Mucho se ha hablado sobre el debilitamiento del dólar en las últimas semanas, y que se ha acentuado en comparación a, por ejemplo, inicios de 2017 con el comienzo de la era Trump. Las inversiones que están directamente expuestas al dólar han tomado cierto riesgo en ese sentido, pero veamos qué podría estar deparando dicha debilidad en este comienzo de año para la estabilidad económica global y, desde luego, las inversiones.
Los principales bancos centrales del globo, empezando por la Reserva Federal, vienen anunciando no sólo que continuarán con el retiro gradual de los estímulos iniciado ya a fines de 2013 y el incremento de tasas en diciembre de 2015, sino que, además, empezarían a reducir el hipertrofiado tamaño de sus balances tan pronto como a inicios de 2018. No obstante, y si bien los mercados parecen estar esperando un incremento controlado de la inflación que no supere el 2%, los entes emisores siempre pueden perder ese control sobre la inflación y que se dispare muy por encima de los niveles proyectados.
Este elemento significa que hay que tener mucha cautela, porque, de hecho la volatilidad ha empezado a notarse al momento en que se registra un importante sell-off de bonos alemanes, por ejemplo, cuando la bolsa americana se encuentra en máximos con el Dow Jones por encima de los 26.000 puntos.
Y no sólo eso, aquel temor de que un incremento demasiado apresurado de las tasas de interés provoque la explosión de alguna burbuja de activos que pueda haber ocasionado el mayor programa de monetización que se haya visto nunca alrededor del globo por parte de los principales bancos centrales, así como un incremento demasiado tardío que pueda seguir inflándola, sigue presente.
Pero hay motivos para el optimismo que ya manifestamos gracias al crecimiento sincronizado de las primeras economías y la decidida rebaja de impuestos en EE.UU. por parte de la administración Trump, que, de hecho, ya provocó que Apple y Exxon hayan anunciado una inversión de $350.000 millones y $50.000 millones, respectivamente, en EE.UU. en los próximos cinco años, y que, por lo mismo, se haya registrado un ‘diluvio’ de incremento de salarios.
Por su lado, en la Unión Europea el Banco Central Europeo, a pesar de que el euro cotiza ya al 1,25 contra respecto del dólar, observa una inflación solamente del 1,3% cuando su objetivo es una inflación del 2%, por lo que podría no tomar ninguna medida adicional para incrementar tasas en el corto plazo, y además mantener el programa de compras al menos hasta septiembre. Es decir, no habría guerra monetaria de corto plazo con la Fed a la vista.
Por esto, definitivamente, la volatilidad que ha empezado a registrarse ante una aparente corrección, y es muy probable que incluso se incremente en las próximas semanas, pero no necesariamente por eso habrá pérdidas de capital, sino todo lo contrario, habrá mayores oportunidades.
Algunas de las gestoras de fondos de inversión con las que trabajo en el exterior aplican un método de largo plazo alejado de las emociones que provocan que los inversores en general abandonen el mercado ante caídas violentas o ante un incremento de la volatilidad inmediata, vendiendo participaciones por lo que cotizan y no por lo que realmente valen, pero será pues ese, precisamente, el momento en que los inversores de largo plazo las compren. Es por esto, justamente, que invertir a largo plazo es mucho menos difícil, y por lo que la volatilidad derivada de la incertidumbre sobre el dólar en este breve período próximo es bienvenida.
Si necesita de mi ayuda personal para invertir a largo plazo en el exterior ante momentos de creciente incertidumbre, escríbame brevemente describiendo su situación. Le responderé pronto.