¿De qué y quién depende que la recuperación llegue antes en Argentina? La responsabilidad no es enteramente de Javier Milei.
Por un lado, Milei, Caputo y Bausili están logrando controlar la inflación reduciendo la cantidad de pasivos remunerados (cantidad de pesos mayor a los dólares que respaldan su emisión) del BCRA, para ganarse la confianza del público en virtud de que nadie va a manotear los dólares que ingresen al sistema una vez que se levante el cepo, para lo cual también reducen simultánea y decididamente el gasto (si no hay en qué gastar no hay por qué emitir).
Por otro lado, para que la cantidad de dólares que retornan sea la mayor posible (se presume que la cantidad de dólares que los argentinos resguardan sólo en el exterior es de $278.000 millones) y lo hagan de la manera más rápida posible, urge que la economía tenga la mayor posibilidad de reasignar recursos en la misma proporción y velocidad, con lo cual, los desempleados antiguos y nuevos del sector público y privado necesitarán reubicarse lo antes posible en otros sectores, asunto que se dará en la medida que los sindicatos, militantes, ñoquis y demás dejen de prolongar la agonía y acepten la mayor flexibilidad laboral posible, para que los empresarios tengan suficiente incentivo para contratarlos en cuanto sea posible.
Esta es la mejor manera de encarar un agresivo proceso de desinflación y deflación simultáneas (sí, claro que tal cosa es posible) como lo que sucede ahora mismo en esta nueva Argentina.
Entonces, ¿de quién depende más que de cualquier otro actor que la recuperación llegue y Argentina vuelva a crecer lo más rápido posible? De los propios sindicatos, militantes, ñoquis y demás grupos de poder prebendario que se oponen a la liberación de quienes dicen defender.