Lo que en realidad importa del crecimiento de cualquier economía es que sea sostenible, más allá de cuánto esté creciendo y si los reportes sobre el mismo son realmente confiables.Por ejemplo, es importante saber si una economía crece de manera sostenible con base en el ahorro correctamente capitalizado, e invertido con criterios de apertura económica y rentabilidad de mercado, o si crece de manera artificial en base al estímulo de la demanda interna, es decir, del gasto, el consumo y el sobreendeudamiento.
Pero vamos a ver, respecto de la confiabilidad de los reportes de crecimiento, el problema es más profundo de lo que parece.
A partir de la Gran Depresión de los años 30 los economistas convencionales han determinado que la base del crecimiento de una economía es el gasto, el consumo y el endeudamiento, sin antes haberse detenido a analizar e investigar sobre las causas de aquella crisis.
De esta forma se han diseñado métodos de diseño y dirección vertical e ingenieril de una economía, y para cuantificar sus resultados diseñaron el método de cálculo de agregados del Producto Interno Bruto.
Como la economía se basaría en el gasto, el consumo y endeudamiento, el PIB solamente calcula alrededor de un tercio de todo lo que una economía realmente produce; está orientado a calcular aquella parte de la producción más próxima a la etapa final de consumo, y, claro, al horizonte cortoplacista de gobiernos de 4, 5 ó 6 años.
Lo mismo pasa con los métodos de cálculo de la inflación en el Índice de Precios al Consumidor, que solamente se calcula en base a una canasta básica de bienes arbitrariamente elegidos; si el nivel general de precios de los bienes más próximos al consumo reportan un incremento fuera de lo normal, le llaman inflación, pero si el precio de aquellos bienes de consumo duradero más alejados de la etapa final de consumo, como un departamento, un auto o una casa, sifren el mismo efecto, le llaman auge.
Ves la conexión entre el estímulo, el cálculo del PIB, la inflación y las cifras extravagantes?
El problema de la credibilidad sobre el cálculo correcto del PIB está siendo debatido a nivel global con el inicio de la Gran Recesión desde 2007, pero eso no exime a los responsables de la artificialidad del crecimiento boliviano.
En suma, si existe algún problema de cálculo y credibilidad sobre las crifras de crecimiento es que, por la forma en que se ha hiperestimulado nuestra economía durante los últimos 10 años y un poco más, es que no crecemos menos de lo que dicen, sino mucho más de lo que la metodología convencional les pemite calcular.
Pero el problema de crecer demasiado está en que el crecimiento artificial de este país podría constituir una burbuja de proporciones siderales que muy pocos están advirtiendo, y que podría estallar en cualquier momento.
El problema no es que mientan o exageren en los datos, sino que provoquen el sobreoptimismo generalizado enviando señales equivocadas sobre la salud del crecimiento; el problema están en que crezcamos demasiado de manera insostenible en base al consumo, el gasto y el endeudamiento cortoplacista, y no del ahorro prudente se recursos correctamente capitalizados e invertidos mediante mecanismo de rentabilidad de mercado que permitan planificar para el largo plazo.