Una de nuestras mayores recomendaciones para la inversión de largo plazo son los metales preciosos, y en particular el oro. Es cierto, en estos tiempos de muy elevado riesgo e incertidumbre económica, por un lado, no son pocos quienes recomiendan el tradicional metal amarillo como refugio, y por el otro lado, probablemente la gran mayoría de los value investors con los que trabajamos preferirán recomendar la inversión en acciones de sólidas empresas que en conjunto podrían terminar reportando una rentabilidad anual de hasta el 15%, claramente superior al oro. Nosotros, en cambio, preferimos una combinación de atributos de renta fija y variable en los portafolios de inversión de largo plazo que estructuramos, y ahora apuntamos brevemente uno de los varios motivos.
Lo primero que hay que anotar es que no todo asesor de inversiones recomienda el oro físico (no futuros en papeles) en monedas o lingotes como uno de los componentes más importantes del portafolio de inversión a largo plazo. Muchas veces la recomendación viene por simple tradición o tendencia coyuntural, pero vivimos tiempos verdaderamente extraordinarios de cambios de paradigma sobre el propio sistema bancario, financiero y monetario a nivel global, que ya volveremos cubrir en su momento.
En estas extraordinarias circunstancias la buena y mala información abunda, pero uno de los aspectos más importantes para considerar al metal amarillo como un componente fundamental es que no supere una participación de más del 20%, primero porque el oro es altamente volátil y su precio es sujeto permanente de manipulación por parte fundamentalmente de los principales bancos central alrededor del globo, y segundo porque hay otros activos y metales preciosos que pueden jugar un rol de depósito de valor muy similar.
Ahora, fundamentalmente, en el actual entorno donde existen presiones deflacionarias muy fuertes por algunas de las zonas geoestratégicas más importantes del globo, y otras inflacionarias igualmente fuertes, es importante pensar que el oro juega contra factores de riesgo un retorno del –supongamos– 500% sobre un 20% del portafolio reporta un 100% de hedging del mismo portafolio, pero en entornos inflacionarios el oro es seguro en tanto y en cuanto las tasas de interés de referencia superan los niveles de inflación real. En entornos donde la deflación persiste, los gobiernos la combaten típicamente devaluando la moneda, provocando el incremento de la cotización del metal amarillo, pero también su demanda.
Como Whilhelm Röpke, asesor directo de Ludwig Erhard, uno de los padres del Milagro Económico Alemán de la Posguerra altamente inflacionaria, decía para situaciones donde los gobiernos pierden el control de la situación y actúan a la desesperada, decía:
El camino de la inflación reprimida termina en el caos y la paralización. Cuanto más empuja la inflación los precios hacia arriba, tanto más refuerza el Estado su aparato represivo, pero tanto más ficticio se hace el sistema de los precios controlados, tanto mayor es el caos económico y el descontento general, y tanto más se debilita la autoridad de Gobierno o su pretensión de seguir ostentando un carácter democrático.
Es por esto que es muy importante considerar que el oro no sea depositado en bancos, porque no estará disponible cuando más demandado o más necesitado sea en caos social, político y económico, sino que sea depositado en bóvedas independientes seguras y en jurisdicciones amigables con los derechos individuales de propiedad privada donde las probabilidades de los gobiernos se financien mediante devaluaciones agresivas sean las menores, y que de todas maneras ofrezcan facilidades logísticas y con garantía de traslado en ese sentido.
Eso sí, tan recientemente como el martes de esta semana el oro registró una caída de tres años ante la posibilidad de que Janet Yellen o Mario Draghi incrementen tasas tan pronto como en diciembre. Sin embargo, price is king, el oro no ha perdido el soporte de los $1.300, como sugiere el siguiente gráfico.
Esto podría significar que el objetivo de mantener una posición de largo plazo en oro físico se mantiene, porque la incertidumbre y los riesgos sobre los efectos secundarios de un incremento de tasas de interés por parte de la Reserva Federal o el BCE sin un plan o una clara estrategia de salida seguirían siendo mayores. Tal vez habría que esperar.