La disputa cada vez más escandalosa por el poder entre Arce Catacora y Evo Morales al interior del Movimiento al Socialismo (MAS) vuelve a ser motivo de atención del público y causa de inestabilidad política en Bolivia: luego de varias semanas y varias acusaciones en su contra, Eduardo del Castillo, ministro de Gobierno, finalmente será interpelado en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), a iniciativa de su propio partido.
Se trata de un caso inédito en la era del poder del socialismo indianista del MAS durante 16 años en el país, aunque no es motivo de sorpresa dadas las rencillas que el partido empezó a tener al menos desde que Morales cometió un monumental fraude a finales de 2019 y huyó del país dejando solos a sus seguidores peleándose por él y luego de prometer “socialismo o muerte”, y más aún ante la derrota que sufrió el conjunto del partido en las elecciones departamentales y municipales de marzo de 2020.
Eduardo Del Castillo es un hombre de alta confianza de Luis Arce, pero es al mismo tiempo una piedra en el zapato del ala del evismo y los cocaleros del Chapare dentro del partido, por lo que se deduce que, si el ministro de Gobierno resulta censurado y consecuentemente destituido, el Gobierno de Arce resulta debilitado frente a la misma persona que le designó como candidato a la presidencia en primer lugar: Evo Morales.
Aunque no contra él de manera directa, Morales ha realizado varias acusaciones contra el régimen de Arce, pero de manera más precisa contra del Castillo o la Policía Nacional. Entre varias de las acusaciones que ha hecho se encuentran unos audios por los que afirma que existe encubrimiento del narcotráfico, ya sea por el propio régimen de Arce o al menos por el ministerio de Gobierno.
Aunque también de manera contradictoria, la última arremetida del jefe cocalero contra el ministro ha sido la de acusar al ministro de tener policías del servicio pasivo que apoyan a la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), que operan en las fronteras del oriente del país, “para conspirar contra la democracia”, aunque ésta no tiene presencia formal en el país desde que fue expulsada por el jefe cocalero en 2008 cuando ocupaba el máximo cargo apenas un par de años.
De esta manera, Morales ha arremetido contra Arce y su régimen en al menos 6 oportunidadesdesde 2021, así como el ala del evismo en la ALP ha cuestionado e incluso solicitado su remoción también al ministro de Justicia, Iván Lima; a la ministra de la Presidencia, María Nela Prada; y el ministro de Salud, Jeyson Auza.
En el mismo sentido, Ramiro Venegas y Freddy López, que son diputados masistas representantes del evismo, presentaron querellas contra el ministro debido a la falta de investigación y de detenidos por las denuncias de encubrimiento al narcotráfico que hizo Morales hace ya varias semanas.
Además, Eduardo del Castillo también ha recibido duras críticas por parte del propio gabinete del que forma parte. Iván Lima, ministro de Justicia; Héctor Arce, embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA); y Jorge Richter, vocero presidencial, han criticado recientemente a Del Castillo por el hecho de exponer a delincuentes comunes ante los medios de comunicación, siendo que el Código Penal sanciona el hacer escarnio de detenidos mientras no hayan sido condenados.
Además, Richter agregó que las prácticas del ministro del Castillo le recuerdan al denostado Arturo Murillo, ministro de Gobierno de la expresidenta Jeanine Áñez, aunque esa era también una vieja práctica recurrente de los distintos personajes que Morales ha tenido durante 14 años, y sobre lo que el masismo nunca había dicho nada.
Por todo lo visto que sucede entre las distintas alas del masismo y ahora en el propio seno del gabinete de Arce, las divisiones no parecen tener salvedades, y la muy probable censura y posterior remoción del ministro del Castillo podría traducirse en la materialización más importante de estas divisiones, quién sabe si para terminar enfrentándose en una eventual elección presidencial, dado que el masismo siempre ha elegido cómodamente a sus adversarios políticos para avanzar en sus objetivos.
Nada permite asegurar que, así como sucedió durante el gobierno de la expresidenta Jeanine Áñez, donde el masismo censuró a Arturo Murillo y Fernando López Julio, ministros de Gobierno y de Defensa, respectivamente, Del Castillo podría ser ratificado por Arce inmediatamente después fortaleciendo al ministro. Sin embargo, también podría traducirse en un enfrentamiento más crudo entre el evismo y los simpatizantes de Arce en medio de un deterioro cada vez más avanzado de la economía de la que éste último todavía se hace alarde.
La interpelación a Del Castillo estaba programada inicialmente para el pasado 19 de abril, pero fue postergada apenas un día antes, y aunque podría volver a suceder lo mismo, los últimos días del ministro en el gabinete de Arce podrían haber llegado.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera.