Perspectivas globales 2016

Los organismos internacionales cerraron 2015 advirtiendo el inicio de una nueva recesión global, y enero no ha sido un mes con buenas noticias para arrancar el nuevo año. Los escépticos sobre estas perspectivas manifestaron que se trataba de una exageración, habiendo visto que Estados Unidos se habría estado recuperando al punto de empezar a reemplazar a los países emergentes que al menos desde 2007 lideraban el crecimiento global.

Sin embargo, entre otros aspectos, el incremento de tasas de interés por parte de la Reserva Federal en diciembre, está ayudando a que la marea siga bajando y, por tanto, que se vayan descubriendo aquellos lugares de la economía global donde el estímulo fundamentalmente monetario y crediticio de los principales bancos centrales alrededor del globo han causado durante al menos los últimos diez años: como decíamos, las economías emergentes.

David Stockman, en una de sus últimas notas titulada Now Comes The Great Unwind—How Evaporating Commodity Wealth Will Slam The Casino, afirma:

El enorme auge impulsado por crédito durante los últimos 20 años ha deformado la economía mundial, de manera tanto visible como invisible. En cuanto a lo primero, sólo es necesario señalar que con una economía basada en el ahorro real de la producción de bienes e ingresos, y un mínimo de disciplina del mercado financiero, no construiría 65 millones de apartamentos vacíos en base a la teoría de que su precio subirá por siempre, siempre y cuando se mantengan desocupadas!

Y más tarde apunta:

¿Lección aprendida? Bueno… lo que sin duda aprendemos aquí es que Janet Yellen no es tan importante como algunos medios están tratando de decirnos. La economía más grande del mundo está sintiendo los efectos de un lustro de imprudente impresión de dinero. La resaca será histórica, y la idea de que el mundo está entrando en una “recuperación” es una quimera.

Pues estas son las perspectivas de la economía global en general para 2016. China, por ejemplo, no deja de caer. Desde 2013 los analistas e investigadores no daban crédito al gobierno chino sobre las cifras de crecimiento de alrededor del 6%. Algunos incluso llegaron a afirmar categóricamente que el PIB chino estaría creciendo con optimismo al 4%. No obstante, indistintamente de las cifras oficiales, el mercado bursátil ha sufrido varias caídas desde inicios de año, habiendo incluso suspendido las sesiones en dos o tres oportunidades en tan solo una semana, luego de haber caído alrededor de un muy elevado 7%. Pues parece el detonante de todas las burbujas de valor generadas por los estímulos más grandes de la historia, parece ser la economía china.

Los más optimistas sostienen que el gobierno chino tendría los problemas bajo control. No obstante, junto con la apreciación del dólar, la insistencia de continuar hiperestimulando la demanda luego de la ineficiente inversión de $585 mil millones de 2008 que generó una sobrecapacidad inmanejable del 50%, reconocida por el propio gobierno chino, este panorama solamente pinta para que el yuan siga siendo devaluado en manos del PBOC, y claro, para que la guerra monetaria global siga intensificándose.

¿Y qué es lo que alguien como Nassim N. Taleb sostiene al respecto?

Me preocupo por el valor de los activos que han aumentado en respuesta al dinero fácil. Las bajas tasas de interés invitan a la especulación en activos como bonos basura, bienes raíces y valores de mercados emergentes. El efecto de ajuste de 1994 se sintió de manera desproporcionada en los títulos italianos, mexicanos y tailandeses. La regla es: las inversiones con atributos micro-Ponzi (es decir, la necesidad de pedir prestado para el repago) se verán afectados.

Lo que está sucediendo es una combinación de incremento de tasas de interés por parte de la Reserva Federal, y una drástica y simultanea reducción de la demanda de materias primas de China y similares.

