Algo extraño parece estar sucediendo, sobre todo si uno deja el celular de lado cuando viaja y levanta la mirada en los aeropuertos. No creo en las teorías conspiranoicas, pero si así lo hiciera podría pensar que hay algún acuerdo, al menos entre agunos intelectuales que influyen en la opnion pública, para uniformar el discurso.
Este es el caso de Juan Antonio Morales y Gonzalo Chávez. Ambos publicaron una columna (aquí y aquí) muy similar, el mismo día, en el mismo medio y sobre el mismo tema. Será simple casualidad, pero el error que muy humildemente creo que ambos cometen, sin que tenga animadversión alguna por ellos -es más pienso que es de lo mejor que hay en este momento- el error de ponerse a pensar ya en la era política posterior a Evo Morales y el Movimiento al Socialismo sin antes tratar con los problemas que no se avecinan, sino que están presentes.
Lo que plantean es el debate, y está muy bien, pero el foco está puesto en el lugar equivocado. Ponerse a pensar siquiera en una agenda “post evonomics” es una postura largoplacista peligrosa. Así como el tan afamado como equivocado Keynes decía que en un momento de crisis no vale preguntarse a qué se ha debido la crisis, que lo que importa es salir de ella cuanto ants y como se pueda, el largoplacismo adolece de no asumir la realidad del presente.
Parecería ser que con esta postura se quiere hacer la vista gorda y patear los problemas hacia adelante como quisiera un Gobierno que claramente diseña la política económica como quien reparte manotazos en la oscuridad. Todavía es necesario ver qué forma temrinará tomando la herencia del modelo que desde ya antes de la caída petrolera hace aguas.
En Bolivia hoy ya hay síntomas de una crisis económica generalizada mucho antes de entrar en recesión siquiera. Sí, es posible, es parte del evonomics y la crisis hay que asumirla con ideas y propuestas apropiadas. A ver quién se anima a identificar primero los principales problemas de la política económica a resolver, que de tanto mirar el horizonte podemos caer inadvertidos en el próximo agujero.
Solamente póngase a pensar en el efecto que ocasionaría una modificación en las tasas de interés y tipo de cambio. Ese es el gran desafío del momento, no los son los precios del petróleo, no lo es ni la deuda ni el déficit ni las reservas o los indicadores que dependen de su comportamiento y de los antojos del régimen de turno, sino el más que claro calentamiento de la economía cuyoas principales herramientas de acción inmediata son las mencionadas.
Y como dije ya muchas veces de manera incansable, es muy difícil o prácticamente imposible que las medidas correctas y en la buena dirección provengan de la esfera política, que a fin de cuentas todas se parecen demasiado de una u otra manera. ¿Alguien cree realmente que alguno de los líderes opositores hubiera hecho cosas radicalmente distintas o solamente con matices en materia de política económica? Los incentivos para la clase política y más aún para la gobernante son siempre los mismos y son igualmente perversos. Las propuestas deben ser preventivas y no deben elaborarse para los gobiernos, sino para los individuos para que sean capaces de defenderse de ellos ante cualquier eventualidad.
Déjeme ayudarlo a prever lo mejor y lo más seguro para su patrimonio y el de su familia. Póngase en contacto conmigo hoy.