Todavía no se han llevado a cabo las elecciones judiciales este año en Bolivia. Se encuentran estancadas en la Asamblea Legislativa por falta de mayorías parlamentarias. Tampoco hay avances sustanciales con el censo de población que tendría que haberse ejecutado en 2022, porque sus resultados terminarían de desnudar la manera en que funciona la maquinaria del fraude electoral del Movimiento al Socialismo (MAS). Sin embargo, este fin de semana Evo Morales anunció su candidatura para las elecciones generales de 2025.
El hecho en sí mismo no ha resultado en sorpresa o novedad alguna para el país. Lo que ha sorprendido es el momento que Morales eligió para hacer su anuncio, pues el MAS se preparaba para un congreso del partido en la capital cocalera del Chapare estos próximos 3, 4 y 5 de octubre. Se trata de un congreso del partido en el que participarían tanto Luis Arce Catacora como David Choquehuanca, que serían quienes, cada uno por su lado, disputan a Evo Morales el liderazgo del partido y el poder político del país.
Lo que Morales dijo en sus redes sociales concretamente, fue: «Obligados por los ataques del Gobierno, su plan para proscribir al MAS-IPSP y defenestrarnos con procesos políticos, incluso eliminarnos físicamente, hemos decidido aceptar los pedidos de nuestra militancia y de tantas hermanas y hermanos que asisten a las concentraciones en todo el país para ser candidato a la presidencia de nuestra querida Bolivia«.
¿Por qué Morales eligió este momento para lanzar su candidatura? Tanto los masistas que apoyan a Arce antes que a Morales, como más de un representante de la Asamblea Legislativa del que se presume que es de oposición, coinciden en que Morales se postula porque se encuentra desesperado por volver al poder y que se trata de un anuncio apresurado.
Sin embargo, a pesar de que Bloomberg afirmó que el anuncio de la candidatura del cocalero provocó un «desplome» de los bonos soberanos 2028 en los mercados internacionales, en realidad el hundimiento de más de un 40% desde máximos de la cotización de deuda, comenzó mucho antes.
Es por eso que Morales podría más bien estar olfateando la oportunidad en la que se traduce el escenario de crisis económica generalizada en el país. De hecho, se pronunció apenas uno o dos días después de asegurar en un acto en el Valle Alto cochabambino que, durante su paso por el Ejecutivo, Arce era apenas el cajero de su Gobierno y no el ideólogo del modelo económico impuesto en 2006.
Más aún, Morales volvió a arremeter contra Arce de manera más reciente, haciendo énfasis en los problemas económicos que el país arrastra: «Si la economía está bien, ¿por qué el Gobierno oculta la información del Banco Central de Bolivia? Lamentamos que por la derechización del Modelo Económico Social Comunitario Productivo nuestro pueblo y nuestro Estado estén más endeudados. Es urgente recuperar las políticas económicas pensadas en los más humildes».
Lo curioso de este escenario es que Morales es el único que pone la crisis económica en la agenda de la coyuntura política nacional. Ningún otro político de similar categoría en el país ha puesto los puntos énfasis en la economía.
Manfred Reyes Villa, por ejemplo, tradicional político de la «era neoliberal» en Bolivia y actual alcalde de la ciudad de Cochabamba, recientemente se abrió a la posibilidad de presentar su candidatura para 2025, pero en ningún momento habló de las pugnas internas del MAS y tampoco de la crisis económica del país; ni siquiera siguiendo la narrativa oficial que endilga responsabilidades al entorno internacional.
Ahora, el ala del MAS que responde a Arce Catacora y Choquehuanca, y que explica la división del partido fundamentalmente en el Legislativo frente a quienes responden a Morales, desconoció el congreso que debía realizarse en el Chapare, porque no habrían sido convocadas el conjunto las distintas organizaciones que constituyen las bases, y además convocó a una marcha y un cabildo que se llevará a cabo en la ciudad de El Alto el 17 de octubre, para ratificar su «contundente respaldo» tanto a la gestión Arce y Choquehuanca, como también el eventual binomio del partido para 2025.
Finalmente, en medio de la creciente crisis económica en Bolivia, Evo Morales anunció su candidatura para 2025. Su intento de evadir la responsabilidad en la crisis que él mismo ayudó a crear es deplorable como todo su paso por el Gobierno, pero resulta cuanto menos curioso que mientras el jefe cocalero enfoca la atención en la economía, otros líderes evitan abordar el tema.
La división en el MAS se profundiza, y Bolivia enfrenta un futuro político incierto, donde la economía y la lucha por el poder se entrelazan en un escenario tenso y desafiante que solamente mantiene al país al borde del despeñadero.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 27 de septiembre de 2023.
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