Parte de lo que aparentemente se va a discutir en la economía global en 2021 -y para bien-, es la gran cantidad de proyectos de incrementos de impuestos que hay por todo lado, siguiendo la enorme cantidad de deuda que se ha acumulado en 2020 durante la pandemia.
Probablemente el inicio de esta nueva ola impositiva vino alrededor de los meses en que en España -uno de los países que más ha intervenido de manera decidida su economía, aprovechando de la crisis sanitaria, y que al mismo tiempo mayores consecuencias está sufriendo por ello ahora mismo- provocó una huida masiva de depositantes hacia refugios fiscales como Luxemburgo alrededor de mayo de 2020.
A partir de ese momento se fue haciendo cada vez más relevante no sólo en España sino en varios otros lugares alrededor del globo, la discusión sobre el hecho de que el incremento del gasto público, la deuda y la acumulación de déficits fiscales está alcanzando niveles insostenibles y nunca antes vistos ni imaginados.
Pues al respecto hemos visto y comentado anteriormente lo que está sucediendo en determinados lugares: el éxodo masivo de empresas e individuos o familias con muy alto patrimonio en busca de jurisdicciones que les ofrezca un mejor trato, como Hewlett Packard, Oracle o Tesla se han ido a Texas, o cómo distintos fondos de inversión como el de Paul Singer o Carl Icahn, o el mismo Goldman Sachs, se mudan a la Florida.
Esto no es nada nuevo, y viene sucediendo desde hace ya varios años. En 2013, por ejemplo, Gerard Depardieu renunció a su ciudadanía francesa como forma de protesta por la decisión del Gobierno de François Hollande de aumentar al 75% los impuestos sobre la renta de los más ricos.
De igual forma, en 2014, Boris Johnson, Primer Ministro del Reino Unido, nacido en Nueva York, renunció a su ciudadanía americana para asegurarse de que el IRS estadounidense no le cobrara impuestos por la venta de un inmueble en Londres, pues resulta que el Gobierno de Barack Obama estableció el Foreign Account Tax Compliance Act, o FATCA, que obliga a que las instituciones financieras o no financieras en el exterior reporten las cuentas de los siete millones de ciudadanos estadounidenses en cualquier parte del mundo, para cobrarles impuestos que podrían alcanzar hasta un 30%.
En este sentido, tomar la decisión de simplemente marcharse de una ciudad o un país e incluso de un continente a otro, no es nada fácil.
Entre aquellos creadores de legítima riqueza, quienes no aguantan ni están dispuestos a soportar más regulaciones, impuestos, pérdida de seguridad jurídica y demás, se sienten atraídos de cambiar de residencia o incluso de nacionalidad en cuanto se enteran de la posibilidad de adquirir una residencia permanente por inversión o una golden visa por medio de programas especiales creados para este fin.
Sobre todo en lugares como América Latina, es muy común ser presa de la coyuntura política, de los riesgos que conlleva vivir y tratar de generar riqueza en jurisdicciones donde la seguridad jurídica es muy pobre, o directamente nula.
Por ejemplo, hace poco se conoció la nueva lista que Henley & Partners elabora anualmente sobre los pasaportes más poderosos en el mundo, y si uno observa las posibilidades que tienen los latinoamericanos, realmente dejan mucho que desear.
Mientras pasaportes como el de Japón o Singapur permiten ingresar sin visa a 191 y 190 países, respectivamente, pasaportes como el de Chile permiten ingresar sin visa a 174 países, Brasil y Argentina a 170, México 159, pero ya pasaportes como el de Ecuador o Bolivia permiten ingresar apenas a 92 y 83 países.
Entonces, para ayudar a tomar mejores decisiones a quienes decidan irse vivir e invertir en otro país de manera definitiva y aprovechando algunas ventajas fiscales legales concretas que ofrecen algunos países en ste sentido, es necesario aclarar algunas ideas, en este caso sobre cómo obtener una residencia permanente o una golden visa a cambio de invertir en determinada jurisdicción.
Primero, ¿qué es una golden visa?
Sobre todo a raíz de la Gran Recesión de 2008, que se extendió de distintas maneras hasta la crisis del euro entre 2011 y 2012, no todo fue incremento de impuestos como ahora a comienzos de 2021. También hubo una serie de programas con incentivos de inversión para los grandes capitales globales.
En la Unión Europea existen países como Malta, Bulgaria o Chipre, que, a cambio de una inversión que puede oscilar entre los €800 mil y €2 millones, otorgan la naturalización de un inversor como un ciudadano más de un Estado miembro.
También hay otros países con programas similares, pero menos comunes como los de Grecia, Irlanda, Italia, Letonia, Países Bajos, Croacia, Francia, Polonia, Portugal, Eslovaquia, Estonia y el Reino Unido, que lo que otorgan es solamente la posibilidad de residir en el Estado miembro que otorga dicha residencia, y no así en el resto de la Unión Europea, aunque sí permite una visa Schengen de 90 días.
¿Cuáles son las características y requisitos se necesita para calificar para una golden visa de España, por ejemplo?
Desde luego, está de más decir que este programa está diseñado para ciudadanos de fuera de la Unión Europea, sino poco sentido tendría.
