Este pasado sábado ha tenido lugar la reunión anual de Berkshire Hathaway, con Warren Buffett como protagonista, en ausencia de su socio Charlie Munger, en un formato desde luego que muy inusual, por live-streaming.
¿Por qué resulta importante abordar lo que ha dicho Buffett esta vez? Entre otras cosas, porque, a diferencia del rol que jugó en la crisis de 2008, donde se presentaba en los medios para lanzar un mensaje de calma a los mercados, e incluso llegaba a acuerdos con grandes bancos de inversión como Goldman Sachs para dotarlos de liquidez en el corto plazo, esta vez Warren Buffett no sólo que decidió guardar un silencio muy cauteloso, sino que sorprendió a todo el mundo dando un giro inesperado a su cartera de inversión, que no aclararía sino hasta esta reunión con los tenedores de acciones de Berkshire.
Desde luego, era muy importante escuchar lo que el mejor inversor de todos los tiempos tenía para decir o dejar de decir en una crisis sin precedentes como la de la pandemia del Coronavirus, y sobre todo tratar de anticipar la manera en que algunas de las mejores empresas del mundo asumirán el desafío. De hecho, entre las empresas que Berkshire tiene en cartera están empresas tan destacadas como Apple, Geico y Fruit of the Loom, o See’s Candies, Coca-Cola y Wells Fargo, etc.
Más aún, la reunión anual de Berkshire es importante también para destacar que es un error tratar de dilucidar los efectos que tendrá el confinamiento por grandes sectores. Sí, desde luego, los fabricantes de aviones y aerolíneas (de las que hablaremos en un momento), los grandes eventos deportivos, los cines o conciertos fueron los primeros afectados y seguirán siendo los más afectados. Sin embargo, lo más adecuado es observar el efecto caso por caso.
Primero, sobre las cosas que sí dijo Warren Buffett, tratando de ser muy cauteloso y no sin antes advertir que nadie sabe lo que sucederá con la economía a futuro ni con las empresas que Berkshire tiene en cartera, y más aún con el efecto que vaya a tener el experimento monetario de la Fed: “nothing can stop America, never bet against America.”
Ante todo esto, si bien Buffett se ha visto forzado a vender las cuatro aerolíneas que tenía en cartera asumiendo pérdidas porque es lo único que ve con claridad, no ha vendido ni ha comprado nada más, de modo que la acumulación de liquidez iniciada ya en 2012 ha ascendido hasta los $137 mil millones a la espera de poder operar como siempre lo ha hecho, comprando cuando todo el mundo entra en pánico.
Entre las cosas sobre las que no habló están los grandes rescates corporativos y la política monetaria de la Reserva Federal. Charlie Munger, que es de quien se suele obtener las frases más importantes de cada reunión anual, no acompañó a Buffett esta vez, aunque dejó entrever en una entrevista de hace aproximadamente dos semanas que las políticas de la Reserva Federal ya empezaban a fastidiar. No obstante, quienes más conocen a Buffett han dicho que lo notaron muy intranquilo ante la situación.
Ahora bien, ¿cómo y por qué creo que a cualquier inversor debería al menos preocuparle el escenario y actuar con mucha cautela ante la operativa de la Reserva Federal? Primero, recordemos que la Reserva Federal está actuando exactamente de la misma manera en que lo hizo ante la crisis de 2008, y que nunca cambió de política de manera significativa desde entonces.
De esta forma da la impresión de que quienes están a cargo de la política económica en general y la monetaria en particular, han encontrado en la masiva monetización de deuda la cura contra todo mal. No por nada Janet Yellen se atrevió a decir de manera temeraria en 2017 que no creía que volveríamos a ver una nueva crisis económica internacional en nuestras vidas.
Al respecto, es decir, sobre si los Quantitative Easings de la Fed han hecho más bien que mal, se ha debatido mucho hasta el día de hoy. Muchos se apresuran en decir que fue justamente lo que no sólo impidió que la crisis se agravara, sino que además lo habría hecho sin generar la inflación o incluso hiperinflación que más de uno supuso que provocaría.
Ahora mismo no abordaremos ese debate, para eso pueden seguir a George Selgin, pero uno de los efectos en ese entonces fue que la Reserva Federal, al reducir las tasas de interés a niveles históricamente bajos durante demasiado tiempo, los grandes capitales internacionales fueron a alojarse en otras jurisdicciones en busca de mayor rentabilidad, aunque significara tener que asumir mayores riesgos.
¿De qué jurisdicciones hablamos? De los países emergentes que crecieron como nunca desde la crisis gracias no sólo al incrementos de los precios de los commodities, sino también a las grandes inversiones internacionales.
No obstante, y esto es algo en lo que se observa a varios a analistas decir de manera prematura, es que ahora se observará el mismo efecto, que los capitales volverán a invertir masivamente en las economías emergentes.
Pues tengo solamente un par de comentarios al respecto. Dudo que los capitales vuelvan a las economías emergentes como en el pasado, entre otros motivos, porque éstos no han hecho sus deberes: se lanzaron al gasto público a niveles récord, incrementaron sus déficits fiscales, e incrementaron la deuda pública.
Lo primero que esto ha provocado ha sido un efecto de complacencia que desestimó el manejo de riesgo tanto en el sector público como privado, descuidando la calidad de los balances adquiriendo activos de mala calidad con cargo a deuda y demás, pensando que el auge sería inacabable.
Con todo esto, los países emergentes en su conjunto no han hecho los deberes mientras pudieron. Cuando debieron estar ahorrando se dedicaron a la fiesta, y ahora son economías considerablemente más vulnerables que en 2008 para asumir shocks externos.
En términos generales, en las economías emergentes existen mucho más riesgos que hace apenas 12 años atrás,y los grandes capitales van a pensar dos veces antes de involucrarse en grandes inversiones de, por ejemplo, infraestructura pública. Ahora, esto no quiere decir que no existan oportunidades de inversión de largo plazo en renta variable emergente, pero ya hablaremos de esto en otro momento.
Ahora bien, hablemos ahora de manera un poco más concreta sobre otro de los aspectos sobre los que hubiera sido más interesante que Warren Buffett hablara de manera específica: el plan de estímulo monetario ilimitado de la Reserva Federal, el último Quantitative Easing ‘ilimitado’.
Este programa consiste en comprar absolutamente todo excepto acciones en los mercados de capitales, para que los precios sigan cayendo. Sin embargo, lejos de rescatar a la economía, lo que busca es mantener el mismo nivel de actividad de la economía anterior a la crisis, y esto no tiene por qué ser bueno necesariamente.
La Reserva Federal está actuando como si se tratara de una crisis endógena y no exógena, como si hubiera una crisis con origen en el sistema bancario y financiero internacional, pero esta vez este sector no es el problema, la crisis es exógena. La Fed está tratando esta crisis como si fuera típicamente cíclica, y lo que no quiere ver es que el sistema financiero no es la causa de la crisis, sino que incluso parece ser parte de la solución, pero va a provocar el ciclo.
La Fed está pecando de un error de diagnóstico muy claro por haber entrado en desesperación, y se está concentrando en estimular la demanda agregada cuando la crisis es fundamentalmente un problema de oferta inyectando liquidez masiva a la economía, y lo que provocará es que cada vez más dinero persiga cada vez menos bienes, y cuando esto sucede lo que provoca es una inconfundible ESTANFLACIÓN.
¿Cuál es el primer problema con la estanflación? Que rompe con el proceso natural de formación de precios en el mercado, los distorsiona y, por tanto, dicha distorsión impide la liberación de recursos en unos sectores de la economía hacia otros.
En otras palabras, impide que aquellos capitalistas que estuvieron ahorrando mientras la gran generalidad de actores en el mercado estuvo de fiesta, puedan asignar capital e inyectar sana liquidez de la manera más eficiente posible a la economía y que se recupere cuanto más rápido sea posible.
Finalmente, aunque solamente por el momento, y aunque ya advirtió que la rentabilidad de Berkshire de los próximos 50 años no será como la de los últimos 50, hay quienes a diferencia de Warren Buffett, quien muy probalemente podría ir ampliando su círculo de competencia sobre el Nasdaq, sí están ganando en esta crisis, como Bill Ackman, que convirtió $27 millones en $2.6 mil millones, pero los que destacan más que notablemente son Mark Spitznagel y Nassim Taleb en Universa Investments, que alcanzaron una rentabilidad del 4.000% en el primer trimestre del año habiendo visto venir la crisis y teniendo siempre un ‘buffer’ imprescindible contra el riesgo.
¿Será demasiado pronto para declarar la derrota del value y el mejor inversor de todos los tiempos? ¿Tendremos que aprender a convivir con la pandemia? ¿La Fed habrá exagerado en su reacción ante la crisis para agravar la situación? En suma, y como siempre ha sucedido, mientras más intervengan en la economía los keynesianos a través de la Reserva Federal, más tardará el mundo en ver la luz al final del túnel.
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