Así como el peronismo kirchnerista en Argentina está forzado a bregar hoy con la herencia del macrismo –que solo logró agravar los problemas creados durante el gobierno de Cristina Fernández–, Arce Catacora tendrá el desafío de desarmar la bomba de tiempo que él mismo creó y que el gobierno de Jeanine Áñez eligió no desactivar.
Uno de los errores más destacables del gobierno saliente en materia económica fue haber negado la ruina de las cuentas públicas.
Otro fallo fue asumir el camino del ajuste gradualista –que condujo al fracaso de Macri en Argentina– mientras afirmaban que todo estaba bien y no se tomarían medidas radicales en ningún ámbito.
Cuando Mauricio Macri asumió el poder en 2015 la ruina fiscal en Argentina era de tal envergadura que no había margen para equivocarse aplicando el gradualismo que su ministro, Alfonso Prat Gay, tanto se empeñó en defender por temor a generar una convulsión social.
Aparentemente, el error en Argentina se fundó en la pretensión de buscar la reelección desde un principio y pecar de arrogancia creyendo que “el mejor equipo económico de los últimos 50 años” tendría la capacidad de garantizar la estabilidad sin verse obligado a realizar ajustes y reformas durante cuatro largos años.
Sin embargo, tan sólo dos años más tarde, luego de sufrir un incremento de tasas de interés de la Reserva Federal en Estados Unidos y una sequía no vista luego de varios años, Macri tuvo que realizar un ajuste todavía mayor al que hubiera aplicado en un principio.
Fue así cómo Mauricio Macri terminó perdiendo la mayor oportunidad en al menos siete décadas de enterrar el peronismo de una vez por todas en Argentina.
Hoy en Bolivia, al menos de momento, Arce envía muy malas señales a corto plazo anunciando mayores inyecciones monetarias en la economía mediante bonos, la creación de impuestos a las grandes fortunas y el impago de la deuda pública externa durante dos años. Estos indicios no ayudan en nada a que el país establezca certidumbre y previsibilidad de corto plazo para los capitales que hoy necesita más que nunca.
Sin embargo, Arce parece haber entendido el error tanto de Macri como de Áñez en el manejo de las expectativas del público, reconociendo que en la economía hay problemas muy preocupantes cuyo tratamiento requerirá de medidas que probablemente él considerará como “extraordinarias” aduciendo que el agujero fiscal que se encontrará al asumir el mandato –el 8 de noviembre– era más grande de lo que pensaba en un inicio¬.
Jeanine Áñez se equivocó avalando implícitamente el modelo del MAS –al haberlo mantenido intacto–, ahora tendremos que esperar para saber si Arce Catacora empezará su gestión reconociendo que sin la gestión de Áñez no tendría pretexto alguno para realizar ajustes.
Si el presidente entrante no está dispuesto a hacer reformas estructurales, esperamos que al menos asuma el desafío de aplicar ajustes impopulares impostergables (como liquidar empresas públicas deficitarias o eliminar –al menos parcialmente– la subvención a los hidrocarburos).
Si Arce no toma las medidas oportunas durante los primeros 20 días de su mandato, todo irá a peor.