Ya vi hacer esto antes a Bryan Caplan, Huerta de Soto y Ray Dalio, cada uno con sus propios estilos. Siempre me pareció buena idea, pero nunca se me había ocurrido sistematizar este tipo de conocimiento, porque era un escéptico o ni siquiera sabía que ya tenía mucho de él, ni mucho menos que eventualmente lo necesitaría, o que al compartirlo le podría servir a alguien más sin esperar nada a cambio.
A fin de cuentas, cuando ya hace algunos meses empecé a armar estos puntos en vista mis 35 hoy, también empecé a buscar los mismos en gente extraordinariamente exitosa que respeto, admiro y sigo, y encontré que, de una u otra forma, todos ellos los tienen y que se asemejan mucho entre sí, así que esto estará aquí para cada vez que lo necesite y que el éxito siga tomando forma en un proceso de mejora personal que jamás termina.
- La felicidad no es otra cosa más que la prueba diaria de tu integridad y el resultado de la lealtad hacia tus propios valores. La felicidad no es el medio para alcanzar fin alguno, sino que es un fin en sí mismo. Si esperas a ser feliz solamente cuando las cosas cambien de la manera en que las ves, nunca alcanzarás la felicidad. Eres tú el que tiene que cambiar.
- Tienes que saber qué es lo que quieres y por qué, qué visión tienes de tu futuro, quién eres y en qué quieres convertirte. Concéntrate siempre en lo que quieres, y solamente como punto de partida, si no sabes por dónde ni cómo empezar, si no sabes lo que quieres, empieza por reconocer quién no eres, lo que no quieres para tu futuro. Muchas veces saber qué es lo que no sabes, es más importante que lo que sabes.
- Aprende del poder de tener un auténtico propósito de vida, algo que te mueva e impulse hacia adelante, alguna obsesión consciente y con significado que te impulse hacia el futuro. Tener un propósito de vida no sólo te impulsa hacia adelante, sino que te permite superar obstáculos circunstanciales. Levantarte luego de una caída te ayuda a superar un mal momento, un mal día, una semana, un mes, todo un año.
- El éxito no está definido ni determinado por nadie más que por tí mismo, y la manera de combinarlo correctamente con la felicidad es la experiencia de recorrer el camino hacia tu propósito de vida haciendo progreso concreto, por muy pequeño que sea e incluso si los planes y el mismo propósito cambian en el camino. Vivir tratando de alcanzar las expectativas que alguien más tiene de tí te esclaviza. El propósito no tiene que ver tanto con lo que quieres y que alguien puede darte, sino con utilizar tus fortalezas para servir.
- Cuida de tí mismo, prioriza tu bienestar mental, emocional, espiritual y físico. La calidad de tus pensamientos determinan aquello en lo que te conviertes, lo que sientes determina lo que atraes, y lo que imaginas determina lo que eres capaz de lograr. Entrena tu mente para hacerla más fuerte que tus emociones, que de poco sirven. Tu instinto natural te impulsa a hacer más para evitar dolor que para obtener placer, pero usa la razón, si no arriesgas no creces.
- La manera de medir tu éxito no es comparándolo con el de alguien más, sino haciendo progreso con el que eras tú mismo el día de ayer. Así que aprende a celebrar cada pequeña victoria personal y la de los de tu entorno, y que no se quede solamente en tu cabeza. Marca cada logro en tiempo y espacio. Si lo haces te darás cuenta de que tú y los de tu entorno hacen progreso, cada vez más y mejor.
- Si en tu entorno tienen dificultades para tener éxito personal, ofréceles ayuda siempre, y si no la aceptan, respeta su decisión, tal vez no hacer nada es una manera de ayudar, o tal vez necesitan encontrar la manera por su cuenta justamente para crecer.
- El hombre tiene derecho (natural, no positivo) a la búsqueda de su propia felicidad, y debe alcanzarla por su propia cuenta, pero no es correcto que sacrifiques tu vida por la felicidad de nadie, ni exigirle a nadie que sacrifique su vida por tu felicidad ni la de nadie más.
