Tal y como habíamos advertido que sucedería inmediatamente después de la sentencia de la ex presidente Jeanine Áñez a 10 años de prisión por el caso denominado “Golpe II” el pasado 10 de junio, ahora el régimen de Luis Arce Catacora se encuentra a punto de ampliar la causa de “Golpe I” contra varios opositores.
El caso todavía se encuentra en etapa de consideración de acuerdo con el director de comunicación de la Fiscalía General, José Luis Tarquino, pero en cualquier momento podrían procesar a Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho, Samuel Doria Medina, Waldo Albarracín, Jorge Tuto Quiroga y Marco Antonio Pumari.
Todavía no existe explicación sobre por qué esto no ha sucedido aún, ni por qué se ha convocado como principales testigos del caso a Evo Morales o Álvaro García Linera, si no es porque se trata de una persecución política de acuerdo a los requerimientos del régimen del Movimiento al Socialismo (MAS). Cabe recordar que la sentencia que la ex presidente Áñez recibió hace un par de semanas, fue por el caso “Golpe II”, un juicio ordinario por incumplimiento de deberes cuando era senadora, y que la defensa prepara un recurso de apelación.
El caso “Golpe I”, también es un juicio ordinario, y es por su rol al asumir el mandato ante la ausencia de poder y abandono de funciones no solamente por parte de Morales y García Linera a finales de 2019, sino también por sus principales legisladores, y además por violaciones a derechos humanos y delitos de lesa humanidad que todavía no han sido comprobados como corresponde de acuerdo a la ley.
Sin embargo, de acuerdo con el relator de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la independencia de jueces, Diego García-Sayán, luego de una visita de trabajo a invitación del propio régimen de Arce Catacora, “tienen derecho a juicio de responsabilidades quienes hayan ejercido la presidencia, al margen de cómo surgió su mandato”.
Bolsonaro trabaja en refugio político para Jeanine Áñez
Luego de que toda la Comunidad Internacional y el mundo libre se pronunciaron contra los ataques inmisericordes que recibe Jeanine Áñez, este fin de semana fue el turno del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
A tiempo de criticar a Lula da Silva, su contrincante en las elecciones presidenciales de octubre próximo, por no haber condenado el injusto fallo contra la ex presidente Áñez, y al manifestar su temor porque probablemente sufra la misma suerte cuando deje el poder, Bolsonaro manifestó que trabaja en en la oferta de asilo político para Jeanine Áñez.
Concretamente, Bolsonaro afirmó: «Brasil está poniendo en práctica el tema de las relaciones internacionales, los derechos humanos, a ver si trae a Jeanine Áñez, le ofrece cobijo aquí en Brasil. Es una injusticia para una mujer encarcelada en Bolivia«.
Al respecto, el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Rogelio Mayta, sostuvo en una conferencia de prensa: “Lamentamos las desafortunadas declaraciones del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que son absolutamente impertinentes. Hacen una inapropiada injerencia en asuntos internos, no respetan las formas de relacionamiento entre Estados y no coinciden con las relaciones de buena vecindad y respeto mutuo entre Brasil y Bolivia”.
¿“Injerencia desestabilizadora” por parte de quién?
Sobre el pronunciamiento de Jair Bolsonaro y su oferta de asilo para Jeanine Áñez, Evo Morales ha dicho por medio de sus redes sociales: “la ‘preocupación’ y movilización mediática y desestabilizadora de políticos de la extrema derecha internacional a favor de los principales responsables del golpe de Estado, demuestran que el gobierno de facto fue el producto de una conspiración externa”.
Sin embargo, resulta cuanto menos llamativo que quien hoy es el que más ataques realiza contra Arce Catacora y su gabinete, sea quien denuncie “injerencia desestabilizadora” en el país. Morales ha acusado al régimen de Arce de ser corrupto, de trabajar para la DEA, el imperio y la derecha, de colaborar y encubrir al narcotráfico, y tanto él como parte de la bancada que lo representa en el Legislativo arremeten cada semana específicamente contra el ministro de Gobierno Eduardo del Castillo, quien ha estado a punto de ser censurado por su propio partido hace un par de semanas.
Pero más llamativo aún tendría que ser el hecho de que el régimen de Arce guarde silencio sobre los ataques permanentes y cada vez más duros de Evo Morales, y no lo acuse directamente a él de ser quien más contribuye hoy a su desestabilización.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 29 de junio de 2022.