Arrancamos con lo más importante del tercer trimestre y algo de perspectivas al cierre del año.
¿La pandemia del Covid-19 está quedando atrás, por fin?
Tengo la impresión de que la pandemia empieza a ser un problema del pasado, debido, entre otros aspectos, a que la temida variante Delta no está causando los estragos advertidos.
Por eso ahora los mercados ya no parecen guiarse por la pandemia para tomar decisiones y marcar su rumbo, más aún cuando, a pesar de que así no lo quisieran, los gobiernos empiezan a levantar las restricciones e incluso a aceptar que las cuarentenas no funcionan y que hay que empezar a aprender a convivir con el virus, finalmente.
Ahora mismo el rumbo de la economía global y los mercados está marcado por las decisiones de política económica ya en el corto plazo, y más aún frente a una crisis que podría ser agravada tanto por Evergrande como por cualquier otro factor detonante.
¿Es Evergrande un Lehman al cuadrado?
Uno de los temas más importantes de todo el trimestre ha sido uno que se ha manifestado recién en las últimas semanas del trimestre. Estamos hablando del gigante inmobiliario chino Evergrande, uno de los mayores desarrolladores inmobiliarios no sólo de China sino también del mundo.
Se ha discutido mucho sobre si Evergrande constituye un problema comparable al de Bear Stearns o al de Lehman en 2008. Aunque todavía no existe consenso, afortunadamente, sí que hay elementos para decir lo siguiente:
Sus posibilidades de bancarrota son considerablemente grandes porque, de hecho, ya ha entrado en impago de intereses en sus bonos, y si lo hace la amenaza de llevarse todo el mercado financiero internacional por delante: Daniel Lacalle estima que “los activos totales de Evergrande que están al borde de la quiebra superan la cifra de toda la burbuja subprime de Estados Unidos”, y JP Morgan estima que el peso directo e indirecto del sector inmobiliario en el gigante asiático es de nada menos que el 25%.
Diego Parrilla, por su lado, dice que Evergrande es el problema de Lehman elevado al cuadrado.
¿El mayor riesgo es el tapering o la estanflación?
Durante varios meses la Reserva Federal ha sostenido que a consecuencia de los mayores estímulos monetarios que el mundo haya conocido nunca para encarar la recesión fruto de las cuarentenas masivas y forzosas de la pandemia del Covid-19 -la expansión crediticia y monetaria ha crecido a un ritmo promedio del 26% en menos de un año-, no había peligro de inflación. Por tanto, se instaló en la opinión pública la idea de que la mayor amenaza para los mercados era el inicio de un retiro moderado de los estímulos -el tapering– o incluso el incremento de tasas ante los datos de inflación de mediados de año, niveles que,en algunos casos, no se veía desde hace 40 años.
Luego -todo esto en este año, apenas- la Reserva Federal dijo que no veía la inflación. Más tarde dijo que la inflación era manejable, y que, en todo caso, era transitoria. ¡Pero ahora los economistas dicen -le están dando ideas a Powell, que “un poquito de inflación es buena”! A esto hemos llegado.
Sin embargo, el temor ahora mismo ya no es que -insisto, fruto de los estímulos de la Reserva Federal- se desencadene la inflación, sino que se desencadene la estanflación, es decir, un escenario de estancamiento en la economía real con incremento permanente del desempleo y de crisis típica en el sector bancario y financiero, pero además con un proceso acelerado en el poder adquisitivo de la moneda e inflación consecuente.
Se considera que la recesión inflacionaria o la estanflación, es el peor de los mundos, porque en la pretensión de solucionar un problema que la misma Reserva Federal creó en un principio, tratará de introducir adicionales dosis de dinero de nueva creación en la economía, y si acaso no funciona -como muy bien explica la Escuela Austríaca de Economía-, hundirá todavía más la economía real y además provocará mayores incrementos de la inflación. Esto es lo que ya viene sucediendo.
La única manera de encarar este problema fue de la manera en que Paul Volcker lo hizo a principios de los 80, cuando incrementó las tasas de interés de manera muy abrupta y sorpresiva. Hoy nadie tiene las agallas en la Reserva Federal para hacer lo mismo y salvar al dólar, aunque -insisto- no quede más alternativa, y como diría Mises, “Cuando llegue el inevitable final, la depresión será tanto más violenta cuanto más tiempo el gobierno la haya venido aplazando”.
Pero volvamos al momento actual. Para ver el problema en el que la Reserva Federal se ha metido sin que nadie la llamara, de acuerdo a la previsión de crecimiento que tiene la Reserva Federal de Atlanta, el índice “GDP Now”, el crecimiento en EEUU tendría que haber sido de aproximadamente el 6% o incluso algo más para finales de julio o principios de agosto. Sin embargo, hoy el crecimiento es de apenas el 1,3% del PIB, confirmando pues que la estanflación ya está aquí, o que al menos merodea.
En mi criterio, vamos a pasar de un escenario de inflación como el actual, luego al de estanflación, luego -esperemos que no, y aunque no sea probable sí que es posible- uno de hiperinflación, y solo finalmente uno de deflación en el que todo caiga finalmente en su sitio con correcciones mayores al 50% en los mercados bursátiles.
