El mundo de la gestión de altos patrimonios privados y de la planificación patrimonial internacional no es algo de lo que más se escucha hablar en un país como Bolivia, pero el auge extraordinario de materias primas y el crecimiento económico que éste le ha permitido alcanzar en la última década, ha generado el desarrollo incluso de esta industria, mejor conocida como Private Wealth Management.
Más aún, durante los períodos de auge, el desarrollo de servicios que requieren de discreción y confidencialidad no suelen captar la atención del público en general, tal vez porque el público objetivo es uno típicamente reducido y reservado. Sin embargo, en etapas de ajuste económico muchos prefieren haber previsto cierto margen de seguridad para que los activos más importantes de su riqueza tengan un orden determinado y cuenten con la debida protección ante cualquier eventualidad.
Mauricio Ríos García (36) economista experto en economía internacional, con un enfoque muy distinto y poco convencional, fruto de su formación y experiencia entre Bolivia, Madrid y Santiago de Chile, nos cuenta sobre su crecimiento y experiencia de ya cinco años en esta industria como asesor de familias con alto patrimonio que buscan invertir en el exterior.
AE: ¿Cómo empieza su trabajo en un rubro tan poco conocido en un medio como el boliviano?
MRG: Todo nace con el foco de atención que he tenido siempre sobre las crisis económicas y la especialidad en ciclos económicos que fui desarrollando. Por ejemplo, una parte de mi familia tuvo muy malas experiencias con la Revolución de 1952, y la otra con la hiperinflación de los 80; ambas historias me sirvieron mucho como caso de estudio inicial. Y más tarde me interesó tanto la manera en que la crisis asiática de fines de los 90 impactaron en la región provocando a su vez los famosos efectos tequila, samba y tango, así como también la Guerra de Agua y la Guerra del Gas en nuestro propio país a principios de los 2000.
Sin embargo, el evento que definitivamente más ha cautivado mi atención ha sido la Gran Recesión, sobre todo porque para entonces ya contaba con un marco teórico y conceptual que me permitía interpretar lo que estaba sucediendo con Bear Stearns en 2007 y Lehman Brothers en 2008 en EEUU, y los efectos que podría tener en un lugar tan alejado del epicentro de la crisis como Bolivia.
Esto me ha permitido ofrecer a mis clientes una interpretación de la realidad distinta a la que se escucha en los medios convencionales, para saber dónde están los peligros que la generalidad de la gente no está pudiendo ver y además anticiparse, bien sea para alejarse de ellos o bien para asumir mayores riesgos y aprovechar de ellos.
AE: Probablemente esto exige no sólo tener una mirada global, sino además un contacto permanente con el lugar donde suceden estos eventos.
MRG: Tengo la satisfacción personal de poder decir que he logrado cierto reconocimiento en determinados círculos empresariales y académicos del exterior, que se ha traducido en trabajos breves y conferencias sobre economía para distintas audiencias, aunque todas igualmente importantes, en ciudades como Panamá, Rosario, Buenos Aires, Madrid y Bruselas.
Esto también me ha llevado a editar La década perdida de Occidente, mi primer libro (y parte de lo que fue mi propuesta inicial de investigación doctoral), con Unión Editorial (España) y haberlo presentado en la Feria Internacional del Libro de Madrid a mediados de 2015. Y ahora ya estoy en tratativas para publicar un nuevo libro que pronto será anunciado. Se trata de un libro de divulgación no sólo sobre mis diagnósticos económicos, sino también sobre mis prescripciones generales de inversión privada.
AE: ¿Qué es lo que hace de sus análisis algo distinto y poco convencional?
MRG: Su aplicabilidad. Con el tiempo fui aprendiendo que la economía no trata sobre cómo trasladar cosas u objetos materiales dados de un lado a otro, como comúnmente cree y hace creer la gran generalidad de economistas, sino sobre cómo el ser humano actúa e interactúa libremente para lidiar con la escasez y generar riqueza identificando oportunidades de solucionar problemas sirviendo a los demás.
Primero, esto me permite ponerme en los zapatos de mi clientes, que son fundamentalmente grandes empresarios formales, para entender su realidad, saber cuáles son sus necesidades y acompañarlos en el proceso de toma de decisiones para preservar su riqueza en el largo plazo; esta es definitivamente una de mis ventajas competitivas más importantes, y lo que me permite generar el mayor valor posible para mis clientes.
Y luego, resulta fundamental tener en cuenta que hacerse rico es una cosa, pero mantenerse rico con el pasar del tiempo es otra muy diferente. Preservar la riqueza a través de distintas generaciones requiere una estrategia que requiere de mucho trabajo que, entre otras cosas, implica desafiar el consenso.