Entre las 4 o 5 maneras de obtener una golden visa española, la más sencilla requiere:
- Inversión en bienes inmuebles en España con un mínimo de €500.000 (sin cargo a hipoteca).
- La golden visa no está sujeta al Régimen General de extranjería, sino de a la Ley de Emprendedores, cuyo objetivo es atraer talento altamente cualificado e inversión.
- Escrituras de compra/venta y certificado de dominios y cargas.
- Seguro médico privado contratado en España.
- No tener antecedentes penales en cualquier país donde haya residido en los últimos 5 años.
- Acreditar medios económicos suficientes para vivir de manera lucrativa o no en España: certificado bancario de €26.000, y un adicional de €7.000 por cada miembro de la familia.
- Encontrarse en España al momento de solicitar la golden visa.
Tratar de conseguir determinada residencia permanente, pasaporte o golden visa, no es un proceso exento de dificultades.
Como decía en un principio, para algunos vivir en España tampoco es la promesa del cielo sobre la tierra. Comparativamente hablando, para un latinoamericano tal vez España sea un mejor lugar para vivir, pero la decisión no es tan elemental.
España también tiene sus propios problemas, y por eso muchos han decidido mudarse a Andorra. ¿Por qué lo hacen? Porque España es un auténtico infierno fiscal.
- El IRPF (Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas) en España es del 47% desde los €300.000.
- IRPF en Andorra no supera el 10%.
- IVA en España: 21%.
- IVA en Andorra: entre 1% y 4,5% (el más bajo de Europa).
No obstante, y antes de seguir, Andorra no es un paraíso fiscal, porque, entre otros aspectos, cumple con los Acuerdos Intergubernamentales (IGA) de la OCDE, es decir, es un país cooperante y cumple con el Common Reporting Standard, no figura entre los países considerados como no cooperantes o como paraísos fiscales.
En el mismo sentido, ya sea que uno quiera irse a vivir a España o Andorra -lo cual implica elegir el lugar donde uno va a contribuir por todas las rentas que genere en el mundo-, consulta con un experto antes de tomar cualquier decisión, y para el momento en que ya lo hayas hecho, cumple rigurosamente con el proceso y los requisitos.
¿Cómo se considera a alguien como residente fiscal? Existen dos criterios para determinarlo: mediante el criterio de que se reside más de 183 días en territorio español, y el criterio del lugar donde mayores sean sus intereses económicos.
Muchas veces esto da lugar al llamado conflicto de doble residencia. Por ejemplo, si uno reside en Andorra, pero tiene la mayor parte de su patrimonio en España, o si la mayor parte de sus ingresos proviene de allí -como suele suceder mucho en la industria digital-, entonces ésta última es, en realidad, su residencia fiscal, con lo cual deberá tributar en España.
No obstante, en este caso específico lo más importante es determinar la residencia permanente para ver si se acoge al tratado bilateral existente entre España y Andorra para evitar la doble imposición.
Nada de esto tendría que generar problema con Hacienda en tanto y cuanto el patrimonio que se tiene fuera de España, así como los ingresos que este genere, sea debidamente declarado.
Ahora bien, los problemas surgen cuando algunas personas realmente buscan evadir impuestos mediante la creación de falsas empresas e identidades, así como ha habido también asesores legales que presionan a las oficinas de migración para conseguir documentos para sus clientes, o incluso tratan de engañar tanto a sus clientes como a las oficinas de migración de manera simultánea.
Muchos otros también tratan de burlar las reglas alquilando un departamento por un tiempo determinado mientras son evaluados para calificar a la residencia. Esto también significa tener problemas tarde o temprano.
Y por lo general -aunque haya habido excepciones- quienes tratan de burlar las reglas son quienes pretenden utilizar estos mecanismos para el lavado de activos, o incluso para un cambio de identidad.
Entonces, lo recomendable es que no sólo debe cumplir con las reglas y requisitos, sino que además debe poder demostrar que cumple con dichas reglas y requisitos. En todo caso, las autoridades tienen perfectamente la capacidad de detectar el fraude mediante el uso de tarjetas de débito, de crédito, facturas de consumo, mediante rastreo digital, redes sociales, y un largo etc.
Y si finalmente decides cambiar de residencia fiscal y vivir en otra jurisdicción, parte de irse a vivir a otro país u otro Estado, implica informar no sólo a las autoridades del nuevo país al que llega, sino también a las autoridades de la jurisdicción de la que uno se va, que también ha terminado formalmente con sus intereses económicos.
Entonces, por sobre todas las cosas, infórmate, asesórate y acude a despachos de abogados especializados en derecho migratorio, y que además estén debidamente acreditados, porque no puede haber margen posible para dudas sobre el origen legal y legítimo de tu riqueza. No puede haber siquiera sospecha de corrupción.
Los cambios de residencia son para quienes realmente buscan cambiar de residencia de manera definitiva, no para quienes buscan burlar la ley.
Muchas veces el proceso de selección es eficiente y contribuye a la integridad del programa, pero muchos de estos programas también tienen fallas de diseño. Lo mejor, en todo caso, es no hacerlo porque uno va a obtener determinado pasaporte, sino porque realmente quiere residir ahí, y en ese sentido lo mejor es seguir el camino convencional para lograrlo.
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