Amancio Ortega es ampliamente reconocido y admirado por su capacidad como empresario, habiéndose levantado de la nada. En los años 60 empezó a construir su fortuna como sastre y sin haber terminado el bachillerato. No mucho más tarde, junto a su hoy fallecida ex mujer, Rosalía Mera, fundaron Confecciones GOA (las iniciales de Amancio en sentido inverso), y en 1975 abrieron la primera tienda de Zara en La Coruña. Desde ese momento las cifras empezaron a crecer hasta fundar Inditex, el grupo propietario de Zara, Bershka y Massimo Dutti, entre otras, con cerca de 7.500 tiendas en 95 países. Pues tal es el éxito de Amancio, que a sus 80 años se convirtió en el hombre más rico del mundo con $67 mil millones en 2016.
Lo que ha logrado Amancio Ortega con Inditex, como la figura empresarial más importante de la historia de España, y más aún habiendo superado crisis económicas tan profundas como la de principios de los 90 o la de la Gran Recesión, es analizado, estudiado y tratado de copiar por todo el mundo, aunque también muy envidiado y criticado por los sindicatos y líderes políticos de izquierda de toda laya en su España natal, a pesar de que paga €500 millones en impuestos al año (€1,5 millones diarios) y de que hace otros cientos de millones en donaciones de manera permanente.
Sin embargo, poco es lo que se analiza, estudia y copia de Pontegadea Inversiones, el Family Office que tiene Amancio y a través del cual controla más del 50% del capital de Inditex, y también preserva los €23.500 millones de patrimonio neto de su familia (o de los dividendos que recibe de Inditex) a largo plazo, que puede ser igualmente o más interesante aún; porque hacerse rico es una cosa, pero mantenerse rico es otra cosa muy distinta.
Como bien decía una columna en un medio español reconocido recientemente:
Antes de los 35 años casi nadie se preocupa por la inversión de cara al futuro, más allá de la compra de una casa, que no es poco. A partir de ese momento, comienza el camino hacia la madurez económica y es cuando empezamos a plantearnos qué hacer con el dinero, cómo mantenerlo y si es posible multiplicarlo. A los 50 años consolidamos el patrimonio y a los 60 tenemos la mente puesta en la jubilación. Por tanto, en los 10 y 15 últimos años antes de jubilarnos es cuando más activos somos en cuestión de ahorro y de inversiones.
En efecto, Amancio Ortega ha vuelto a ser noticia esta semana porque con Pontegadea ya ha alcanzado a gestionar hasta $10.000 millones en activos inmobiliarios, como parte de su patrimonio familiar. ¿Cómo? Pontegadea invierte fundamentalmente en bienes raíces de las principales calles y avenidas comerciales de Londres, Nueva York o California. Así, por ejemplo, compró parte del edificio de la matriz de Amazon en Seattle por $740 millones, el Eurostars Magnificent Mile en Chicago por $73 millones, y el edificio Adelphi que aloja a Spotify en Londres por $760 millones, le alquiló cuatro plantas a WeWork en el Southeast Financial Center, el edificio más alto de Miami, entre varios otros que incluyen a Facebook, Google, Paypal e Intel.
De esta manera, Pontegadea cerró 2018 con una cartera inmobiliria valorada en €9.767 millones, lo que supone un incremento del 11,5% respecto al ejercicio anterior, y en lo que va de 2019 se tuvo conocimiento de que Ortega ya invirtió más de $3.000 millones en bienes raíces de EE.UU., y otro tanto en distintas ciudades europeas capitales.
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