Los conflictos en Bolivia no terminan. Al estado de emergencia que distintos sectores como el de los gremiales y el los cooperativistas mineros mantienen frente a la Ley N° 1386, se suma el conflicto por el incremento del precio de la carne en el país, que solamente amenaza con aumentar el número de conflictos violentos entre la ciudadanía y contra el régimen de Arce, además de hacer crecer la incertidumbre sobre el rumbo de la economía nacional.
Este lunes 25 de octubre los carniceros decidieron elevar el precio de la carne en escala nacional de 4,30 a 4,75 Euros por kilo en sus distintos cortes, provocando una nueva crecida de conflictos en varios frentes.
Gobierno Central y carniceros en contra de exportadores e intermediarios
La Asociación de Carniceros a Detalle de La Paz, se pronunció en contra de los intermediarios de la carne, quienes habrían subido los precios, y además señalan que el incremento del precio de la carne se debe a un supuesto desabastecimiento por las exportaciones.
El ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, afirmó: “Pedimos a las empresas exportadoras que cumplan con el compromiso de abastecer de este producto al mercado interno con calidad de carne, a precio justo, sobre todo en Santa Cruz y los departamentos consumidores”.
Ganaderos y exportadores culpan a intermediarios
Emilio Peña, productor ganadero cruceño, afirmó que los ganaderos no tienen la capacidad de fijar precios de mercado, y además consideró que se trata de un “falso debate, pues lo que se vende en mercados externos es el sobrante del mercado interno”.
Y luego agregó: “Los últimos cinco años el precio del ganado se ha incrementado en 1%, a un ritmo mucho menor si se lo compara con la inflación. Esto se debe a las inversiones que han realizado los productores para la transferencia de tecnología que permita mayor eficiencia y una mejora en la producción de ganado”, dijo Peña.
Intermediarios observan que niveles de precios son insostenibles
Susana Gutiérrez, ejecutiva de la Asociación de Carniceros a Detalle de La Paz, manifestó el pasado viernes que el incremento de precios es inevitable, debido, a su vez, al incremento de costos de los intermediarios de este producto: “el precio para nosotros como vendedoras a detalle es insostenible, porque nosotros hasta el momento no hemos hecho subir ni un peso a las amas de casa. Pero ahora nos vemos en la necesidad de hacerlo”.
De la misma forma, Luis Hernán Álvarez, secretario ejecutivo de la Federación Departamental de Carniceros, señaló: “Pedimos disculpas a las amas de casa por el incremento. El Gobierno no está viendo el control de las exportaciones y son los mismos empresarios los que manejan el precio de la carne”.
El Estado decide intervenir e imponer controles de precios
Al respecto, la alcaldía cruceña decidió realizar operativos en el mercado en distintos centros de abasto en nombre de la protección de la ciudadanía frente a la especulación. Asimismo, el Gobierno dijo que no permitirá la subida y que la venta externa no es excusa porque se terminaron los cupos.
Igualmente, el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, a través del Comando Estratégico Operativo de Lucha Contra el Contrabando, ejecutará operaciones de interdicción sobre vehículos que se encuentren transportando ganado en pie en puntos carreteros con destino a áreas fronterizas, además del control y vigilancia sobre ferias de comercialización de ganado vacuno.
Por su lado, Franklin Flores, gerente de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), explicó que la estatal habilitará puntos de venta de carne de res en todas sus agencias. “Abasteceremos a las ciudades capitales y la cadena de frío que tiene Emapa. Tenemos acercamientos con las propias federaciones de los diferentes mercados de los diferentes departamentos. Primero, vamos a suscribir acuerdos para que nosotros podamos distribuir al mayor, y ellos puedan comercializar al detalle a las familias bolivianas”, dijo Flores.
De la misma forma, el viceministro de Defensa del Consumidor y Justicia, Jorge Silva, manifestó que «si se insiste en esta actitud, que entendemos es un atentado contra la economía de las familias bolivianas, va a tener que intervenir Emapa para habilitar todos los puntos de venta que tiene, vender directamente la carne al consumidor, e incluso a precio más bajo, porque estarías ya evitando el lucro que genera el intermediario».
Los cocaleros afirman que se busca convulsionar el país
Leonardo Loza, dirigente cocalero del Chapare y Senador por el Movimiento al Socialismo (MAS), sostuvo: “yo lamento que algunos que no tienen alternativa, propuesta, sugerencia de resolver temas económicos sociales, usando algunos temas como las leyes se vayan usando algunas instituciones cívicas”.