AE: ¿Cómo ayuda su enfoque puntualmente?
MRG: Cada caso es distinto, pero, en general, puedo decir que mi trabajo se concentra inicialmente en ayudar a mis clientes a asumir la idea de que los riesgos se construyen lentamente y luego suceden rápidamente hasta que las incertidumbres podrían resultar inasumibles. Warren Buffett, el mejor inversor de todos los tiempos, dice que la decadencia de toda empresa está en la burocracia, la arrogancia y la complacencia, pues yo busco ser el eco de alguien como Buffett para mis clientes.
Digo esto porque muchas veces, paradójicamente, hacerse rico puede ser el mayor impedimento para seguir siendo rico, porque cuanto más éxito uno tiene en algo, más convencido está de que lo seguirá haciendo bien. Cuanto más convencido está de que lo está haciendo bien, menos dispuesto estará a cambiar. Cuanto menos abierto esté a cambiar, más probabilidades tendrá de tropezar en un mundo que cambia de manera permanente.
AE: ¿Qué tipo de asesoramiento reciben sus clientes con esta experiencia y bagaje intelectual en la gestión de patrimonios familiares?
MRG: Aunque es muy importante, todo lo anterior es solamente una parte de mi trabajo, y que es inicia. A diferencia de hace algunos años, hoy en día, para tener al alcance los instrumentos más adecuados de preservación patrimonial, que solamente existen en el exterior, resulta indispensable contar no sólo con, por ejemplo, una estructura legal que permita privacidad y seguridad para los activos frente a riesgos incluso de tipo extorsivo, sino además una jurisdicción que cuente con seguridad jurídica, un sistema bancario y financiero sólido, un sistema impositivo sencillo y eficiente, y por si fuera poco, que la legislación específica permita que se respete la voluntad del cliente en cuanto a su estrategia de sucesión. Y si hay quienes ya la tienen hace cierto tiempo, es necesario que se la revise.
AE: Durante los últimos meses se ha visto muchas volatilidad en los mercados y una desaceleración marcada de las primeras economías del mundo, que incluso podría degenerar en recesión. ¿Por qué invertir ahora en el exterior, con un escenario negativo?
MRG: Aunque los datos fundamentales de EEUU siguen siendo robustos, y aunque Wall Street sigue marcando nuevos máximos de manera recurrente en su mayor periodo de crecimiento histórico, el entorno internacional está marcado por la volatilidad, los temores de una pronta recesión global desde Japón y la Eurozona, la guerra comercial entre EEUU y China, el Brexit, los nuevos recortes de tasas de la Reserva Federal, la devaluación del yuan, etc. Más aún, ahora los nuevos desafíos están en más inflación, el fin del dinero físico, impuestos a los depósitos y tasas negativas contra todo tipo de ahorro conservador, pero aun así las oportunidades tanto de crecimiento como de preservación en el exterior son considerablemente mayores frente al actual contexto nacional.
Por ejemplo, también trabajo con gestoras de fondos de inversión independientes que han logrado rentabilidades que superan el índice de referencia de manera sistemática durante 30 años continuos, y que han tenido éxito sobre todo por el margen de seguridad que ofrece su metodología de inversión a largo plazo. Eso es imposible conseguir en Bolivia, con las AFP que logran apenas un 1% de rentabilidad anual.
AE: ¿Cuáles son los aspectos que más han cambiado en la gestión de patrimonios desde la caída de Lehman Brothers en 2008? ¿Cuáles son los mayores desafíos?
MRG: No sólo desde Lehman, sino también desde los Panama Papers en 2016. La industria se ha hecho cada vez compleja y, por tanto, más cara. Por un lado, los masivos planes de rescate y la falta de financiamiento del gasto público, los programas de monetización de deuda y las tasas de interés en cero, o incluso negativas, durante demasiado tiempo, han hecho cada vez más difícil encontrar no sólo rentabilidad, sino incluso activos refugio de calidad. Y por el otro lado, con las nuevas regulaciones como Know Your Customer, la sola apertura de una cuenta en un banco privado es más difícil que en un pasado no muy lejano, cuando se las podía abrir de manera remota con una sola llamada telefónica.
La gran banca privada de inversión internacional no puede permitirse la apertura de oficinas en todas las jurisdicciones posibles para lidiar con todo el compliance. Pues antes de siquiera ponerse a pensar en viajar a cualquier lugar para invertir en el exterior, sobre todo quienes no lo han hecho antes, los inversores saben ahora que ese es el momento en que intervengo yo como asesor independiente. Cuento con una serie de acuerdos formales de entendimiento y como prescriptor con distintas instituciones en sus respectivas jurisdicciones.
