Nadie tendría por qué esperar a la caída de un régimen dictatorial para denunciar sus más oscuras acciones, pero hacerlo ahora cuando está a punto de caer una de las dictaduras más antiguas del mundo, probablemente es tan pertinente como pocas veces.
Este es el rol que ha jugado la dictadura comunista de los Castro y Díaz-Canel en Bolivia, con el régimen de Evo Morales primero y con el de Arce Catacora después.
Médicos cubanos esclavizados por la dictadura castrista
De acuerdo con el Ministerio de Salud y Deportes de Bolivia, el país firmó “un convenio para la atención médica común y desinteresada” con Cuba que –entre 2007 y 2019–habría realizado más de 70 millones de atenciones sin costo, además propiciar 46.795 exámenes de laboratorio, 253.134 cirugías y atender 58.450 partos en Bolivia.
Acorde con una investigación de Voz de América de mayo de 2020 sobre los programas o convenios con médicos enviados por la dictadura castrista, e impulsados por los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, “la venta de servicios médicos es la principal fuente de renta de la economía cubana, superando al turismo y a la producción industrial, incluso a las exportaciones” de productos como el tabaco o la caña de azúcar”.
No obstante, de acuerdo con la misma investigación, esto constituye una forma de “esclavitud contemporánea”. La voz de América afirma que, por ejemplo, en el programa “Mais Médicos” de Brasil -un caso que aún está en los tribunales de Miami- se denunció que el gobierno estaba pagando $5.000 por cada médico contratado, de los cuales $4.000 tienen cuentas de la dictadura cubana como destino final.
De hecho, el exdiputado por Unidad Demócrata, Amilcar Barral, denunció en 2019 que los médicos cubanos en Bolivia reciben sueldo, casa y comida pagada por el Estado boliviano.
Las mejores clínicas cubanas están fuera de Cuba
En 2015 Evo Morales dijo en una entrevista con Jordi Évole, de La Sexta, que “entregar un campo deportivo es como entregar un hospital, deporte es salud”.
Sin embargo, el 16 de noviembre de 2019, pocos días después de la renuncia y abandono del cargo de Evo Morales, la policía allanó una serie de instalaciones pertenecientes a la República de Cuba, como señalan distintos documentos, entre las que se encontraba la Clínica del Colaborador.
Esta clínica cubana, ubicada en Achumani, uno de los mejores barrios de La Paz y Bolivia, contaba con uno de los mejores equipamientos del país, al incluir tomografías de $800 mil dólares, saunas y jacuzzis, además de instalaciones de máxima seguridad como un búnker. era de uso exclusivo de Evo Morales y su entorno más cercano.
Varios meses más tarde, el 21 de julio de 2020, el gobierno de Jeanine Añez anunció la disposición de la Clínica del Colaborador para dedicarla a la atención de pacientes contagiados con covid-19.
Llama la atención, pues, que ahora que Cuba atraviesa por una severa crisis agravada por la pandemia, y que revela que la fortaleza de su sistema sanitario es solamente un mito, Díaz-Canel no priorice la salud de los cubanos en la isla y prefiera priorizar la salud de sus colegas como Morales y camaradas allegados en un país como Bolivia.
Llama la atención, pues, que ahora que Cuba atraviesa por una severa crisis agravada por la pandemia, y que revela que la fortaleza de su sistema sanitario es solamente un mito, Díaz-Canel no priorice la salud de los cubanos en la isla y prefiera priorizar la salud de sus colegas como Morales y camaradas allegados en un país como Bolivia.
De “atención médica desinteresada” a formación militar
Pero eso no es todo. A raíz de la narrativa del golpe de Estado de 2019 que el gobierno de Arce Catacora y el Movimiento al Socialismo (MAS) todavía insisten en instalar en la opinión pública, este reciente 14 de julio, Carlos Valverde mostró un video del coronel en servicio pasivo del Ejército, Jorge Santistevan, comentando sobre la acusación del gobierno de Arce al de Mauricio Macri de haber enviado armas militares para apoyar el supuesto golpe.
Valverde aprovechó para recordar que “en el gobierno de Evo Morales, cuando el Gral. Kaliman era comandante en jefe de las FFAA, Álvaro García Linera, su hermano Raúl y cubanos, se hicieron cargo del sistema de inteligencia del Ejército”.
Santistevan además agregó: “el (hecho de) que haya extranjeros dentro de una instalación militar coordinando el planeamiento de la seguridad y defensa del Estado, es algo que el Gral Kalimán, e incluso el Gral. Bersatti, que era Senador por el MAS, deben esclarecer, porque constituye una traición a la patria”.
Evidentemente, Freddy Bersatti, excomandante del Ejército desencantado con el MAS, escribió un libro en 2020 titulado Los cuatro del poder oscuro, donde asegura que había cubanos dentro del Estado Mayor del Ejército durante el gobierno de Evo Morales, además de los hermanos Gacía, Juan Ramón Quintana y Hector Arce, organizaron “al menos ocho tramas de corrupción y terrorismo”.
De igual manera, el gobierno de Jeanine Añez acusó a Cuba y Venezuela de estar detrás de la violencia en Bolivia en apoyo a Evo Morales en noviembre de 2019, además de afirmar también que “el embajador de Cuba en Bolivia, Carlos Rafael Zamora, al que citó como ‘el Gallo Zamora’, es parte de la inteligencia cubana que intervino en conflictos en Nicaragua y en Ecuador”.
Fue por eso, entre otras cosas, que luego los médicos cubanos fueron expulsados de Bolivia.
No mucho tiempo después de estas denuncias, Raúl García Linera reconoció en una entrevista con un medio argentino, que el gobierno de Morales tenía como objetivo la “formación militar de los movimientos sociales”.
En definitiva, ninguna de las intenciones que la dictadura castrista dice tener en cada una de las relaciones diplomáticas que establece con distintos gobiernos, es real.
Siempre tiene la intención de primero lavar su imagen y la de buscar apoyo político, pero por sobre todas las cosas, pretende exportar su revolución armada al mundo para imponer el comunismo.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 16 de julio de 2021.