¿Riesgo político? Panamá como Plan B

Efectivamente, el Movimiento al Socialismo ha quedado pulverizado en el Legislativo, pero las elecciones en Bolivia del pasado domingo no han sido, como se apresuraron en repetir en coro los medios internacionales, la “derrota definitiva del Evo Morales” ni mucho menos el “fin de la hegemonía de la izquierda”. Por el contrario, han vuelto a confirmar que en América Latina los ciclos políticos no se quiebran con facilidad, y que el populismo —sea con rostro progresista o con rostro conservador— encuentra siempre nuevas formas de reciclarse para seguir controlando el poder.

La sorpresa, la decepción y la desconfianza que dejaron estos resultados son, para los individuos y familias de alto patrimonio, mucho más que un problema local: son un recordatorio de que la región sigue siendo inhóspita para la preservación de capital. Y no se trata solo de Bolivia: basta mirar a Colombia o México, por no mencionar a Venezuela, para comprobar que los incentivos políticos siguen siendo los mismos, y que la propiedad privada nunca está realmente a salvo de la discrecionalidad del poder. Pues en Bolivia no ha habido “viraje a la derecha” con la victoria de Rodrigo Paz Pereira y Edman Lara este pasado domingo precisamente.

Por eso, el concepto de Plan B patrimonial no es un lujo, ni una excentricidad propia de multimillonarios paranoicos. Es una estrategia de supervivencia. Y entre las jurisdicciones disponibles, Panamá se ha consolidado como una de las opciones más sólidas, realistas y accesibles para quienes entienden que la riqueza se construye en décadas, pero puede perderse en cuestión de meses con una mala elección política.

Un interés en aumento que no es casualidad

No se trata de una percepción aislada. Según un estudio reciente, las consultas de estadounidenses de alto patrimonio sobre residencias y ciudadanías en el extranjero crecieron 183% en el primer trimestre de 2025, en comparación con el mismo período de 2024. La tendencia no es menor: la búsqueda de alternativas internacionales se ha vuelto parte de la agenda cotidiana de quienes poseen capital significativo.

Los datos de Google lo confirman: el término “residencia en Panamá” ha mostrado picos de interés desde marzo de este año, coincidiendo con el repunte de las amenazas arancelarias de Donald Trump en su nueva etapa política. Cuando los empresarios perciben que la seguridad de su capital está en riesgo —ya sea por populismo de izquierda o proteccionismo de derecha—, la reacción natural es mover piezas antes de que sea tarde.

Panamá aparece como un refugio pragmático. No es un paraíso fiscal en el sentido caricaturesco en que lo presenta cierta prensa, ni una promesa de ciudadanía exprés como las que ofrecen otras jurisdicciones. Panamá es, más bien, un espacio donde se combinan reglas claras, proximidad geográfica y un marco monetario sólido.

¿Qué ofrece Panamá que otros no?

  1. El dólar como columna vertebral
    En un mundo en el que la mayoría de las monedas latinoamericanas se deprecian constantemente, y en el que muchos clientes buscan diversificación, Panamá ofrece algo distinto: opera directamente con el dólar estadounidense. Esto brinda liquidez inmediata y elimina el riesgo cambiario dentro del país.
  2. Ubicación estratégica
    Panamá está a tres horas de Miami y con conexiones aéreas directas a las principales ciudades de Estados Unidos. Para el inversionista HNW, significa que puede gestionar activos y presencia física sin sacrificar tiempo ni logística.
  3. Infraestructura que funciona
    En Ciudad de Panamá se encuentran hospitales de nivel internacional, como el Punta Pacífica, afiliado a Johns Hopkins, que ofrece servicios médicos de primera línea a la mitad del costo estadounidense. El internet es estable y confiable en la capital, aunque más irregular fuera de ella. Y aunque el sistema bancario es complejo y burocrático, funciona para quienes se asesoran correctamente.
  4. Tributación territorial
    Panamá solo grava ingresos generados dentro de sus fronteras. Para quienes no son estadounidenses, este es un beneficio enorme. Para los estadounidenses, sigue existiendo el régimen fiscal por ciudadanía, pero con planificación estratégica Panamá permite estructurar un esquema eficiente de impuestos.
  5. Derechos de propiedad y marco legal
    La Constitución panameña protege la propiedad privada. Los extranjeros pueden comprar tierras, propiedades frente al mar o fincas agrícolas. Eso sí: hacerlo a título personal expone a los herederos a procesos de sucesión lentos y costosos. Por ello, la figura de la Fundación de Interés Privado (FIP) es casi obligatoria en estructuras serias de largo plazo.
  6. Entorno cultural amigable
    En Ciudad de Panamá, muchos profesionales hablan inglés, lo cual facilita la complementariedad son otros servicios en EEUU, la Unión Europea o oncliso lugares como Singapur, Hong Kong o la misma China. Para el inversionista internacional, esto no debería verse como obstáculo, sino como parte de integrarse con inteligencia en un entorno latinoamericano.

