En estos días el peso argentino se ha terminado desplomando en los mercados, a raíz de que el Gobierno de Cambiemos ha recurrido al FMI por un auxilio financiero; la gente ha vuelto a refugiarse en el dólar porque no confía ni siquiera en un gobierno como el de Mauricio Macri. ¿Qué significa haberlo hecho? Que la política económica, al carecer de un plan, no difiere demasiado de la de la era K.
El principal problema de los últimos años en la Argentina de los Kirchner fue sostener el mayor nivel de gasto público posible, al punto del default sobre la deuda pública externa, (recuerde el problema con los ‘holdouts’ o fondos ‘buitre’) y falsas devaluaciones (como cuando decían que habían devaluado solamente a 8 y en realidad lo habían hecho a como 12).
Más tarde, cuando Macri asumió gobierno, decidió evitar el ajuste sobre la herencia K, y prefirió mantener el mismo nivel de gasto e incluso incrementarlo, y soltar el tipo de cambio presuponiendo que no provocaría inflación. Sin embargo, ahora, más temprano que tarde, la economía argentina parece acercarse cada vez más rápido a un dólar a 25 pesos de mercado que al 20 proyectado del gobierno, por eso recurre ahora al FMI por más deuda, justo, además, en un contexto en el que la era del dinero extraordinariamente barato y los precios de los commodities extraordinariamente altos se terminó.
Con Macri las cosas cambiaron para que, al evitar el ajuste, no cambiara nada. Solamente en los últimos dos años, Argentina colocó casi $60 mil millones de deuda, fue el país que más deuda colocó de todos los países emergentes, el doble que Arabia Saudita ($30.000), el triple que Indonesia ($20.049) o México ($19.907), y cuatro veces más que Rusia ($14.055). Tal vez esto se justificaría si los fondos sirvieran para financiar la transición de un modelo cerrado como el K, a un modelo abierto, pero nada más lejos de la realidad; Macri pretendió matar demasiados monstruos con una sola bala y, además, la equivocada, en la eterna espera de que todo se arreglara solo en el camino.
Ahora bien, planteando un escenario similar para Bolivia, a propósito de los nuevos billetes, en esta semana se ha vuelto a escuchar la ya muy vieja cantaleta de que si se devaluara el tipo de cambio todo estaría mejor como por arte de magia, es decir, justamente lo que hizo Mauricio Macri en Argentina, autofinanciarse devaluando el peso argentino respecto del dólar, para insistir en los mismos niveles de gasto por temor a que el caudal político cautivo se le diera vuelta hasta el punto del caos social y la ingobernabilidad.
En tanto no se ajuste, es decir, mientras no se deje de emitir moneda, se congele o incluso se reduzca el gasto, y no se reduzca el tamaño del aparato público, reduciendo simultáneamente el número de sus atribuciones y competencias sobre la economía, esta clase de gobiernos le seguirán restando seguridad real a su patrimonio con cada día que pasa, incrementando impuestos, la represión financiera y la inflación para autofinanciarse, y todo con la retórica típicamente populista de la sensibilidad social; el problema es el déficit, no cómo financiarlo.
Argentina es un país donde la gente ha perdido sus depósitos e incluso sus empresas solamente por el déficit fiscal, pero cuando se observa a un país como Bolivia gastando a manos llenas, incrementando el déficit y la deuda hasta su límite máximo simultáneamente, nadie se inmuta.
No olvide cuál es mi trabajo, me dedico a estar atento por usted sobre todo lo que puede fallar en su entorno y preverlo, con el objetivo final de preservar su patrimonio en el largo plazo. Hay cosas que tal vez se piense que tienen muy poca probabilidad de suceder, pero eso no quiere decir que no vayan a suceder en el momento menos esperado.
Si necesita de mi ayuda personal para conocer algunas de las mejores maneras de proteger su patrimonio de un escenario definitivamente más complejo cada vez, contacte conmigo ahora explicando su situación, y pronto le responderé.