Es momento de establecer un límite para el martirio que el fracaso del sector público significa para los privados. Se acaba de tener conocimiento de algo que ya se preveía, que la utilidad neta de las empresas públicas se desplomó en 87% en los últimos dos años. El modelo es un auténtico fracaso.
El hecho de que estas empresas no produzcan lo que el mercado demanda realmente y no generen valor fue develado ya con el inicio de la desaceleración en 2013, y fue mucho más evidente desde 2014, cuando cayeron los precios petroleros. Está claro que estas empresas no existen porque satisfacen una demanda real efectiva de mercado, sino porque la subvención petrolera lo permitía, por eso el modelo jamás fue sostenible.
Probablemente ninguna de estas empresas debió haber existido nunca. Sin embargo, en vez de que ahora se ajusten o incluso se liquiden, se las mantiene mediante el incremento de deuda, impuestos, embargos, confiscaciones e inflación contra la empresa privada, que sí genera valor, y la ciudadanía en general; y todavía creen que es un mérito que gasten más que el conjunto de las empresas privadas formales que todavía existen.
Y si no es que el modelo no se mantiene ni siquiera con elevados precios petroleros, el problema no está en la falta de ingresos, sino en el desborado gasto estatal (incluyendo autonomías). Esto ya lo vivimos desde fines de los 70, cuando agravaron los problemas hasta llegar al escenario donde fue necesario el DS 21060 primero, y el Plan de Todos después. La diferencia está en que a diferencia de Siles Suazo, ahora pretenden quedarse indefinidamente, y ya han demostrado por demás que están dispuestos a absolutamente todo. Y aunque nadie dice que el escenario de los 80 vaya a repetirse, el peligro es que no existe garantía alguna para que así no sea.
Fíjese, solamente en abril, el margen de maniobra para la elaboración de esta estrategia consecuente se ha estrechado considerablemente:
- Incrementaron el impuesto a la salida de capitales
- Incrementaron el impuesto de herencias y sucesiones
- Incrementaron el salario mínimo y el haber básico
- Elaboran una ley para sancionar a quienes utilicen paraísos fiscales
- Es muy probable que determinen un nuevo doble aguinaldo
Es necesario poner un límite ahora. Esperar a que las medidas correctas y en la buena dirección provengan nuevamente de la política es un grave error, más aún si todavía se mantiene escéptico sobre el futuro y la gravedad del asunto, y dilata la toma de decisiones. Es necesario elaborar una estrategia que permita lo mejor y lo más seguro para su patrimonio y el de su familia ahora que el tiempo ya apremia para hacerlo con detenimiento. Póngase en contacto conmigo ahora.