La reducción del encaje legal para incrementar la liquidez en el sistema en mayo de 2017 ha servido de tan poco, que tan solo un año más tarde el Banco Central de Bolivia acaba de volver a reducir el encaje legal, de 35% a 25% para depósitos a plazo fijo mayores a 720 días, y de 43% a 25% para otras cuentas en dólares, con el mismo objetivo: re-apuntalar las reservas, que vuelven a caer, y reducir todavía más las tasas de interés.
Esto no significa más que una operación que no soluciona nada, sino que pretende huir de la desaceleración hacia adelante en la eterna espera de que las cosas se solucionen solas en el camino, que el precio del gas rebote y se mantenga, y que las empresas públicas alguna vez sean rentables. La pregunta es ¿qué pasará cuando el incremento de liquidez ya no consiga el efecto deseado finalmente, o cuando ya no haya posibilidad de incrementar la liquidez? Lo de siempre, “ya veremos luego, en el entretanto seguiremos jugando de corto plazo en corto plazo con la esperanza de no precipitar el sistema.”
Las tasas de interés tienen que volver a subir más temprano que tarde, primero porque han permanecido artificialmente bajas durante demasiado tiempo, y porque están generando mayor distorsión tanto en el sistema financiero como en el sector real: por mucho que el crédito abunde, el público no lo está tomando porque ya desde 2013 está reacomodando su demanda a la realidad, se está desapalancando, se está reajustando. Y para ilustrar la situación no es necesario más que observar las patas cortas que tiene la relación del nivel y permanente incremento de la mora con la reprogramación de la cartera.
Reducir pues el encaje legal para incrementar la liquidez en el sistema y mantener tasas artificialmente bajas no es el camino, primero porque los problemas que tiene la economía no son aislados y pasajeros, sino estructurales y generalizados, y luego porque sólo provoca un mayor deterioro de la calidad del balance del sistema, como advertimos hace un año. Mientras no se modifique la estructura laboral y productiva, y se insista con las medidas cosméticas y parciales, el país va a seguir perdiendo la poca capacidad real de generación de riqueza que todavía tiene.
Incrementar arbitrariamente la liquidez en el sistema no es más que cerrar los ojos, contener la respiración y cruzar los dedos.