Respecto de América Latina, Venezuela en particular sufrirá una contracción de alrededor del 3.3% durante 2016 y en recesión durante tercer año consecutivo, sufriendo aun mayor escasez de bienes básicos y con la cotización del petróleo que ya cae a menos de $30, mínimos de 2004, y que compone nada menos que el 95% que y no sólo eso, sino que además, de acuerdo con un análisis de Bloomberg sobre 93 países, será la economía que sufrirá la recesión más severa en todo el globo. No es mucho más lo que hay que agregar a este problema, salvo que para el FMI Venezuela presenta los peores indicadores y perspectivas en décadas.

Siguiendo a las economías emergentes que amenazan la estabilidad de la economía mundial, se encuentra Brasil. Hoy el país del Carnaval atraviesa su peor caída del PIB en los últimos 25 años, que ya presenta un riesgo país mayor que el de Argentina, está recibiendo rebajas de calificación crediticia de las principales agencias, y de seguir la tendencia del gasto a manos llenas apuntando a las Olimpíadas de agosto, la caída será la peor desde 1948, cuando se contrajo en más de un 4.3%.

No obstante, la política económica pro cíclica del estímulo de la demanda desde 2008 permite decir que el desastre económico brasilero era previsible. Desde 2008, la banca estatal repartió dinero como si fuera la última vez. La cartera de préstamos de todos los bancos estatales se triplicó desde fines de 2008 y creció más de cinco veces hasta 2013. Por ejemplo, entre 2009 y 2012, la cartera de créditos del Banco do Brasil se expandió al 24% anual, y la de la Caixa un 45%; los préstamos de BNDES crecieron en un 52% solamente en 2009, y por si fuera poco, aparentemente prestó alrededor de 4.700 millones de dólares a las empresas en bancarrota de Eike Batista.

Con un nivel de aprobación de apenas el 12% y sin poder controlar la inflación, Rousseff ha prometido cerrar 2016 con reducciones del gasto e incrementos de impuestos de manera simultánea, agravando la situación mientras se persista en que el problema es uno de falta de demanda y no de exceso de oferta fundamentalmente crediticia y monetaria. En tanto no se detenga la fiesta del gasto, la política de devaluación del real persistirá, y la inflación hoy del 10.5% seguirá golpeando la economía regional.

Ahora bien, Bolivia, aunque no se trata de una emergente, y aunque sí la economía que más estuvo creciendo en la región solo detrás de Panamá, no deja de registrar una desaceleración sostenida desde mediados de 2013, cuando creció al 6.5%. Más aún, a principios de enero el Banco Mundial se pronunció con sus habituales pronósticos y con una tendencia a la baja este país crecería al 4% en 2016. Al mismo tiempo, sería ahora Perú, en franco ascenso y gracias fundamentalmente a sus políticas de flexibilidad y apertura como con la iniciativa de la Alianza del Pacífico, la economía que lideraría el ritmo de crecimiento y que además presentaría el menor riesgo país en la región.

Los vientos en América Latina ciertamente están cambiando, y muy rápidamente. Si bien los problemas de las grandes economías globales están provocando turbulencias en la región, los problemas de los países que la componen son principalmente domésticos. Dependerá de la política y de cada ajuste que realicen de manera individual para poder hacer frente a cualquier eventualidad o contingencia mayor como el de una nueva Gran recesión o su profundización.

Bolivia hoy depende mucho más de las materias primas que hoy –como ya dijimos- están en su cotización más baja desde 2004, y además persiste en la idea de que su crecimiento, al igual que China o Brasil, depende de la demanda interna, y lo que agrava su situación no es el exceso de oferta, nuevamente.

Por el momento uno de los mayores reflejos sobre el agravamiento de los problemas con la economía global en general los manifiesta la mayor caída en 30 años del Baltic Dry Index, es decir, del comercio mundial. Ya es momento de buscar refugio de la manera más inteligente posible, donde uno se encuentre.

Ahora bien, ¿realmente es momento de “vender todo”, como dicen el Banco Real de Escocia, Goldman Sachs, UBS y JPMorgan, y otros?

Preliminar.

Artículo publicado por SchiffOro.