En un principio, con el estallido en 2007 de la burbuja inmobiliaria que la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos provocó en 2001 con la crisis del mercado de las “puntocom”, varios economistas sostuvieron que, debido a una falta de regulación sobre el sector financiero, era necesario que el Estado volviese a intervenir en la economía para que la crisis no empeorase.
Fueron al menos dos interpretaciones distintas sobre la manera en que la crisis se desarrollaría: para unos, la crisis sería profunda aunque corta, en forma de V; para otros, la crisis se caracterizaría por tener la forma de W, donde, luego de una primera caída, la economía volvería a recuperarse gracias al rol activo del sector público en un corto plazo, pero volviendo a contraerse sin la posibilidad de que aquella estrategia se sostuviera en el largo plazo.
Existe un fundado argumento en relación a si el paquete de estímulo de consumo aprobado por el Congreso en 2009, realmente impulsó el Producto Interno Bruto de los Estados Unidos hasta la fecha recortando impuestos, invirtiendo en caminos, puentes y otra infraestructura, ampliando subsidios de desempleo y extendiendo la ayuda a estados al borde de la bancarrota. No obstante, también se generó un déficit fiscal de 830 mil millones de dólares, el desempleo aún bordea la tasa del 9 por ciento, el ritmo de crecimiento se ha desacelerado hasta un pobrísimo 1.8 por ciento y el riesgo de haber iniciado un muy severo período inflacionario es casi inminente.[1]
Durante de la década de los años 70, la FED optó varias veces por reducir las tasas de interés para reducir el desempleo, sin dejar de lado los peligros de la inflación. Se sostenía que era posible explicar una relación inversa de menor desempleo-mayor inflación, pero el desempleo y la inflación fueron incrementándose de manera simultánea e insostenible a lo largo de la década.[2]
Más tarde hubo que reemplazar al presidente del ente emisor por Paul Volcker, quien, con el argumento de que la mejor manera de reducir el desempleo era reduciendo la inflación, ubicó las tasas de interés en un punto tan alto que, luego de ponerse en orden la economía en 1982, la inflación se mantuvo baja durante dos décadas, con un crecimiento relativamente estable y un dólar fortalecido.
Actualmente, desde que asumió como titular de la FED en 2006, Ben Bernanke ha aumentado los errores de la década de los 70 y está obteniendo resultados aún más peligrosos. Aún piensa que la economía puede reportar mejores datos antes de septiembre si continúa imprimiendo dinero y dosificándoselo a la economía, pero la amenaza de la inflación parece estar llegando antes y con mayor fuerza que la prevista.[3]
A pesar de que esta recaída ya fue confirmada con los datos del segundo trimestre de 2010,[4] la carrera electoral en EE.UU. apenas comienza, y si durante estos meses se incurre en mayor inyección dineraria, sólo un milagro puede ayudar a Barack Obama para que la inflación no se dispare antes de ser reelegido. Las alternativas corren por cuenta de un incremento gradual de las tasas de interés pero, con una economía tan delicada, mientras más se postergue una alternativa de shock como la de Volcker, menores podrían ser los efectos positivos sobre la economía, aún si se registrase un giro de 180 grados en Washington.
Hace unos días, The Economist publicó un artículo sobre la sospecha de una nueva burbuja tecnológica con las intenciones de Facebook, Twitter o LinkedIn de cotizar en bolsa.[5] Los niveles del NASDAQ aún son muy inferiores a los registrados en marzo de 2000, pero las sospechas son correctas: cuando la FED interviene en la economía fijando tasas de interés demasiado bajas por demasiado tiempo, provoca una serie de burbujas que, tarde o temprano, deberán reventar.
Pero eso no es todo. Hasta hace unos días, el presupuesto de gobierno había superado su tamaño por cuatro veces desde 1990,[6] pero acaba de incrementarse nuevamente el techo presupuestario para que el gobierno siga repitiendo e incrementando la magnitud no sólo de sus errores en el pasado, sino de los que hoy la Unión Europea no podrá escapar si no es mediante la quiebra soberana.
Artículo publicado en Página Siete y Los Tiempos.
[1] Economía EEUU crece 1.8 pct en primer trimestre. Reuters América Latina, 26 de mayo de 2011.
[2] Allan H. Meltzer: Ben Bernanke´s ´70s Show. The Wall Street Journal. 5 de febrero de 2011. Se trata de la Curva de Phillips. Milton Friedman logró explicar en 1975 por qué aquella teoría era incorrecta si se producía una “estanflación”. Planteó una Curva de Phillips de pendiente vertical de largo plazo, introduciendo además la teoría cuantitativa del dinero como eje. Para los austríacos, empero, la única forma de lograr una situación de estabilidad y pleno empleo es sin la adopción de política alguna, además de una plena flexibilidad en el mercado laboral.
[3] La política de compra de bonos pasó de QE a QE2 y, probablemente, si la obstinación de Washington continúa, la llegada de un QE3 resultará inequívocamente en hiperinflación.
[4] Bureau of Economic Analysis. U.S. Department of Comerce, 2010.
[5] Another digital gold rush. The Economist, 12 de mayo de 2011.
[6] Ron Paul: Stop Rising the Debt Ceiling. Mayo de 2011.