Evo Morales parece estar siendo acorralado por algunos de los delitos más graves que ha cometido durante varios años y mientras fue presidente: trata y estupro, nada menos. El jefe cocalero tiene un amplísimo prontuario de crímenes, son de toda índole, tanto durante su carrera como dirigente cocalero en el Chapare, como cuando fue diputado nacional y más todavía mientras ostentó el máximo cargo del país durante 14 años. Desde luego, esto no puede ser mayor estampa ya no sólo de la destrucción absoluta del Estado de Derecho a la que el conjunto del Movimiento al Socialismo (MAS) ha llevado al país, sino también de la decadencia, vergüenza y deshonra a la que sigue cayendo.
La situación es confusa. Morales está siendo buscado por la Justicia desde hace semanas, pero al mismo tiempo logra evadir sus responsabilidades, incluidas órdenes de aprehensión, con evidente ayuda y complicidad de nadie menos que Juan Lanchipa, el Fiscal General del Estado Plurinacional, como ha sucedido en un sinnúmero de otras ocasiones, como el monumental fraude, abandono del cargo y el cerco de ciudades «para que no entre comida» antes de su caída en la crisis de 2019, por mencionar solo algunas.
La impunidad de Evo y la farsa de poder en Bolivia
Pero nada de esto es sorpresivo tampoco. De forma reciente, en el caso de trata y estupro, donde el periodista español Alejandro Entrambasaguas ha tenido un rol meritorio ya desde 2020, las causas siguen sumando. Ya no solo es el caso de «la Noe» que investigó y denunció Entrambasaguas, ni el de Gabriela Zapata, sino también el de varias otras que se han ido revelando en días recientes y conforme crece la presión mediática. Sin embargo, no deja de ser sospechoso, pues por mucho menos mandaron a apresar a la expresidente Jeanine Áñez o al gobernador cruceño Luis Fernando Camacho, pero nunca nadie sabe cuál es el paradero del jefe cocalero.
Sucede que existen justificadas dudas de que la disputa por el poder que existe entre Luis Arce Catacora y Evo Morales Ayma sea real, pues pareciera ser que el objetivo es que se hable de Evo Morales, para bien o mal, pero que se hable de él y que permanezca vigente como el mejor acto posible de proselitismo, pero por sobre todo, para evitar que se hable de lo más importante, que son los incendios forestales que ya han arrasado con más de 10 millones de hectáreas de la Amazonía, Chuiquitanía y parte del chaco del país, y del extendido escenario de inflación creciente y desabastecimiento ya no solo de combustibles, sino también de alimentos y productos básicos.
En días recientes, la calificadora de riesgos S&P Global Ratings ha ratificado la nota ‘CCC+’ y perspectiva negativa para la economía de Bolivia, debido a lo que el conjunto de la ciudadanía ya sabe de sobra: el modelo económico del MAS ha llevado al país a la bancarrota. No hay plata. Por lo mismo el riesgo país supera los 2.300 puntos desde hace varias semanas y la cotización de los bonos soberanos en mercados internacionales permanecen en territorio de default, habiendo hundido su precio en más de un 45% desde febrero de 2023, inicio de la debacle devaluatoria de la moneda nacional.
La bancarrota del modelo MAS y el estallido de la crisis económica
Como era de esperarse, el Gobierno de Arce ha desestimado la reciente calificación de riesgo de S&P y ha negado la posibilidad de que el país esté entrando en un escenario de estanflación, una postura que contradice la opinión de un número creciente de economistas.
Para empeorar la situación, ahora que el sol peruano se ha convertido en la moneda más estable y fuerte de la región, Arce ha culpado a los peruanos por la escasez que estaría provocando el contrabando de productos subvencionados en Bolivia. Como respuesta, no ha tenido mejor idea que militarizar las fronteras con Perú.
Finalmente, también han comenzado a proliferar los candidatos de oposición que plantean algunas ideas sobre todo en materia económica, pero de manera muy timorata y todavía con complejos y temores al voto duro y tradicional del MAS, que todavía cree que es el Estado quien tiene que encargarse hasta de los asuntos más personales de la vida cotidiana de la gente.
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 9 de octubre de 2024.