Un incierto futuro parece cernirse en el horizonte del país. Las previsiones no son agoreras y se demanda un ajuste en el gasto público si se desea sostener el crecimiento alcanzado a la fecha.
Por: Mónica Briançon Messinger
Una economía dependiente de la exportación del gas natural, la demanda interna dinamizada con bonos. Subidas y bajadas del precio internacional del petróleo, caída de las reservas internacionales, un manejo aparentemente politizado del Presupuesto General del Estado, así como la pérdida del valor de las exportaciones no tradicionales, marcaron al 2018 y, al parecer, serán la pauta para este 2019.
A lo largo del pasado año, LIBRE EMPRESA fue trabajando en varios reportajes de los sectores más sensibles de la economía boliviana, entre ellos el de la construcción y fue notorio el descenso de este rubro, tanto en las construcciones de carácter mutifamiliar, que en el caso de Santa Cruz no se emitió un solo permiso en enero de 2018, como en las construcciones públicas de puentes y vías camineras.
Al término del año, la sensación de desaceleración económica es patente. Un empresario del citado rubro, dijo que hay tanta maquinaria pesada a la venta que, por dar un ejemplo, una retroexcavadora que hace un par de años se compraba en $us 200 mil, hoy apenas se podría re vender en $us 100 mil y otra máquina vale su peso tan sólo como chatarra.
Por otro lado, el ciudadano común se enfrenta a subidas de precios de productos de la canasta familiar. Ante ello algunas empresas han comenzado a ofrecer helados o bebidas refrescantes a precio más bajo o en paquetes de dos por uno, para paliar una disimulada inflación.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que la economía boliviana ha ingresado a una etapa de dificultades y riesgos, por lo que recomienda medidas de ajuste, especialmente del gasto corriente e inversión pública, para reducir el déficit fiscal y contener la pérdida de reservas internacionales.
Este organismo, si bien destaca que desde la caída del precio de las materias primas en 2014 las autoridades nacionales emitieron políticas fiscales y crediticias, como expandir la oferta monetaria, para frenar la desaceleración, se ha dado lugar a déficit fiscales y externos en la cuenta corriente, lo mismo que a la pérdida de reservas internacionales y un aumento de la deuda pública.
Diversas ópticas
El presidente de la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC), Javier Bellott, manifiesta que el país está viviendo los coletazos de la crisis internacional y ante ello, “el gobierno cree que la inversión pública generará mejora económica en el país, pero se ve que tendrá que acudir a financiamiento internacional y eso incidirá en el déficit comercial que lo notamos hace 16 meses”.
Por su lado, el economista Carlos Hugo Barbery Alpire se adscribe al informe del FMI y señala que el pasado 2018 finalizó con algunas cifras que dan una percepción de leve mejoría en relación al 2017, con unos cuantos puntos básicos de mayor crecimiento económico que activaron el segundo aguinaldo, aunque con ajustes en su tratamiento.
“Las ventas de gas, al menos por la variable precio, donde el WTI tuvo en 2018 un precio de 29% superior al 2017, han tenido también un leve repunte. Sin embargo, por sexto año consecutivo con este 2019 se tendrá un déficit fiscal del orden de -6.8% PIB, que equivalen alrededor de Bs 21 mil millones, que se financiarán en dos terceras partes con el exterior y el resto de manera interna”, manifiesta Barbery.
Por otra parte, es importante notar que el gobierno, respaldado en datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), asegura que en 2018 el crecimiento superó el 4% del Producto Interno Bruto (PIB).
Esa imagen optimista se desdibuja con otras variables, advierte el analista Roberto Laserna Rojas, pues si bien “la inflación está bajo control y el precio del dólar se mantiene estable, pero un indicador síntesis, como las reservas internacionales, muestra un comportamiento preocupante. Su descenso acelerado indica que el déficit comercial crece, sobre todo por la caída de las exportaciones. En otras circunstancias, con menos exportaciones bajaría la disponibilidad de divisas y eso disminuiría las importaciones. Pero aún hay un stock abundante de reservas, las importaciones siguen dinámicas y alentadas por un dólar barato”.
PGE 2019
La Cámara de Senadores de Bolivia sancionó la Ley de Presupuesto General del Estado (PGE) para este año, que asigna $us 31 mil millones y priorizará las inversiones para educación y salud.
El senador Rubén Medinaceli informó que el PGE aprobado incluye un incremento del 0,03% respecto al consolidado de 2018, y prevé un crecimiento del PIB del 4,7%, una tasa de inflación del 4,04% y la base promedio del precio del barril de petróleo de $us 50.
El viceministro de Presupuesto y Contabilidad, Jaime Durán, precisó que para la salud aumentarán de Bs 18 mil millones a Bs 20 mil millones; en el caso de educación, los recursos incrementarán de Bs 20 mil millones a Bs 21.900 millones y el PGE establece una ampliación de los fondos para la seguridad ciudadana que alcanzará a los Bs 4.500 millones y la inversión pública también reportará un incremento de los recursos asignados superior a los $us 6.500 millones.