Las opciones de residencia: tres caminos claros

El marco migratorio panameño cambió en 2021. Lo que antes era un trámite casi simbólico hoy exige compromisos financieros reales. Para los clientes con capital, estas son las vías principales:

  • Visa de Pensionado
    Pensiones vitalicias de al menos $1,000 mensuales califican. Es uno de los programas más generosos de la región: residencia permanente inmediata, descuentos en servicios y transporte, exenciones en impuestos de importación, entre otros. No permite trabajar en Panamá, pero para jubilados con ingresos garantizados es ideal.
  • Visa de Naciones Amigas
    Requiere hoy una inversión inmobiliaria mínima de $200,000 o un depósito bancario del mismo monto. Permite residencia temporal por dos años, con opción a permanente después. Es la opción más común para empresarios y profesionales que buscan flexibilidad.
  • Visa de Inversor Calificado
    Es la vía más rápida: residencia permanente en 30 días a cambio de $300,000 en bienes raíces (incluso en pre-construcción) o $750,000 en depósito bancario. Incluye cónyuge, hijos y padres como dependientes. Es el camino más expedito para quienes valoran la velocidad por encima de todo.

Lo que hay detrás del papeleo

En teoría, todo suena sencillo. En la práctica, el proceso panameño exige rigor. Documentos apostillados, traducciones certificadas, pruebas de origen de fondos y verificaciones penales internacionales son parte del estándar. El error más común es creer que se trata de “llenar formularios”. Lo que se necesita es estructura, planificación y acompañamiento profesional.

El costo de hacerlo mal no es solo financiero: puede significar quedar bloqueado por años o perder oportunidades fiscales y patrimoniales irreversibles.

Los mitos que deben disiparse

  • No existe ciudadanía inmediata en Panamá. El camino a la naturalización toma al menos cinco años de residencia real.
  • La antigua opción de $5,000 bajo Naciones Amigas desapareció. Hoy la inversión mínima es mucho más seria.
  • El español es necesario. Quien crea que basta con el inglés solo podrá vivir en una burbuja limitada.
  • La banca panameña no es Suiza. Funciona, pero exige paciencia, conexiones y residencia legal para abrir cuentas.

Objetivo final: resudicr riesgos al máximo posible

El caso boliviano vuelve a recordarnos lo obvio: en América Latina la política nunca es neutral para el capital. La inestabilidad, el populismo y la discrecionalidad del poder son riesgos permanentes. Pretender que el patrimonio estará seguro “esperando tiempos mejores” en la región es una ilusión peligrosa.

Panamá ofrece un camino distinto: estabilidad monetaria, seguridad jurídica, proximidad a Estados Unidos y un sistema tributario territorial que puede ser optimizado con la asesoría adecuada. Para los clientes HNW que todavía no han estructurado un Plan B fuera de la región, Panamá no es simplemente una opción. Es, a estas alturas, una necesidad que comienza a ser urgente.

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