafra.
Gracias al socialismo de Evo Morales, aquella sociedad en la que gracias a los bienes de capital bien invertidos y cuya productividad del trabajo de uno permite ganar suficiente como para que sus hijos no tengan que trabajar, está cada vez más lejos. Es tan sencillo como eso.