- La mejor inversión que puedes hacer es en tí mismo. Identifica y explota tu talento, refuerza tus ventajas competitivas. Cultiva en tí mismo un apetito voraz por adquirir nuevo conocimiento, idealmente a través de muchísima lectura. Aprende a trabajar más duro contigo mismo que en tu trabajo. Eso de que si trabajas duro en tu trabajo te ganarás la vida, pero que si trabajas duro en ti mismo puedes hacer una fortuna, es cierto. Desarrolla tus habilidades, trabaja en tu filosofía, tu pasión, en tu actitud, personalidad, lenguaje, comunicación, desarrolla todas tus habilidades y comienza hoy. El resultado será una fuente de dividendos permanentes por el resto de tus días.
- Puedes vivir evitando la realidad, pero no puedes evitar las consecuencias de vivir evitando la realidad. Life doesn’t happen to you, it happens for you. No eres una víctima. Si con cada momento adverso reaccionas preguntándote por qué te pasa a tí, no sólo que no encontrarás la respuesta, sino que te llevará a engañarte a tí mismo sobre las causas, y te impedirá aprender de tus errores para continuar con tu camino.
- Las cosas no siempre resultan como uno quiere, diseña y planifica, pero, al mismo tiempo, nada está determinado por tus circunstancias. Hay cosas que puedes cambiar, y hay cosas que no. Tú sabes perfectamente lo que puedes cambiar y lo que no. Prolongar innecesariamente el sufrimiento de alguna frustración es una mala decisión.
- Sé siempre optimista, aunque con el cuidado de no hacerlo de manera ingenua. Crea el hábito de ver el lado positivo de las cosas. Solamente con esa actitud que puedes seguir adelante, crecer y ser cada vez mejor que tu versión anterior. Ser negativo te condiciona y compromete tu libertad personal, obstruye tu habilidad para encontrar cualquier salida o solución, te hace buscar culpables en otros o en tí mismo, sin encontrar nunca ninguna respuesta útil. El pesimismo siempre se proyecta en tus acciones con consecuencias que ni imaginas. Al programar tu mente con optimismo, tu cuerpo produce serotonina para aliviar el ánimo, endorfina para generar felicidad, y dopamina para el placer y la motivación, de manera natural. Esto no es infundado.
- Las relaciones de pareja son como cualquier relación contractual, y así como en todo negocio hay acuerdos que a fin de cuentas se traducen en dinero, las relaciones de pareja deben contar con sus propios acuerdos y medios de cambio, que no pueden traducirse en nada que no sea la virtud individual que mutuamente inspiran las ganas de ser cada dia mejores.
- Nadie quiere a nadie de manera indiscriminada, ni por lo que los demás hacen por uno, sino por sus valores, por sus virtudes; quieres solamente a quien se lo merece, a quien sea capaz de reconocer sus errores y tenga la voluntad legítima de corregir sus defectos, y además quiera mejorar por sí misma y no por tí.
- La ambición es una simple fantasía si no está acompañada de acciones concretas. Establece una meta, escríbela y desarrolla un plan con acciones claramente definidas para alcanzarla. No hay garantía alguna para conseguirla, pero si no empiezas, nunca saldrás de la duda de lo que eres capaz, y pocas cosas son peores que la indecisión, el miedo y el arrepentimiento. Pensar demasiado sobre cualquier cosa es una pérdida de tiempo, y el tiempo nunca vuelve. Actúa. Una acción imperfecta es mejor que ninguna acción.
- Pensar demasiado en el futuro te aleja del presente. Claro que hay que prepararse para el futuro, hay que prepararse constantemente para poder sacar el máximo provecho posible a cada oportunidad única que se presente. Sin embargo, tampoco puedes permanecer en estado de preparación y dejar que las oportunidades pasen de largo. Así como hay mucha gente que sufre atrapada pensando en el pasado, en lo que podía haber sido si hubiera estado preparada, también es posible sufrir atrapado pensando en el futuro, preparándose indefinidamente para el futuro, postergando el presente, pensando que el presente no es el mejor momento y que, a cambio del sacrificio del presente, el futuro será siempre mejor. Ir hacia adelante buscando lo que hay detrás de cada esquina es una equivocación.
