Tal vez por falta de conocimiento sobre la materia o simple desinterés, fueron muy pocos los medios de comunicación e incluso políticos opositores en Bolivia que se hicieron eco de que la expresidenta Jeanine Áñez haya sido nominada al Premio Andrei Sájarov a la Libertad de Conciencia, cuando, en realidad, la sola nominación se trata de un hecho de suma importancia para la causa de la libertad, los Derechos Humanos y la preservación de la institucionalidad democrática en Bolivia y la región.
La noticia la dio a conocer el eurodiputado español por el partido Vox, Hermann Tertsch, este 9 de septiembre, con este comunicado: “Jeanine Añez, ex presidente interina de Bolivia, presa política bajo el gobierno narco-comunista de Luis Arce, nominada candidata al Premio Andrei Sajarov de Derechos Humanos del Parlamento Europeo. Añez está sometida a tratamiento cruel e inhumano en una prisión boliviana”.
No obstante, el proceso de nominación de Áñez -así como también de la política opositora venezolana María Corina Machado- comenzó ya en marzo, y a iniciativa de Berta Soler y Guillermo Fariñas, líder de las Damas de Blanco y portavoz de la organización ciudadana Unión Patriótica de Cuba, respectivamente.
Andrei Sájarov y la importancia del premio en su nombre
El Premio Andrei Sájarov a la Libertad de Conciencia fue creado en 1985, y ha sido otorgado por el Parlamento Europeo de manera anual a personalidades tan destacadas como Nelson Mandela (1988), Oswaldo Payá (2002), Malala Yousafzai (2013) y Leopoldo López (2017).
El premio es otorgado honrando la memoria de Andréi Dmítrievich Sájarov (1921-1989), científico y disidente soviético que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1975, por su lucha en favor de los Derechos Humanos en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Sájarov fue un científico que dedicó una importante parte de su trabajo al desarrollo de las armas nucleares desde los años 50, y de manera más concreta, en desarrollar la primera bomba de hidrógeno soviética en pleno apogeo de la Guerra Fría.
Consciente de las implicaciones reales de sus descubrimientos, y advirtiendo los riesgos y consecuencias de una guerra nuclear mundial a partir de las primeras pruebas, Sájarov fue cambiando de postura radicalmente hacia la década de los 60 hasta convertirse en un activista en contra de la carrera armamentística de la URSS, y en favor de tratados internacionales que las prohibieran.
Además, en 1968 escribió un ensayo titulado Progreso, coexistencia pacífica y libertad intelectual, por el que se le prohibió investigar en cualquiera de los centros y laboratorios militares de la URSS, se le desposeyó de los honores recibidos anteriormente.
Desde entonces, y más aún durante la década de los 70, Sájarov dedicó su vida al activismo en favor de la libertad y los Derechos Humanos, hasta que en 1980 fue arrestado por sus protestas públicas contra la guerra en Afganistán, e inmediatamente deportado en su propia tierra, y confinado en la entonces ciudad de Gorki, una ciudad cerrada e inaccesible a los extranjeros, donde fue impedido hasta de acceder una línea telefónica.
En este sentido, distinguir a determinada personalidad con el Premio Sájarov significa primero la imperiosa necesidad de reconocer la libertad y los Derechos Humanos allá donde fuera necesario, sin condiciones ni complejos políticos, y luego llamar a la comunidad internacional a defender casos concretos como los de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia, de manera conjunta.
Las implicaciones de un Premio Sájarov para Jeanine Áñez
Actualmente la expresidenta Jeanine Áñez guarda prisión preventiva por seis meses consecutivos en una cárcel del barrio de Miraflores, en la ciudad de La Paz, con una serie de juicioso y acusaciones como genocidio y golpe de Estado, una situación sobre la cual la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha pedido un informe al régimen de Arce Catacora, y por el que luego de más de una semana de plazo no ha obtenido respuesta.
Para dar cuenta sobre la importancia de la sola nominación de la expresidenta Áñez al Premio Sájarov, quien se hizo eco de esto fue Evo Morales, quien apuntó contra Tertsch y Vox en una una serie de tweets con afirmaciones tan virulentas como las siguientes: “El europarlamentario de la extrema derecha de España (Vox), Hermann Tertsch, pide premio para la principal responsable de masacres, ejecuciones extrajudiciales, torturas, persecuciones y graves violaciones de DD.HH. del gobierno de facto”.
Luego continúa: “Así, Vox muestra su desprecio por la vida de 38 hermanos, en su mayoría indígenas, ejecutados por el gobierno de facto por defender la democracia.
Denuncio ante el mundo a esta derecha racista y neocolonialista europea que pisotea la dignidad y derechos de los pueblos indígenas”.
Y finalmente añade: “Con su campaña de mentiras, Vox atenta contra la soberanía y convivencia pacífica del pueblo boliviano que recuperó la democracia de las garras del golpismo alentado por la extrema derecha local e internacional. El intervencionismo es arma del imperialismo”.
Tertsch respondió así: “ Morales, ese defraudador, pederasta, narcotraficante, dictador y usurpador, traidor a su pueblo y ladrón de bienes boliviano para pagar a canallas españoles, culpable de miles de muertes, torturas y matanzas, me insulta porque honramos a la víctima de sus sicarios. Seguiremos”.
En este sentido, es de esperar que tanto María Corina Machado como la expresidenta Jeanine Áñez sean reconocidas con tan importante premio de la Unión Europea, y que además la oposición y los medios en Bolivia la acompañen.