Bolivia ha celebrado un nuevo 6 de agosto sin nada que festejar, sombrío por varios motivos. Primero, el dólar ha pasado de cotizar en Bs. 6,96 en febrero de 2023 a Bs. 15 este primer fin de semana de agosto, mientras se observa una de las peores temporadas sin combustible, con interminables filas en las gasolineras de las principales ciudades del país, afectando especialmente al sector agropecuario cruceño, que ya sufre una de sus peores cosechas en los últimos 30 años.
Luego, el país viene de una supuesta intentona de golpe de Estado donde el protagonista, el general Zúñiga, confesó el mismo día que se trató de un plan construido de manera conjunta con el propio Luis Arce, porque este necesitaba incrementar su popularidad ante el escenario de profunda crisis en el país. Este hecho ha ilustrado la debilidad institucional y nula vocación democrática a la que el Movimiento al Socialismo (MAS) ha tenido acostumbrado al país desde que tomó el poder en 2006.
Y tercero, porque Arce ha ofrecido su discurso a la nación desde la Casa de la Libertad, en Sucre, planteando un referéndum para definir la reelección presidencial, el número y asignación de escaños legislativos, y la subvención del consumo de hidrocarburos, el mismo día en que se celebren las elecciones judiciales.
Reelección: una de cal y otra de arena
Arce ha planteado la «reelección continua o discontinua del presidente y vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia». ¿Cuál es el sentido?
Este asunto ya está establecido en el artículo 168 de la Constitución Política del Estado y ya se dirimió en el referéndum convocado por el jefe cocalero el 21 de febrero de 2016, por medio del cual pretendía modificar la CPE para permanecer en el poder. A pesar de perder dicho referéndum, Evo Morales burló la voluntad popular, se postuló nuevamente y cometió un monumental fraude a finales de 2019, causando una gran rebelión nacional de varias semanas que desencadenó su renuncia y huida hacia el Chapare, México y finalmente Argentina, con la anuencia, complicidad y encubrimiento de los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Alberto Fernández.
Escaños: ¿de qué hubiera servido el censo?
En su discurso, Arce también planteó llevar a referendo el artículo 146 de la Constitución Política del Estado y la cantidad de escaños de la Asamblea Legislativa, compuesta por 36 senadores y 130 diputados, a partir de los resultados que entregaría el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el Censo de Población y Vivienda 2024 a fines de agosto.
Nuevamente, ¿cuál es el sentido del referéndum, si el mecanismo de asignación y reasignación de escaños parlamentarios por departamento ya se encuentra establecido, y es justamente el motivo por el que se ha realizado el censo en primer lugar?
Evidentemente, esta revisión busca afectar directamente la representación proporcional que le corresponde a Santa Cruz, el departamento con mayor dinamismo demográfico del país, en el Legislativo, además de la cantidad de recursos presupuestarios. El referéndum constituye un incumplimiento de los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda.
Gasolinazo encubierto
Ante la crisis del desabastecimiento de combustibles, Arce determinó fomentar el consumo de la gasolina Premium Plus e introducir al mercado una nueva variante, la Ultra Premium 100. La gasolina Premium Plus tendrá un nuevo precio de 5,71 bolivianos (0,76 euros) , sujeto a modificaciones según las variaciones del precio internacional del petróleo, y la Ultra Premium 100 tendrá un precio de 6,71 bolivianos (0,89 euros), también sujeto a fluctuaciones del mercado.
A pesar de que Carlos Mesa, autodenominado como líder de la oposición al MAS en 2020, ha señalado lo evidente, que Arce solamente «trata de escapar a la responsabilidad de asumir decisiones ante la grave crisis económica que afecta a los ciudadanos a los que pretende transferir sus obligaciones directas», su postura solo recuerda la última vez que un gobernante se rehusó a tomar decisiones que podían resultar impopulares hace 20 años.
Fue precisamente el Gobierno de Mesa entre 2003 y 2004, cuando también eludió sus responsabilidades y convocó un referéndum por medio del cual la ciudadanía determinó que el gas que Bolivia tenía en ese entonces debía ser estatizado y no exportado a California por puertos chilenos, como se tenía pensado inicialmente en el Gobierno de Sánchez de Lozada, del cual Mesa fue parte antes de traicionarlo. Fue el momento a partir del que comenzó la debacle del sector hidrocarburífero y energético que hoy sufre el país. Es que nadie lo recuerda.
El Gobierno debe asumir la responsabilidad de las consecuencias de sus decisiones o la falta de ellas. Si hay algo que debe quedar claro es que hoy vivimos los efectos de una funesta política económica impuesta desde el primer día de mayo de 2006.
Súplica por dialogar
Finalmente, Arce también aseguró que en los próximos días convocará a un diálogo con el sector empresarial para tratar los problemas del tipo de cambio, las exportaciones e importaciones, entre otros.
En relación al tipo de cambio en particular, si el Gobierno hace caso a las sugerencias y recomendaciones del empresariado privado y decide devaluar el tipo de cambio nominal a 14 bolivianos (1,86 euros, que es como cotiza hoy el dólar paralelo), ¿quién vendería sus dólares o los depositaría en el banco? Los economistas convencionales suponen que así aparecerían los dólares del colchón, pero la gente lo sabe, nadie lo haría, pues el problema que han creado los gobiernos del MAS desde 2006 es bastante más complejo que una simple medida tecnocrática.
En suma, Arce no está, ni por casualidad, a la altura de las circunstancias. Su Gobierno, si acaso no se hizo del poder recurriendo a los mismos mecanismos fraudulentos que utilizó el jefe cocalero en 2019 y que todavía no han sido desarticulados, pasará pronto al recuerdo como uno de los que más expectativas recibió, pero que más terminó defraudando al electorado desde el retorno a la democracia en 1982.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera (España), el 8 de agosto de 2024.