Tratarán de aplazar las etapas con la misma batería de medidas que causaron el problema en un principio, aunque probablemente de manera cada vez más improvisada, pero cada etapa es inevitable. Tendrán que darse tarde o temprano. Pienso que la crisis tendrá ese orden de factores, ese orden de etapas, -inflación, estanflación, tal vez hiperinflación y deflación- aunque no sé cuándo, no sé cuánto duraría cada etapa ni qué intensidad tendrán.
Entonces, y así como habíamos dicho en otras oportunidades, lo próximo a ver, lo más probable es que en un futuro no muy lejano veamos inflación y bajas tasas de interés de manera simultánea antes de pasar a la estanflación, que no tiene por qué ser de decrecimiento del PIB, sino de un crecimiento demasiado moderado de alrededor del 1% (esto ya es una barbaridad en comparación a todos los planes de estímulos implementados).
Muchos interpretan la retirada de estímulos positivamente, porque significaría que los datos macroeconómicos son mejores. Sin embargo, como ya vimos, esto no mejora: tenemos inflación en alquileres y vivienda, en activos financieros, en energía, etc.
Las previsiones de inflación de la Reserva Federal para 2022 son del 2,1%, y en el caso del Banco Central Europeo son del 1,7%, y por supuesto que no las van a cumplir.
Más aún, para ver que algo muy complicado está sucediendo incluso al interior de la Reserva Federal, y de manera más concreta, sobre la decisión que se podría tomar a partir de la próxima reunión de la Fed en noviembre, es que el presidente de la Reserva Federal de Boston, Eric Rosengren, y el presidente de la Reserva Federal de Dallas, Robert Kaplan, han anunciado su dimisión por separado la anterior semana debido a un escándalo que no ha alcanzado a los medios como debió ser: renunciaron por haber hecho ‘inside trading’.
Lo relevante de este asunto es que refuerza la idea de que pronto habría cambios en la política de la Reserva Federal, y por eso Rosengren y Kaplan hicieron movimientos recientes con información privilegiada, arriesgándose a ser descubiertos.
Está de más decir que todo este problema descrito puede tranquilamente extrapolarse a la Eurozona también.
¿América Latina se encamina nuevamente a ser presa de la izquierda extrema?
Sobre América Latina, me voy a concentrar en lo que está pasando -que es verdaderamente preocupante- en tres países en concreto: Colombia, Chile y Perú.
La seguridad jurídica está cayendo a plomo en estos tres países, que son justamente los que sostenían la buena cara de la región mientras países como Argentina, Venezuela y Brasil se encontraban en una crisis muy profunda mucho antes de que cayera la cotización internacional de los commodities que típicamente exportan.
Ahora que estos tres países terminando cayendo nuevamente en una larga época que parecía superada, donde reinaba nada menos que el terrorismo, ahora vuelve a ser la norma nuevamente, y, por tanto, terminarán cayendo -aunque esperemos que no- en el camino que ha emprendido la generalidad de la región desde la era de Hugo Chávez. Es una pena, pero es así.
Esto lo saben los grandes capitales, y por eso han estado huyendo masivamente de estos tres países.
En colombia no será raro que -con ayuda de los graves errores de política económica de Iván Duque- Gustavo Petro termine siendo presidente. Ojalá esté equivocado.
En Chile, aunque José Antonio Kast ha alcanzado ya el segundo lugar en las encuestas para las elecciones de noviembre, ya es suficientemente preocupante que el favorito sea alguien como Gabriel Boric.
Y en Perú ya gobierna Sendero Luminoso, digan lo que digan.
¿Cómo invertir en un entorno de estanflación?
Como muy bien saben mis clientes, el objetivo de todo esto es ayudar a la gente a preservar su legítima riqueza a largo plazo estableciendo estructuras legales de preservación patrimonial y además invirtiendo una parte o la totalidad de ese patrimonio advirtiendo los riesgos mencionados, la pregunta es.
En este sentido, los inversores están esperando que los principales bancos centrales elaboren sus planes para el siguiente año, y se mantienen a la expectativa del comienzo de la retirada de estímulos monetarios de la Fed entre el último trimestre de 2021 y el primero de 2022.
Sin embargo, la pregunta en este complicado escenario es: ¿cómo trasladar este diagnóstico a las posiciones del portafolio de inversión?
Pues me mantengo en gran medida en la línea de Ray Dalio, cuando afirma:
You are not going to have an interest rate that’s going to compensate you anywhere for inflation so you have to look at the cost of the money, right? And so, that interest rate, whether it’s the bond rate or whether it’s the cash rate, certainly, you’re not going to get that. And so you, we have this wonderful sugar high which is to distribute the checks and so on. But that means everything else goes up in relationship to cash because it’s better to borrow cash, that’s just mechanics.
So we have that dynamic underway so we produce inflation but what you do know is that interest rates must be below inflation rates and must be below the nominal growth rate in order to deal with all of that debt in order to finance it and that depreciates the value of cash and money. So, you have to invest it elsewhere. That’s the dynamic right.
Y como prescripción, mantengo la misma posición como desde un principio, que se puede ver en detalle en esta presentación de finales del primer trimestre en Value School.
Que todo esto sea útil. ¡Suerte!
Balance y perspectivas segundo trimestre 2021
Balance económico primer trimestre 2021
Balance económico tercer trimestre 2020
Balance Económico Segundo Trimestre 2020
Balance económico al primer trimestre 2020