La percepción sobre la salud de la economía de la región y en particular de Bolivia nunca es la misma entre los distintos clientes. Entre los más precavidos están quienes afirman con satisfacción que ya tienen su dinero en el exterior. Otros, los menos, lo han hecho considerablemente mejor trabajando hace ya varios años con expertos europeos o estadounidenses independientes muy entendidos en la materia, pero la sola apertura de cuentas de ahorro o incluso corrientes en el exterior ya no es garantía para protegerse de la voracidad fiscal local, como en un pasado no muy lejano. Para establecer una estrategia inteligente de preservación es indispensable saber que la gran banca internacional aún es muy peligrosa.
Con la crisis de Lehman Brothers y la explosión de toda la serie de burbujas de activos desde 2007 por todo Occidente, los gobiernos han crecido sobre la base de la misma batería de medidas que los llevó a la crisis en un principio: para resumirlo, represión fiscal y financiera para el ciudadano, y -cómo no- monetización de deuda para privilegiar a ciertos sectores. Nada de eso ha servido realmente, si no fue para lograr estabilidad relativa a cambio de hipotecar el crecimiento de largo plazo, mucho menos ha servido para solucionar los problemas sistémicos del sector bancario financiero, pero ahora que la marea parece empezar a bajar nuevamente, no vaya a ser usted a quien esta vez encuentren desnudo.
Olvídese por un momento de que Deutsche Bank o Monte dei Paschi en Europa hayan ocupado las portadas en los últimos meses. Es cierto que la tendencia al alza de los mercados en EE.UU. ha sido generalizada desde que Donald Trump asumió mandato y empezó a hablar de la desregulación del sector bancario financiero, pero este comportamiento es particularmente sospechoso cuando sigue siendo igualmente o más peligroso que en la última gran crisis de 2008, con Dodd-Frank y Basilea III incluídas.
Desde el 10 de marzo, los seis bancos estadounidenses más grandes (JP Morgan Chase, Bank of America, Wells Fargo, Citigroup, Goldman Sachs y Morgan Stanley) han subido en conjunto un 33,5%. BofAML encabeza la lista con un aumento del 48,8% en sólo tres meses. Las acciones de Goldman Sachs y Morgan Stanley subieron un 36,6%. Desde la crisis de 2008, los activos de los seis grandes bancos han aumentado en un 21%, y los de los cuatro más grandes en un 25%.
Como ha demostrado ya Robert J. Shiller, Nobel de Economía 2013, el sobre optimismo generalizado puede llegar hasta la “exuberancia irracional”, cuando las valoraciones de activos llegan a divorciarse de los fundamentales económicos formando una burbuja.
¿Se trata de una burbuja? Del total de los Global Derivatives Notional de $544 billones (en castellano), los seis bancos más grandes sostienen $168 billones de dólares. Comparando esa cifra con sus activos totales, se obtiene un apalancamiento de 24 veces, sólo un poco menos que el apalancamiento de sus derivados antes de la crisis de 2008.
¿Cuál podría ser el detonante de la explosión de esta posible nueva burbuja? Por ejemplo, en el sector real, el comercio minorista acaba de entrar en una crisis profunda al cerrarse ás de 8600 tiendas de cadenas de ropa como Macy’s, JC Penney y Sears, y el cierre de varias decenas de centros comerciales. Peor aún, desde que Lehman explotó, Canadá fue un gran refugio para el capital estadounidense. La banca canadiense era muy respetada y fue elemento de estudio sobre por qué no había sufrido un efecto contagio tanto durante el auge como durante la caída estadounidense. Sin embargo, la propia burbuja inmobiliaria canadiense acaba de explotar. ¿Cómo sería el efecto contagio sobre EE.UU. y su banca?
Las regulaciones de Dodd-Frank obligan a los bancos a elaborar un plan anti crisis que no implique el uso de fondos de los contribuyentes, e incluyendo Goldman Sachs, Morgan Stanley y BofAML, cinco de ocho bancos reprobaron los test de estrés, y tampoco respondían al Código de Bancarrota. El único que aprobó con necesidad de mejoras fue Citigroup.
Más aún, la mora bancaria está en un máximo de 42 meses, los impagos de préstamos subprime para automóviles están en su nivel más alto desde la crisis de 2008, los impagos y los créditos con riesgo de impago están aumentando. Según Forbes, 62 compañías incumplieron una deuda de $59.300 millones, un 57% más que los $37.700 millones en impagos que en 2015. Aparentemente sí, a juzgar por las condiciones bajo las que actualmente opera el sector bancario financiero, parece tratarse del pico máximo de la última etapa de auge estadounidense, la más larga y pronunciada a la fecha.
A estas alturas ya no se pregunte qué harán o qué pueden hacer ahora los gobiernos, póngase en contacto conmigo ahora para ayudarlo a prever lo mejor y lo más seguro para preservar su patrimonio.
Artículo publicado en Página Siete.