- Es mejor no hablar demasiado. Deja que tus acciones hablen por tí. Inflar tu propio ego es una pérdida de tiempo y no te sirve ni a tí ni a nadie. Cuando seas el mejor para algo se lo contarás a todos, pero cuando seas extraordinario ellos te lo dirán a tí.
- Aprende a manejar el estrés, a descansar y meditar, y conviértelo en un hábito. No hay otra manera de seguir adelante cuando las cosas no andan bien. Emotion comes from motion. La forma en que te mueves determina cómo te sientes. Si no te sientes bien, muévete, sal a correr, haz ejercicio, haz un paseo, un viaje acompañado, solo o en equipo. De nuevo, sigue generando serotonina (alivio), endorfina (felicidad), y dopamina (placer y motivación) en tu cuerpo.
- Para mantenerte motivado cuando las cosas vienen malhadadas, aprende a cambiar tu manera de ver las cosas, y las cosas cambiarán para tí; también esto es cierto. Aprende a sobrellevar tus derrotas y capitaliza, conviértelas rápidamente en aprendizaje preguntándote cuáles son los beneficios de ese nuevo conocimiento adquirido.
- Aprende a comunicarte, a comunicar tus ideas y emociones (asertividad), y a identificar en otros su mejor manera de comunicarse incluso con la postura. Simplemente manteniendo una postura de confianza, incluso cuando no te sientes seguro, puede aumentar tu sentido de confianza e incrementar tus probabilidades de éxito.
- Nunca tengas el temor de hacer cambios radicales ni mucho menos de ir a contracorriente, en contra del consenso de la mayoría. No necesitas ni amigos ni malos socios para hacer y estar en lo correcto. El instinto personal es mucho más importante que lo que puede aparentar.
- Aléjate y olvida a la gente que no acepta sus errores, que escapa de sus problemas en vez de asumirlos, que no está dispuesta a mejorar, que no tiene integridad ni principios, que es tonta, deshonesta y desleal, irrespetuosa y desconsiderada, lambiscona, negativa y envidiosa, que busca siempre el camino fácil, que carece de ambiciones y propósitos, que va por la vida empujada por el viento, que no están muertos ni vivos. Alguna gente sí cambia, pero ni les debes tu tiempo ni su mejora es tu responsabilidad. Hay gente que simplemente merece el olvido.
- Busca gente inteligente con la que puedan crecer juntos, que se ayudan mutuamente con legítimo interés y sin segundas intenciones. Rodéate de gente creativa, innovadora, sin complejos desmedidos de inferioridad ni superioridad, de gente en paz.
- La política no es la única ni mucho menos la mejor manera de solucionar problemas, de cambiar todo aquello con lo que no estás conforme en tu entorno. Es más, la política es el problema. En cambio, emprende, haz empresa, piensa en cómo solucionar problemas de gente que ni siquiera conoces a cambio de un legítimo beneficio, y serás retribuido por generar valor de mercado, y en función del tamaño del problema que estás solucionando. No fuerces a los demás a vivir como tú lo imaginas. Emprende, innova, arriesga.
- Si quieres ser economista y tu objetivo es encontrar la romántica fórmula contra la pobreza, mejor estudia a los auténticos generadores de riqueza, a los ricos, a los que han salido de la pobreza por sí mismos solucionando problemas de los demás. Todo lo demás es -muy diplomáticamente hablando- una equivocación. Estudiar la pobreza es un autoengaño interminable. Olvídate de la economía del desarrollo, del asistencialismo, el altruismo y la caridad, del diseño ingenieril de la sociedad. Deja de perder tu tiempo y el de los demás. Entiende la economía como un proceso dinámico y espontáneo, donde los hombres actúan e interactúan formando instituciones de origen espontáneo y evolutivo que permiten convivir en sociedad a lo largo de períodos muy dilatados de tiempo, no como la torpe y mecanicista idea de seres humanos que asignan, cambian y mueven cosas y objetos materiales de un lado para otro, comportándose, además, como átomos y bacterias que no se equivocan ni cambian de parecer de un momento para otro sin generar valor de mercado. Entiende el origen, rol y alcance de la propiedad privada no solo en la economía, sino en en el desarrollo de la propia Civilización Occidental.
