España celebró elecciones municipales y autonómicas el domingo, y los resultados han sido tan duros para Pedro Sánchez, el PSOE, Podemos, Bildu y el conjunto de la coalición de izquierda, que Sánchez ha adelantado las elecciones generales, que debían ser celebradas en diciembre, para el 23 de julio.
Con esta perspectiva, Alberto Núñez Feijóo, líder del partido que más votos ha conseguido en todo el país, el Partido Popular, ofrece importantes recortes de impuestos (eliminará los impuestos de Sánchez a la banca y las eléctricas, el IRPF, a rentas medias y bajas e incluso tal vez Patrimonio) en línea con el modelo liberal de Isabel Díaz Ayuso para Madrid, la gran estrella del domingo.
Pero no vaya Feijóo a hacer como Mariano Rajoy, que prometió recortar los impuestos en las elecciones de 2011, que ganó de manera histórica, pero no solo no los recortó, sino que los incrementó con el argumento de que la ruina de las finanzas públicas era mayor a la que había calculado en un principio. Pues ahora, por ejemplo, aunque la inflación parece estar remitiendo al 3,2% en abril, España es la economía más rezagada con un déficit fiscal del 4,8%, una deuda del 113,1% del PIB y la mayor caída de los salarios de la OCDE.
Pues que nadie se deje embaucar esta vez: si para incrementar la recaudación lo que se necesita es recortar el IRPF, la lógica de siguiendo la Curva de Laffer que Cristóbal Montoro invocaba al redactar la propuesta fiscal de Rajoy en 2011, indica que cuando se descubre un déficit mucho más grande de lo esperado, lo que se tiene que hacer es recortar los impuestos mucho más de lo esperado.