Bellott sostiene que una de las inversiones más importantes debería producirse en los tramos carreteros, hasta ahora desatendidos, de Confital a Suticollo y de Sacaba a Villa Tunari, ya que se trata de una vía vital para Bolivia porque el 90% de la carga boliviana pasa por allí.
Otro economista, Mauricio Ríos García, reflexiona que para el PGE de 2017 se proyectó un gasto público de $us 8.000 millones para crecer un 4.8%, pero el gasto fue de $us 7.163 millones; para el PGE 2018 se planeó un gasto de $us 7.285 millones, con la posibilidad de incrementar la cifra hasta $us 8.000 millones si se lograba una nueva emisión de bonos soberanos por $us 1.000 millones en el primer trimestre, pero fue de $us 6.057 millones y no hubo la emisión; y para el PGE 2019 se proyecta un gasto de $6.510 millones para crecer un 4.7%.
El BCB en su Audiencia de Rendición Pública de Cuentas Final 2018, dio énfasis al control de la inflación, la más baja de Bolivia en los últimos 12 años, la estabilidad del tipo de cambio que permitió, según esta entidad, atenuar las presiones inflacionarias externas y la recuperación de la soberanía monetaria.
“En el contexto internacional Bolivia tiene bases sólidas para el futuro, con reservas monetarias altas que permiten financiar diez meses de importación si no tuviéramos un centavo de exportaciones. Eso asegura la solvencia y liquidez a la economía boliviana”, aseveró Pablo Ramos presidente del BCB.
Futuro poco claro
En diferentes estratos de la sociedad boliviana se habla de que este año 2019 habrá crisis económica y que muy probablemente la situación no será mejor a la del año pasado. El FMI estima un crecimiento del PIB de 4,5% para este año. Su previsión es que esta tasa se moderará a 3,7% en el mediano plazo. Aconseja apresurar el ritmo de las reformas estructurales, para fortalecer la productividad y la competitividad, y para apoyar un crecimiento diverso y de base amplia.
Barbery dice que este es un año electoral y la práctica habitual puede mantenerse, es decir apuntalar una demanda interna con ajustes salariales y doble aguinaldo, aprisionamiento al sector privado nacional, impulsar el gasto público a través del endeudamiento externo e interno, y la previsión del precio WTI de $50 el barril de petróleo, se puede inferir que será otro año con déficit comercial que “podrá deteriorar más las reservas internacionales, puesto que se deberá financiar las importaciones excedentes. Un aspecto a resaltar será la futura venta de volúmenes de gas que se tenga con los mercados de Brasil y Argentina, aparentemente el panorama en este sentido no avizora un cielo despejado, sino más bien con nubarrones en el corto plazo”.
El presidente de la FEPC también es de la idea que el escenario electoral puede generar incertidumbre y eso conduce a la falta de toma de decisiones; asimismo, indica que pueden generarse dos posibilidades: en la primera, el gobierno central por mejorar su imagen electoral hará inversiones sólo por este año; en la segunda, que adopte una mejor posición priorizando proyectos esenciales para el país.
El sociólogo y economista Laserna mira a este año con desafíos. “Una adecuada política económica podría superarlos si es que estimula a la gente para que invierta, mejore sus capacidades productivas y recupere la confianza en el país. Lamentablemente, estamos en etapa electoral y las campañas políticas suelen estar marcadas por ofertas y promesas, más que por convocatorias y apelaciones al trabajo y la inversión”.
Añade que se necesita detener el proceso regresivo. Lo más importante es restablecer la confianza en el sistema institucional a fin de darle certidumbre a la gente. La tensión planteada por la reelección afecta la credibilidad del Poder Ejecutivo y del Presidente, y también la de los Tribunales Constitucional y Electoral. Los fallos arbitrales contra Bolivia, como el de Quiborax, y los escándalos en el sistema de justicia, aumentan la sensación de inseguridad jurídica. Las políticas salariales siguen concentradas en la situación de los que ya tienen empleo formal, ignorando a la gran mayoría de los trabajadores, que no lo tienen y se ven cada vez más excluidos.
Finaliza con una recomendación: reducir el gasto público e implementar mecanismos más exigentes de evaluación de la inversión pública, a fin de evitar que se sigan construyendo plantas que no funcionan, como San Buenaventura, o que se invierta en obras que apenas se utilizan, como algunos aeropuertos.
“Hay alternativas y opciones, y estamos a tiempo de ponerlas en marcha para detener el proceso de deterioro que hemos empezado a transitar. Aún podemos evitar una nueva crisis económica”, remata el investigador.
Publicado en la revista Libre Empresa, enero de 2019.