Estamos tratando de dedicarle cada vez menos de nuestro tiempo y recursos al diagnóstico sobre la economía de Bolivia, que es el más riguroso y anticipado, para reforzar la alternativa al problema, es decir, en nuestra oferta: seguridad y tranquilidad invirtiendo en el exterior de manera legal y estructurada con estrategias de preservación de capital de largo plazo. Las probabilidades de que suceda algo extraordinario en el país y de que no lo hayamos previsto en lo que resta del año son bajas, pero la prevención tiene que convertirse en acción antes que después.
De cara a los desafíos de 2018, primero tome en cuenta lo que ya estuvimos sosteniendo:
- Ya habrá momento para volver a invertir en el país.
- No es posible ni es nuestra misión predecir el futuro en términos de tiempo y espacio, sino de causa y efecto.
- El momento actual, típico de burbuja, aún puede ser comparado con el FOMO: The Fear of Missing Out, la ansiedad o comportamiento compulsivo que sufre uno por no perderse un evento (o tipo de inversión) al que todo el mundo acude sin saber qué obtendrá exactamente a cambio.
- Nadie que se precie de ser un analista o investigador serio se atreverá a afirmar categóricamente la existencia de una burbuja de activos, pero tampoco de asegurar que no la exista, aunque todo apunte a que sí. Las burbujas se confirman sólo una vez que revientan.
- Los riesgos que se están tomando en esta particular etapa de ajuste de la economía son definitivamente mayores a los que se podría haber considerado en un principio, y la incertidumbre inasumible (no importa lo que haga, el ajuste generalizado es inexorable).
- Para advertir aún mayor riesgo e incertidumbre de corto plazo, dejemos que sea otro quien gane el último centavo que quede en el mercado. En todo caso, es mejor adelantarse un año que llegar un minuto tarde.
Ahora, para considerar las medidas al respecto, considere que, a estas alturas, el balance del año con nuestras gestoras de fondos de inversión en el exterior es más que positivo. Solamente una de ellas, que opera tanto con renta variable como fija, ha logrado cerrar el tercer trimestre con una rentabilidad del 2.85%, un 9.02% en el año, 20.51% a doce meses, un 51.24% a cinco años, y un 8.63% anualizado. Es decir, fue el mejor fondo por rentabilidad a uno y cinco años.
Pero si trabajamos con gestoras que operan en y desde Madrid, se preguntará cómo afectó las carteras un problema como el catalán. Pues en nada. La metodología de inversión de nuestras gestoras lo advierte. Por ejemplo, otra de nuestras gestoras, operando solamente con renta variable, ha logrado un incremento del 30% en su cartera ibérica y un 20% en su cartera internacional en los últimos dos años, y desde enero de 2016 un rebote del 50% en ambas carteras. Y no sólo eso, sino que el potencial de cada una es del 55% y 85% respectivamente.
En términos generales, sobre todo las gestoras con metodología value (sólo renta variable) y long only (mínimo de 5 años), tienen un track record del 16% de rentabilidades anuales promedio en un período de 22 años (superando la Crisis Asiática, Lehman Bros., la burbuja inmobiliaria española), llegando a administrar más de €5.000 millones en activos.
Y, por favor, no estamos hablando de hedge funds estadounidenses de high-frequency trading, que invierten en bolsa dependiendo de su tendencia de muy corto plazo, sino de gestoras de fondos europeas que hacen análisis micro riguroso e invierten a largo plazo en empresas concretas como Alphabet, BMW, Samsung, Hyundai, etc. a través de bolsa e indistintamente de su tendencia.
Esto ya tendría que ser más que suficiente, pero yo sé que quiere saber más. Contacte conmigo ahora si necesita de mi orientación personal. Escriba un par de párrafos identificándose y describiendo su situación. Responderé pronto.