Y además agregó: “Esa alternativa de buscar la convulsión del país no va a funcionar porque el pueblo boliviano ha elegido a su gobierno, y su gobierno está trabajando en el tema de la reactivación económica, y creo que todos somos testigos. Aquellos que no están de acuerdo con la reactivación económica, con el crecimiento económico, con la estabilidad política democrática de nuestro país, yo considero que están en un momento absolutamente equivocado”.
Retornando al ABC de la economía
Aquí hay problema de todos contra todos, cuando, en realidad, los únicos responsables -el Banco Central de Bolivia (BCB) y Hacienda- no se pronuncian.
Parecería absurdo tener que repetir algo que incuestionablemente sostuvo el Premio Nobel de Economía 1973, Milton Friedman, hace ya décadas atrás, que “la inflación es en todo momento y lugar un fenómeno monetario”; y resulta más absurdo aún cuando se aplican controles de precios que no sólo no han funcionado en los últimos 4.000 años, como muy bien han demostrado Robert Schuettinger y Eamonn F. Buttler, sino que agravan considerablemente el problema que así pretenden solucionar.
El problema de la descoordinación entre oferta y demanda, a la vez que del incremento de precios, es consecuencia de la política económica y más aún de la política monetaria, de haber tratado de estimular la economía de la misma manera en que se construyó el auge económico insostenible del país desde que se implementó el modelo económico de Arce Catacora en 2006: ampliando la base monetaria indiscriminadamente para transferirla directamente a la gente en forma de bonos y para financiar el gasto y el déficit público.
Desde un inicio se advirtió que el problema que habían ocasionado las cuarentenas masivas y forzosas para encarar la pandemia del Covid-19 era un problema incuestionablemente en el lado de la oferta, y que para ello se requerían medidas por el mismo lado de la oferta, flexibilizando -o directamente liberalizando por completo- el aparato laboral y productivo, para que se recupere lo más pronto posible transformándose e identificando los problemas que puede solucionar.
Sin embargo, se decidió estimular la demanda como pocas veces se había visto antes; decidieron estimular el endeudamiento, el gasto y el consumo presuponiendo que reactivaría la oferta. Pues, no mucho más tarde no sólo ocurre que la economía real no se ha recuperado más allá del efecto rebote, sino que además se están observando las primeras señales del incremento de precios.
En otras palabras, se ha creado un escenario de estanflación (débil recuperación de la economía real e incremento simultáneo de la inflación) que será difícil de sobrellevar con las medidas que se viene implementando.
Esto también lo advirtió F.A. von Hayek, Premio Nobel de Economía 1974, cuando recurrió al término de “fatal arrogancia” para ilustrar la pretensión de los burócratas de saber cómo deben funcionar las cosas entre oferentes y demandantes, de saber qué es lo mejor para todos y cada uno de los ciudadanos del país.
Por ejemplo, ¿cómo saben las autoridades tanto de la Alcaldía cruceña, como los viceministros y gerente de Emapa cuál es el “precio correcto” de tal o cual producto o servicio para imponer su congelamiento a nivel nacional, o de que el abastecimiento de los mercados es cuestión de simplemente pedírselo a los ganaderos, intermediarios y carniceros?
El sistema libre de precios es el lenguaje que hablan los empresarios para saber cuánto, cuándo y cómo producir u ofrecer sus servicios. Sin ser perfecto, es el mecanismo más eficiente -el único, en realidad- para asignar recursos en una economía, más aún en entornos de crisis generalizada. De otra manera los empresarios producirán demasiado de una cosa o demasiado poco de otra, generando cuellos de botella a lo largo y ancho de toda la economía.
Hacer lo contrario, es decir, pretender saber cuáles son o deberían ser todos y cada uno de los precios en una economía ni siquiera es humanamente imposible, sino simplemente un asunto risible. Los controles solamente van a distorsionar todavía más una economía cuya dinámica ya está demasiado golpeada por el propio modelo socialista de Arce, y más aún por las medidas frente a la pandemia.
Y es que, así como también diría Montesquieu hace todavía más tiempo que Friedman y Hayek, “allí donde hay comercio las costumbres son dulces”: si se deja de híper-estimular la demanda agregada interna, si se deja de ejercer presión sobre el tipo de cambio, si se recorta el gasto público estructural de manera decidida, si se deja de financiar el déficit público con emisión monetaria en el mercado secundario, y si se deja de incrementar la deuda pública, la ciudadanía volverá a comerciar y, por tanto, cooperar entre sí, haciendo la economía vuelva a encontrar su cauce natural solucionando los problemas creados por quienes ahora pretenden decirle a todo el mundo cómo deben actuar.