La cantidad de errores que ha cometido el régimen de Luis Arce Catacora desde que el Movimiento al Socialismo (MAS) retornó al poder a finales de 2020, han superado por completo sus capacidades de liderazgo, al punto de que resulta difícil verlo retener el cargo durante cuatro años más.
Entre todas las medidas que ha tratado de implementar desde un principio, la única en la que ha tenido éxito ha sido la relativa al Impuesto a las Grandes Fortunas, que apenas recaudó $23 millones en 2021. Todas las demás medidas, como la Ley de Ganancias Ilícitas o el carnet de vacunación, se han traducido en una serie de derrotas que han llevado su popularidad a terreno peligroso incluso dentro de su propio partido.
Todo este problema ha desembocado en una fecha que tenía que ser clave por las expectativas que se han generado en torno a los cambios, el 22 de enero, fecha en que se celebra la nueva Constitución o el nacimiento del Estado Plurinacional.
Esta suele ser una fecha en la que se ratifica o renueva el gabinete de ministros de manera tradicional. Sin embargo, Arce acaba de dilatar estas decisiones debido a que la oleada de críticas a su gestión se ha traducido en que la población, incluido el MAS, exige la destitución de, al menos, cinco ministros.
Contrariamente a lo que el MAS trataría de proyectar en una fecha en la que se celebra una de sus mayores victorias políticas, esta vez serviría para todo lo contrario, para ilustrar uno de los momentos más críticos de su trayectoria. Por eso, Arce ha convencido a los distintos bloques masistas que más lo cuestionan y presionan, de postergar estas decisiones para el 11 de febrero.
Carlos Del Castillo es uno de los ministros más cuestionados y resistidos debido a una serie de motivos. Uno de ellos tiene que ver con el hecho de que sea el ministro encargado de la persecución política de opositores y tener encarcelada a una serie de ciudadanos, ex militares y policías, y ex autoridades como la expresidenta Jeanine Áñez, en detención preventiva durante más de 10 meses sin haber probado ninguna de las causas por las que se los acusa.
Se trata también de un ministro controvertido que ha hecho nuevas acusaciones contra la ex presidenta Áñez, afirmando que durante su gobierno “llevaron infectados de Covid-19 al Chapare para mermar la población”.
De manera más reciente también acusó a Áñez de haberse reunido con el presidente del Brasil Jair Bolsonaro, lo cual confirmaría el supuesto golpe de Estado en 2019 contra Morales. Un absurdo argumento sacado de la chistera para seguir retratando la ineptitud de Arce para ejercer el poder.
Pero Del Castillo no sólo genera anticuerpos en la oposición, sino también al interior del MAS. La Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), ha calificado a Del Castillo, uno de los principales colaboradores de Arce, como un “clasista y racista”, además de que constituye “una grave amenaza a la unidad y estabilidad” de la estructura orgánica campesina y, por tanto, del Proceso de Cambio.
Además, la CSUTCB ha calificado a Del Castillo como un traidor, “por haber contratado a una funcionaria del gobierno de facto” (en referencia a Andrea Luna, ex apoderada del exministro del gobierno de transición, Arturo Murillo).
Al respecto, el ministro de Gobierno parece haber sido derrotado. Recientemente dijo, resignado, que asume las críticas que puedan existir a su gestión, y deja su continuidad en el cargo en manos de Arce Catacora: “esto es una atribución exclusiva del presidente, que ha sido electo con más del 55 por ciento. Podemos cometer errores, como todas las personas. No obstante, siempre estaremos abiertos a recibir cualquier crítica y mejorar nuestras acciones en beneficio del pueblo boliviano”.
Lo mismo sucede con el ministro de Salud Jeison Auza, que acaba de desistir en obligar a la ciudadanía a que se vacune y porte un carnet que lo compruebe, como mecanismo para encarar la crisis sanitaria. Bolivia sigue siendo uno de los peores casos de la región, y no necesariamente por falta de vacunas. A raíz de la medida, varios simpatizantes del MAS decidieron bloquear carreteras en distintas ciudades del país.
No está claro el contenido de los discursos y celebraciones oficiales para este 22 de enero. Lo cierto es que se habían generado muchas expectativas en la ciudadanía para saber quién toma las decisiones finales más importantes en el país, dadas las fuertes y crecientes divisiones que existen en el seno del MAS y del propio régimen de Arce, pues tanto Arce como Choquehuanca, Morales e incluso García Linera tendrían cuotas de poder en el gabinete de ministros.
Lo que es indiscutible es que se tratará de una fecha muy deslucida y que ilustra qué tan debilitados están el régimen de Arce y el MAS en su conjunto. A partir de este punto, la tónica que vaya a asumir Arce hacia futuro constituye un enigma. ¿Se radicalizará? ¿Se mostrará como víctima? ¿Se profundizarán las diferencias al interior del régimen? Tal vez no lo sepan ni siquiera ellos mismos.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 20 de enero de 2022.
Arce se enfrenta a su propio partido en una pugna por el poder en Bolivia