- Tienes que tratar de emprender al menos una vez en la vida. Si eres de los que piensan que si fuera fácil no lo harías, entonces sabes que ese es tu camino. Hazlo con miedo, dolor y dudas, pero hazlo, hazlo ahora y deja de ser miserable cada día. Y si amas lo que haces, seguirás adelante superando toda adversidad. Tu éxito será cuestión de tiempo, porque habrás sido perseverante y habrás hecho todo lo necesario para seguir mejorando tu oferta e incrementando tu valor. Eso de que “si amas lo que haces no necesitarás trabajar un solo día en tu vida”, también es cierto.
- Emprender duele, sobre todo cuando estás convencido de que lo que estás construyendo sirve y funciona aunque todavía no arranque, pero para mantenerse de pie es imprescindible ser consciente de tu situación, revisar tu estado de ánimo de manera permanente, identificar lo antes posible a qué se debe, si puede o no ser solucionado en ese instante, y pasar inmediatamente luego a seguir trabajando, y respetando tu propio espacio, tus tiempos, tus horarios y el de los demás.
- Si emprendes para alimentar tu ego, emprender no es lo tuyo, no lo hagas. No todo el mundo está hecho para emprender, ni todo emprendimiento tiene por qué tener éxito. Todo emprendimiento tendrá éxito solamente si genera valor de mercado, si está diseñado para solucionar problemas. Somete tus ideas a la aceptación del mercado.
- Vivimos en una era verdaderamente extraordinaria gracias a la libertad, al capitalismo y el libre mercado, y tienes que estudiarlo, hacerlo tuyo, agradecer por él y además saber defenderlo; cada uno desde donde puede y como puede.
- El dinero no lo es todo, pero todo requiere dinero, y si todavía no lo tienes deja de quejarte, porque nunca ha habido mejor momento que el actual para exponer tus ideas e iniciar tu propio negocio. Las oportunidades que hoy ofrece el mundo son muy difíciles de superar. Las herramientas tecnológicas disponibles hoy, hacen posible tener un alcance impensado ni siquiera para tus padres, sino para tí mismo hace tan sólo 10 ó 15 años. Tener socios, empleados, mentores y un público y clientes cautivos alrededor del mundo al menor costo y a la mayor velocidad posible, jamás ha sido más fácil. No hay excusas ni pretextos para no hacer lo que siempre quisiste con ilusión.
- Diversifica para preservar a largo plazo, y concentra para crecer a corto plazo. No es una regla, pero la diversificación no es siempre lo más inteligente al momento de invertir. Si sabes lo que estás haciendo, lo más probable es que simplemente estés dispersando tus activos, debilitando tu posición y desperdiciando oportunidades.
- Aprende la diferencia que tiene con la tasa de interés simple y aplica la tasa de interés compuesta, “la fuerza más poderosa de la galaxia,” “la octava maravilla del mundo,” y proyecta tus planes con ese horizonte temporal. Así las cosas, el mejor momento para invertir fue hace diez años, pero el segundo mejor es hoy mismo.
- Siempre, siempre, siempre piensa en grande, aprende de los mejores, sigue los pasos de quienes más admiras y aplica tus ideas con convicción y determinación. Habrá momentos en los que te abrirás camino a codazos si es necesario, y si tienes en mente hacer siempre lo correcto, que no te moleste si no siempre es lo que te conviene.
- Stay hungry, stay foolish. El error de interpretar esta famosa frase de Steve Jobs como que si no haces las cosas por tí mismo no sucederán, es muy común. Esta interpretación sigue siendo buena, pero es más que eso. Tiene que ver con no ser complaciente, con no dejar nunca de superarte, de soñar con todo lo que puedes lograr y no perder el apetito de ser cada vez más y mejor.
- No dejes nunca de aprender. El futuro no es un porvenir, sino un por hacer, pero tiene que ser una aventura responsable. Lee insaciablemente, investiga, estudia y aplica, pon a prueba tu conocimiento, actúa. La vida es demasiado corta para no ganársela, para no lanzarse y no quererlo todo.