La etapa de ajuste en el ciclo se está agravando, y a pesar del hecho de que en algunos casos el Estado está despidiendo un número importante de empleados públicos supernumerarios, no ha reducido su tamaño ni la cantidad de atribuciones y competencias que tiene sobre la economía para dejárselas a la iniciativa privada del mercado, lo que no permite ser optimista con lo que sigue. Peor aún, la rigidez laboral va a impedir que esa fuerza laboral nuevamente en busca de empleo pueda reubicarse lo más pronto posible hacia aquellos sectores donde sí son realmente demandados.
Ya hemos abundado sobre este tema, pero para tratar de evitar este proceso de evidente agravamiento de las condiciones para seguir gastando en el país, los distintos niveles de administración pública entrarán nuevamente en un proceso de disputa por una cantidad de recursos públicos cada día menores. Y cuando este proceso también se agrave, se traducirá en incrementos aún mayores de impuestos y la creación de otros nuevos, además del incremento de la inflación por una eventual devaluación cambiaria, y -por qué no- también recurrirán a confiscaciones de al menos una parte de los depósitos bancarios de quienes más tienen, como pasó con Chipre en 2013, o con Polonia cuando confiscó los fondos privados de jubilación el mismo año, o la estatización de las AFJP en Argentina en 2008.
Lo hemos dicho varias veces al menos desde hace cuatro años, desde que este newsletter comenzaba con sus primeras líneas, pero la idea de establecer distintas estrategias que permitan diluir ese riesgo internacionalizando fondos líquidos, es decir, llevando al menos sus ahorros de largo plazo al exterior, se fortalece cada vez más, concretamente en la búsqueda de jurisdicciones concretamente más seguras y amigables con el capital privado, que pueden ser ‘onshore’, con las que existen tratados bilaterales específicos que no sean los más conocidos por el público en general, pero sobre todo ‘offshore’.
Es cierto que hoy en día este camino no es tan expedito como en los 80, cuando se lavaba dinero en paraísos fiscales de manera relativamente fácil, ni como en los 90, cuando se podía abrir una simple cuenta de ahorros en cualquier banco de Miami con una llamada telefónica desde casa y sin documentación alguna de por medio. Actualmente existe intercambio de información fiscal entre determinados países, sobre todo de la OCDE, para terminar con la opacidad fiscal y justamente evitar los casos de lavado de dinero o evasión de impuestos, pero que también ha permitido que otros países fiscalmente neutrales establezcan la competencia fiscal y atraigan a aquellas personas y familias que buscan protegerse de aquellos gobiernos con típica voracidad fiscal.
Con la finalidad de organizar su sucesión, diluir riesgos derivados de inseguridad jurídica, dotar de privacidad sobre su patrimonio o pagar menos impuestos o diferirlos dentro de la ley, los llamados High Net Worth o Ultra High Net Worth Individuals (UHNWI) o familias con alto patrimonio suelen recurrir a las jurisdicciones offshore para establecer estructuras jurídicas con la forma de testamentos y protocolos familiares explícitos, sociedades, trusts o family offices, fideicomisos y fondos familiares de inversión, fundaciones de interés privado, seguros internacionales, estrategias de cambio de residencia fiscal, etc.
Claro que desde el caso de los Panama Papers y otros casos similares que vinieron después, donde un conjunto de periodistas cometió el delito de violar la privacidad de los clientes del despacho de abogados Mossack Fonseca, poniendo en peligro a una cantidad inaceptable de gente inocente. el estigma contra las jurisdicciones offshore creció; se suele pensar que su principal característica es la falta de control. Sin embargo, aunque sea difícil de creer, hay mayor opacidad financiera en lugares como Nueva York o Londres que en las jurisdicciones offshore.
Y tampoco es que lavar dinero en el exterior sea sencillo ni lo más común. Solamente en 2018, y EE.UU. confiscó $800 millones a Diosdado Cabello, y Suiza congeló cuentas igualmente millonarias al mismo Cabello y toda una serie de otros funcionarios del Gobierno de Venezuela. Más aún, se ha visto ya que quien quiere evadir impuestos y lavar dinero lo maneja en efectivo y lo oculta en bolsos en alguna cueva, como los Kirchner en Argentina y Lula da Silva en Brasil.
Y se creerá incluso, que el uso de paraísos fiscales implican daño económico. Sin embargo, son los impuestos altos los que sí dañan cualquier economía. Para EE.UU. el espectacular incremento de impuestos que se estableció frente a la Gran Recesión de 2008, tuvo consecuencias para el crecimiento y la recuperación, habiendo solamente encarecido el costo de invertir en aquel país, provocando que las empresas optasen por invertir en el exterior, ocasionando una reducción de la inversión privada en nada menos que un 38%, y reduciendo el empleo en más de un millón de puestos.
Hoy, afortunadamente, la reducción de un 21% a los impuestos corporativos en EE.UU. no sólo ha significado que Apple y Exxon hayan anunciado una re-inversión de $350.000 millones y $50.000 millones, respectivamente, en ese país en los próximos cinco años, sino que está llevando al mundo a competir con proyectos de impuestos más bajos en Alemania, Australia o Hungría, e incluso China.
Aun así, hoy Panamá sigue siendo uno de los destinos más seguros y con mayores garantías para la estructuración patrimonial internacional, pero tampoco es el único ni mucho menos el que más podría ajustarse a tus necesidades específicas. Con lo cual, si necesitas de mi ayuda personal para ayudarte a proteger tu patrimonio y el de tu familia, ya sea en jurisdicciones tanto offshore como onshore, contacta conmigo ahora.