Hoy uno de los diarios más importantes de Bolivia se alarma por el incremento de la mora bancaria del 1.5% al 1.8%, luego de que no se registraran variaciones durante los últimos años, y lo hace con razón: si se tratara de un aspecto pasajero, el incremento de la mora sería relativamente inocua, pero el problema es estructural.
Algunos analistas apuntan la causa nuevamente a factores externos, como la caída internacional de commodities o las dificultades de importación, y no doméstico-sistémicos, es decir, por los problemas en el sistema creados durante la etapa del auge.
Pasa que otro elemento importante a considerar es el hecho de que si bien se ha incrementado la cartera, también han caído los depósitos. Al igual que en el sector real, a mayor estímulo de la demanda (gasto, consumo, endeudamiento) mayor desaceleración; en la banca, a mayor colocación ineficiente, mayor el riesgo, la mora y el impago.
De esta forma, parece ser que la banca empieza a darse cuenta -esperemos- de que no se ha desarrollado más que nunca, como piensa, sino de que ha envilecido enormemente su balance concediendo créditos de la manera más ineficiente posible. Es lo que sucede con los créditos artificialmente baratos. A través del sistema financiero, Hacienda, el BCB y la ASFI han inducido al público en general a incurrir en riesgos sistémicos más grandes que los podían haber considerado en un principio, a errores cualitativos de inversión generalizados: se ha prestado una cantidad de recursos mayor a la que realmente existe y de la que legalmente se puede disponer, y ahora los empresarios no pueden terminar sus proyectos, deben liquidarlos. De ahí la mora.
Por ejemplo, como ilustración de las inversiones que jamás debieron llevarse a cabo y que la necesidad de liquidación es inminente, solamente en Cochabamba el sector de la construcción ha caído en un 370% desde 2011.
Ahora bien, ¿entonces es momento de comprar? Si usted como empresario fue capaz de reordenar su conducta con estrategias de capital circulante muy saneado de manera oportuna desde que lo advertimos al menos desde octubre de 2014, revisando la calidad de sus balances, sus posiciones, replanteando sus estrategias, y siendo muy cauto para no aventurarse con nuevos proyectos de inversión que signifiquen un endeudamiento excesivo frente al de sus competidores, tal vez.
Sin embargo, como ocurre de manera típica, y sobre todo ahora que la etapa de liquidación recién empieza o la mimetizan, todavía es necesario detenerse e indagar en la posibilidad de un bail-out financiado con incremento generalizado y muy agresivo de impuestos (probablemente contra quienes más tengan), de confiscación de depósitos (ha sucedido ya hace un par de años en la misma Unión Europea) o bien mediante -esperemos que no- devaluación cambiaria. Y, más aún, como con seguridad este será mal ejecutado, porque en realidad es inevitable, podría buscarse todavía un bail-in, que sería relativamente menos peor. Pero estamos en ese proceso, se lo garantizo.
En todo caso, la pregunta es: ¿está dispuesto a esperar a que todo esto sea una realidad antes de actuar en consecuencia?
Artículo publicado en el CATO Institute.