6 grandes mitos sobre los paraísos fiscales

Son muchos los mitos urbanos que se han creado sobre los paraísos fiscales o jurisdicciones offshore, sobre todo a raíz de la crisis de 2008 y las reuniones posteriores del G20 y la OCDE en busca de “refundar el capitalismo,” apuntando contra quienes menos deberían hacerlo: el capitalismo y el libre mercado, la falta de regulación y el exceso de libertad.

Todo esto ha resultado en mayor intervención estatal sobre la economía incrementando impuestos, camino hacia la “armonización fiscal” global, y desde luego, ha instalado una opinión moralista en el público sobre el pago de impuestos, así como mucha susceptibilidad, escepticismo y estigma contra las jurisdicciones offshore, cuando, en realidad, debido al incremento permanente del riesgo país en varios lugares de la región, debería estar generándose el efecto exactamente inverso.

Por eso resulta muy pertinente desmitificar algunos conceptos detrás de los paraísos fiscales.

  1. Los paraísos fiscales sirven para ocultar dinero
    • El término no es el apropiado. Lo que permiten las jurisdicciones offshore es privacidad y garantías jurídicas frente a la debilidad institucional de los países de residencia de quienes a ellos recurren; permiten igualdad ante la ley o previsibilidad de largo plazo, sobre todo para la planificación patrimonial internacional de largo plazo en cuanto a estrategias de sucesión.
  2. Los paraísos fiscales sirven para evadir impuestos
    • Evadir no es el término apropiado. Las jurisdicciones offshore sirven para eludir o pagar menos impuestos, pero no para evadir impuestos. Sin embargo, hay actividades de elusión que sí pueden ser ilegales bajo determinadas legislaciones.
    • Hay distintas jurisdicciones de mayor y menor calidad, y donde unas se ajustan más que otras de acuerdo a lo que cada individuo necesite de ellas, pero en la gran mayoría de casos, sobre todo en los últimos años, se procede con el conocido compliance, due diligence o debida diligencia del Know Your Customer, para prevenir la mala utilización de sus instrumentos, que se hace más estricto a nivel global con el pasar del tiempo.
  3. Los paraísos fiscales defienden a los corruptos
  4. Los paraísos fiscales sirven para el lavado de dinero
    • No necesariamente. Hace mucho que el dinero mal habido no tiene como destino típico los paraísos fiscales, como en los años 80 o 90. El que hoy haya gente que recurra a estas jurisdicciones pretendiendo lavar dinero, no las convierte en instrumentos para lavar dinero per se. Lo mismo sucede con las armas, el prohibir su uso o hacerlas desaparecer no impide a ningún delincuente asaltar con una cuchara.
    • El lavado de dinero en paraísos fiscales no es la regla, sino la excepción. Quienes lavan dinero suelen hacerlo con dinero en efectivo, lo transportan en maletines y lo ocultan en bóvedas, como Lula Da Silva en Brasil o los Kirchner en Argentina.
  5. Los paraísos fiscales son ilegales
    • No sólo que no son ilegales, sino que cooperan con las autoridades de las jurisdicciones onshore. Hoy en día existe un sistema online global de Beneficial Owners, el Ultimate Beneficial Ownership Requirements, o el régimen In-Scope Entity, para diferenciar al dueño legal y al beneficiario último de determinada entidad, más allá de los rostros, nombres y apellidos que figuran en ciertas instancias.
    • Es más, los despachos legales o abogados independientes están obligados a denunciar a sus clientes si observan alguna actividad ilegal, y guardar silencio mientras se desarrollan las investigaciones y se procede con la sanción de ley que corresponda.
    • Esto es así porque, en muchos casos, las offshore sirven para otorgar privacidad y, por tanto, seguridad a determinadas personas con patrimonios importantes para incluso evitar ser víctimas de secuestro.
  6. Los paraísos fiscales impiden el desarrollo de los más pobres
    • La única forma de combatir la pobreza es emulando a quienes generan legítima riqueza solucionando problemas en su entorno a cambio de un legítimo beneficio, no mediante el incremento de la recaudación impositiva para incrementar el gasto público en caminos, escuelas ni hospitales.
    • Aquellos lugares donde más crece la administración pública, existe más susceptibilidad de caer en vicios de corrupción, son los que menos capital privado de largo plazo atraen y, por tanto, los que menos posibilidades tienen de crecer y desarrollarse.
    • La alternativa real a aquellos lugares donde típicamente se elige gobiernos con voracidad fiscal, es la competencia fiscal. A saber: regímenes fiscales neutros, con pocos y bajos impuestos, y muy sencillos de pagar. Esto es sencillo de ilustrar con el inicio de la reforma fiscal de Donald Trump, que ha incitado la repatriación del capital de largo plazo de las empresas más grandes a EEUU; y con Cristiano Ronaldo, que dejó el Real Madrid de España para irse a la Juventus de Italia, por razones fiscales.

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