Las crisis económicas nunca son iguales y su desarrollo tampoco, pero guardan un denominador común sobre sus consecuencias. Hoy, lamentablemente, vienen a confirmarse las hipótesis sobre las que algunos economistas temían tener razón: La práctica del populismo al que el socialismo recurre para nutrir una utopía, termina socavando la economía.
Lo que en Bolivia está sucediendo es un cambio de conducta del populismo ofensivo del Gobierno que –como sostienen Kaufman y Stallings- involucra un conjunto de políticas diseñadas para obtener objetivos políticos específicos, a uno del tipo defensivo que –como sostiene Juan Antonio Morales- se traduce en una situación donde el Gobierno es incapaz de controlar las presiones sociales que afectan al presupuesto fiscal.
El populismo ofensivo del Movimiento al Socialismo se ha caracterizado por reivindicaciones étnicas, indigenistas y lingüísticas, así como por una muy alta intervención del Estado en la economía a través de nacionalizaciones selectivas de distintas empresas que ha considerado como estratégicas, pero también se ha dado cuenta de que las políticas sobre la moneda pueden ser dirigidas exactamente de la misma manera que cualquier empresa estatal, destruyendo toda base de ordenamiento económico como el respeto por los derechos de propiedad y las reglas de juego, haciéndolas incompetentes hasta colapsar.
Durante los últimos cinco años, el Gobierno ha incurrido en una imprudente expansión monetaria y crediticia para todo tipo de emprendimientos público-privados, cuyos efectos inmediatos fueron considerados como positivos. Por un momento pareció haber detenido aquel proceso, pero determinó nuevas expansiones de mucho mayor volumen para dirigirse hacia un camino sin retorno para terminar de deteriorar la estructura productiva: la eliminación de la libre fijación de las tasas de interés en el sistema financiero.
Cuando la presidencia de Siles Zuazo (1982-1985) optó por la vía del populismo defensivo que subestimaba la restricción externa causada por la crisis de deuda, el comienzo de la caída de los precios internacionales de las materias primas, además de una restricción fiscal producto de déficits persistentes y una dificultad para financiarlos -excepto mediante la emisión monetaria- cada vez mayor, terminó ocasionando uno de los episodios hiperinflacionarios más serios que el mundo haya registrado nunca.
Por el momento, la única diferencia entre la administración económica de Siles Zuazo y la de Morales Ayma es el elevado precio de las materias primas que se sostienen no por el crecimiento desenfrenado de las llamadas economías emergentes, sino por la expansión monetaria estadounidense más grande de la historia que –dicho sea de paso- al no reportar resultado positivo alguno, no sólo ha echado por tierra la idea de que el capitalismo se sostiene por el consumo y no por el ahorro, sino que podría haber llevado la economía al borde de la hiperinflación y una nueva caída de los precios de las materias primas que recaería sobre nuestra magra economía de superstición y auge aparente.
Ante tal situación, podría afirmarse que lo que el DS 21060 hizo en 1985 fue terminar en Bolivia con todo lo que hoy le hace mal a economías como las de la Unión Europea y los Estados Unidos, economías al borde de la quiebra económica y el colapso de la moneda. No obstante, si algún error pudo haber cometido el DS 21060 fue no haber establecido mecanismos que garantizaran la posibilidad de que este episodio se repitiera, eliminando los incentivos que los gobiernos tienen para llevarse una porción de los recursos existentes, o bien desintegrando los mecanismos que concentran aquellos recursos entregándolos a sus propietarios.
Si uno se viera en la obligación de destacar aspectos positivos en este verdadero entuerto económico intervencionista, es que, una vez sufridas las consecuencias, no habrá argumento válido para atribuir las causas de la crisis al capitalismo y el libre mercado.
Artículo publicado en Los Tiempos, Página Siete y Correo del Sur.
Mi estimado Mauricio:
Primero, una verdadera sorpresa encontrarme con tu blog. Sé que ya tienes muchos años con él, pero relativamente pocas entradas. Me da gusto no sólo que lo tengas, sino lo bien trabajado que está. Cuenta conmigo como suscriptor RSS del mismo a partir de este momento, y con gusto te leeré y comentaré con frecuencia.
En particular hoy me parece muy bueno tu análisis de “populismo a la ofensiva” y “populismo a la defensiva”. Y creo que una clasificación similar puede tener -y mercer- la izquierda “moderna” de la “tradicionalista”: una, la de Brasil y la que tuvo Chile no olvida que existe el mercado y que es una fuerte palanca del desarrollo; la otra, la de Cuba y Venezuela olvidan que todo desbalance tarde o temprano se resuelve, contigo o contra tí.
Va un abrazo y un fuerte deseo de que escribas con más frecuencia y vehemencia. Saludos.
Gonzalo.
Estimado Gonzalo:
Sorpresa es la mía al encontrar tu comentario. Es verdad que son ya algunos años que estoy escribiendo y publicando, pero este se trata de un nuevo blog que aún espera ser actualizado con las entradas del antiguo blog.
Sobre tu idea del populismo, pienso que es tal como lo piensas y es en eso que pienso seguir trabajando, como dirías tú, con frecuencia y vehemencia.
Yo quiero recomendar a quienes lean estos comentarios, Dichos y Bichos (gjsuap.com) y Monoaureo (monoaureo.com) de Gonzalo. Ambos blogs escritos y desarrollados con el mismo criterio con el que se expresa del mío, ni más ni menos.
Gonzalo, envío un abrazo también en la distancia.
Seguimos escribiendo, leyéndonos y en contacto.
Mauricio.
Me voy a tomar la libertad de hacer una consulta.
Estoy haciendo una investigación sobre el Gobierno de Salvador Allende: especifíciamente sobre porque el haber bajado el coeficiente de Gini no evito en la práctica que los chilenos fueran más pobres en 1973 que en 1969.
¿Me podría usted ofrecer alguna información (o en su defecto algún link en donde encontrar información al respecto?
Muy agradecido.
Alexander Zeitzler
Estimado Alexander:
Sugiero que visites la página del Centro de Estudios Públicos Chile e investigues trabajos como los de Vittorio Corbo; la página del Centro Libertad y Desarrollo y los trabajos de Hernán Büchi; y, finalmente, la página del Banco Central de Chile que cuenta con mucha y muy buena información.
Suerte,
Mauricio.