Al mismo tiempo, parte del asesoramiento que doy a mis clientes implica ponerlos en contacto con toda la red de proveedores que he ido construyendo con el pasar del tiempo, incluso desde antes que me involucre a tiempo completo en este rubro. Esta red incluye banca privada, además de una serie de otros proveedores especializados independientes como gestoras de fondos de inversión, despachos de abogados y contadores en distintos países. Los acompaño en el proceso de toma de decisiones y selección de los proveedores más adecuados, para que trabajen con los que más cómodos se sientan, con los que estén disponibles para atender personalmente y con suficiente detenimiento sus necesidades más importantes, con los que establezcan relaciones estrechas de respeto mutuo, con los que más confianza puedan cultivar fuera del país.
AE: ¿Cuáles son algunos de los aspectos específicos que implica este trabajo de asesoramiento?
MRG: Como solía decir Peter Lynch, otro de los mejores inversores de todos los tiempos, “invertir sin un análisis previo es como jugar al póker sin mirar las cartas.” Ahora mismo los desafíos de la llamada nueva era de la transparencia está provocando la proliferación cada vez mayor de estructuras fiduciarias como single y multiple family offices, abiertos y cerrados, trusts, fondos de inversión familiar, gestoras de fondos de inversión independientes, etc. Es decir, están surgiendo nuevas e innovadoras formas de gestionar patrimonios, que obliga a los brokers o gestores de fondos de inversión convencionales a salir del lugar donde estuvieron muy cómodos, a hacer los deberes y empezar a ajustarse a los requerimientos específicos actuales y de largo plazo de sus clientes. Y por si esto fuera poco, tampoco hay que dejar de lado las nuevas Fintech o tecnologías como Bitcoin, la Inteligencia Artificial y los robo-advisors en el mundo de la gestión pasiva, que están obligando a la industria a ponerse al corriente adoptándolos o incluso a reinventarse.
AE: Mencionó los Panama Papers. Entre los distintos instrumentos de estructuración patrimonial internacional, también se encuentran los que solamente ofrecen las jurisdicciones offshore. ¿Qué tan recomendable es trabajar con estos instrumentos?
MRG: Efectivamente. Estas jurisdicciones y sus instrumentos no son atractivo para todos mis clientes, pero fundamentalmente porque son estigmatizados políticamente. Es cierto que, sobre todo durante los 80 o inicios de los 90, los instrumentos de estas jurisdicciones fueron muy mal utilizados para cometer delitos de todo tipo como el lavado de activos. No obstante, hoy en día la gran mayoría de estas jurisdicciones ya ni siquiera pueden ser consideradas como paraísos fiscales, sino que son jurisdicciones de baja, neutra y sencilla tributación, y que de esta manera contribuyen a la competencia fiscal internacional.
Sobre todo luego del escándalo de los Panama Papers en 2016, tanto EEUU como la OCDE han establecido una serie de reformas y nuevas regulaciones como el intercambio automático de información financiera de FATCA y el Common Reporting Standard que, afortunadamente, hoy hacen imposible el lavado de activos a través del sistema financiero. Sin embargo, debido a que la gran banca internacional solamente ha postergado la solución de sus problemas desde 2008, como se ha visto últimamente con Wells Fargo, Monte dei Paschi o Deutsche Bank, resulta indispensable buscar bancos privados de inversión y gestión de grandes patrimonios que se hayan mantenido relativamente más pequeños durante un período de tiempo más que considerable, sin entrar en conflictos de interés con gobiernos ni bancos centrales, y sin exponerse a riesgos desmedidos al momento de invertir y sin comprometer la calidad de su balance.
Con todo esto, además, muchas de las jurisdicciones offshore se han vuelto mucho más serias que en el pasado, e incluso ofrecen muchas más garantías para la propiedad privada que las mismas jurisdicciones onshore, que tienen mucha mayor opacidad fiscal, y que es algo que es amplia y objetivamente comprobado y reconocido. Es más, se ha visto cómo quienes pretenden lavar activos no lo hacen mediante la banca privada offshore, sino con bolsos llenos de dinero en efectivo, y que quienes han pretendido mal utilizar estas jurisdicciones tarde o temprano son pillados y debidamente sancionados. De todas maneras, aunque estas reformas son irreversibles, todavía están empezando y habrá que ver cómo se siguen desarrollando cuando vuelvan a ser una prioridad de las economías grandes.
Entrevista central con América Economía Bolivia, para su edición de septiembre de 2019.