No falta que en el Día de la Hispanidad surjan las quejas, críticas y prejuicios al estilo de Eduardo Galeano y Las Venas Abiertas sobre lo que España ha hecho en y por América Latina. Sin embargo, dígase un par de cosas sobre la verdad de lo que sucedió, tratando de hacer un balance objetivo.
No te creas eso de que antes de Colón en América los nativos vivían en paz, armonía y civilización, que eran sólo bondad y nobleza. Luego del genovés no todo fue color rosa tampoco, pero terminó con los sacrificios, el esclavismo, las torturas de los aztecas, mayas, incas, etc.
Tampoco es cierto eso de que Colón fue un genocida, porque su búsqueda era por oro y especias. No tiene sentido decir que su objetivo hubiera sido exterminar raza alguna, porque a los indígenas se los necesitaba como mano de obra. Los de los desmanes fueron de los conquistadores, luego de él.
Los españoles terminaron con la vieja y extendida práctica de los aztecas de esclavizar a sus enemigos, decapitarlos y jugar con sus cabezas, sacrificar niños y comerse su corazón. ¡No, si eran unos santos! Y sobre eso de que los españoles fueron genocidas, epidemias como la de la viruela terminaron con más indígenas que los propios colonizadores.
En todo caso, juzgar hoy los personajes históricos del pasado con criterios morales actuales no dejaría bien parado a casi nadie. Por ejemplo, si España tuviera que devolver todo el oro que se llevó, América Latina tendría que devolverle el castellano y su escritura, los caballos, el ganado bovino, ovino y porcino, la pólvora, las armas de fuego, el hierro y la metalurgia, la universidad, las boticas, las técnicas de navegación transoceánicas, el vino, ¡la guitarra!
¿Viva el Día de la Hispanidad? ¡Ni duda cabe!