No falta quien todavía diga “pero estamos bien”, o reproche diciendo “desde hace mucho dices que va a venir el lobo,” pero lo que no parece haber quedado claro aún es que lo que vendo es crisis, no miedo ni pánico. Para explicar qué significa esto, primero voy a contarte de manera muy sencilla por qué estoy tan seguro de que se han establecido las condiciones para que una crisis económica en Bolivia sea inminente.
El mito de la falta de demanda agregada
Vamos a ver. El crecimiento sano y sostenido de cualquier economía está determinado por el ahorro correctamente capitalizado por el mercado en forma de inversión, no por su consumo. La demanda de un individuo se ve limitada por su capacidad para producir bienes, porque cuantos más bienes puede producir un individuo, más bienes puede demandar y, por lo tanto, adquirir. Por esto la correlación positiva y directa entre la caída sostenida de la libertad económica del país y su capacidad de producir, con la caída de su demanda. Sin embargo, en La Paz lo ven todo exactamente al revés desde hace ya 12 años, y persisten en su error.
Por ejemplo, ya se verán las ilustraciones de este absurdo keynesianismo de libro con el que asumen los desastres naturales por todo el país, cuando terminen de hacer efecto contable. Con seguridad que en el primer trimestre las cifras del PIB se dispararán por obras de reconstrucción, pero no de auténtica realización económica. Se atribuirán el hecho como un acierto y prueba irrefutable del éxito de la política económica. De hecho, no sólo que ya descartaron plan alguno de austeridad, sino que los desastres son el mejor pretexto para justificar el incremento del gasto a mano armada y ratificar el crecimiento del 4.7% y consecuente doble aguinaldo hasta mediados de año.
Pero ahí no termina todo. Si al menos el endeudamiento público, que es cada día más difícil de financiar, tuviera el objetivo de reducir el déficit, estaría relativamente justificado, pero está orientado al incremento del gasto, al estímulo de la demanda agregada. Una vez más, están seguros de que al aumentar el gasto público aumentaría el crecimiento, por tanto, la recaudación y, finalmente, la reducción del déficit, pero esto jamás ha funcionado ni va a funcionar. Que entiendan pues que es posible que el país llegue a crecer a máximos niveles, pero no tener qué comer al mismo tiempo.
La mentalidad correcta para asumir la crisis
Que aún no haya sucedido lo peor no quiere decir que nada malo sucederá, o que lo menos probable no es posible. El sobreoptimismo puede resultar demasiado caro. Peor aún, la complacencia lleva justamente a la inestabilidad porque presupone que todo está bien, entonces llega el momento en que el mercado, con sus propios mecanismos de funcionamiento, lleva a la economía inexorablemente a corregir los errores de juicio económico y de inversión que se haya estado cometiendo. No es nada fácil ir a contracorriente cuando la falta de demanda agregada es probablemente uno de los mitos más extendidos de la historia moderna del pensamiento económico, pero es cada vez menos difícil a medida que la evidencia de lo que está mal se va acumulando. La estabilidad puede perderse de un momento a otro, y cuando ya todo sea suficientemente evidente, simplemente será tarde.
Esto no se trata de ser pesimista u optimista. Con una actitud correcta para asumir los desafíos de una crisis generalizada se puede perder poco, pero con el conocimiento adecuado y la suficiente perspicacia empresarial e inversora para identificar oportunidades extraordinarias de beneficio en el mercado realmente se puede lograr mucho, como los mejores inversores de todos los tiempos.
“Be fearful when others are greedy. Be greedy when others are fearful.” – Warren Buffett
“If there’s a huge drop, it’s probably a good time to buy. In terms of panic buying or crisis situations, that’s normally the way to play.” – Jim Rogers
“The time of maximum pessimism is the best time to buy, and the time of maximum optimism is the best time to sell.” – Sir John Templeton
“The time to buy is when there’s blood in the streets, even if that blood is your own.” – Baron Rothschild
“The stock market is filled with individuals who know the price of everything, but the value of nothing.” – Philip Fisher
“Only when the tide goes out you discover who’s been swimming naked.” – Warren Buffett