Diseñar estrategias y armar portafolios de inversión es apasionante, sobre todo cuando se los dota de cierto enfoque crítico de largo plazo.
En la más reciente discusión que tuvimos junto a mis socios sobre la mejor manera de armar un portafolio de inversión de largo plazo, una de las conclusiones es que definitivamente no resulta fácil, mucho menos cuando los clientes por lo general combinan una elevada aversión al riesgo y una muy elevada preferencia temporal, y peor aun en este momento, cuando solamente en esta semana el Banco de Japón ha vuelto a hacer nuevo malabarismo arriesgado pretendiendo garantizar el efecto de las tasas negativas; el Deutsche Bank acaba de ser calificado por estados unidos como el banco de mayor riesgo en el mundo; Wells Fargo crea miles de cuentas falsas añadiendo nuevas dosis de incertidumbre al mercado financiero; y los hedge funds más grandes vuelven a entrar en una preocupante temporada donde el margen para el propio hedging es cada vez menor.
Friedrich A. von Hayek fue galardonado con el Nobel en 1974 por su aporte al estudio de las causas de los períodos recurrentes de auge y recesión económica, parte de nuestra especialidad. Fue indiscutiblemente uno de los mejores economistas del siglo XX, entre otros aspectos, porque entendía que las recesiones no eran por un simple devenir de la naturaleza, sino que eran la consecuencia de toda una serie de errores de inversión realizados durante la etapa de auge precedente, y que era necesario, a la vez que inevitable, corregir.
Hayek también decía que Wall Street usa el modelo CAPM y otras fórmulas para reducir la incertidumbre a un riesgo cuantificable, pero que sólo mide lo que es medible, no lo que realmente importa.
Con esto no estamos diciendo que los métodos tradicionales y convencionales para invertir o armar portafolios de inversión no son correctos o que no sirven para invertir. Lo que estamos diciendo es que cuando no se toma en cuenta el marco analítico que tome en cuenta la forma en que los inversores y empresarios tratan con la incertidumbre, los riesgos podrían terminar siendo mayores a los que se logra calcular, por más ajustada que sea la teoría de Markowitz o calculada la Sharpe ratio, por ejemplo.
Pues de esto se trata gran parte de lo que hacemos. Nótese la importancia que tienen los factores cualitativos en la toma de nuestras decisiones identificando problemas y elaborando estrategias. Mientras unos se dedican a predecir el mercado o a determinar la llegada del próximo cisne negro, nosotros nos encargamos de construir protección de largo plazo, de ser “antifrágiles“(en términos de Nassim N. Taleb), nos encargamos de lo que no se ve, de todo aquello que no tiene que ver necesariamente con el cálculo de objetos materiales, sino sobre los medios que los hombres eligen para alcanzar los fines que hayan elegido en función de sus juicios de valor, de aquellos marcos institucionales que al hombre le permiten convivir en sociedad y establecer objetivos de largo aliento.
Desde luego, si por algo nos hemos caracterizado es por recurrir de manera permanente al pensamiento no convencional, a ser aguafiestas. No es lo más agradable, pero es lo más sano; Hayek se estrelló contra todo el mundo económico cientista al recibir el Nobel, apuntando contra la metodología del mundo de las ciencias naturales que el mainstream aplica para la predicción de hechos y fenómenos eminentemente sociales.
Pues de la misma forma piensan muchos de los value investors con los que trabajamos, contrarians que durante veinte años, con al menos dos crisis económicas internacionales profundas y generalizadas de por medio, aplicando criterios long-only generalistas en renta variable, con participaciones en empresas con sólidos valores y convicciones, y con espíritu de permanencia en el mercado, muy similares a las de nuestros propios clientes, han reportado beneficios superiores al 15% anual.
Buscamos hacer eco de grandes inversores como Warren Buffett, que sostienen:
Be fearful when others are greedy. Be greedy when others are fearful.
Como Jim Rogers:
If there’s a huge drop, it’s probably a good time to buy. In terms of panic buying or crisis situations, that’s normally the way top play.
Como Baron Rothschild:
The time to buy is when there’s blood in the streets, even if that blood is your own.
Y Philip Fisher en línea directa con el propio Hayek:
The stock market is filled with individuals who know the price of everything, but the value of nothing.
Hay causa detrás de la rebeldía, pues el objetivo no está en llevarse aplausos del público, sino en no dejarse llevar por la corriente, en no hacer lo que todo el mundo está haciendo, en no perder dinero. Y nosotros probablemente en un principio le diremos lo que nadie más le dirá, lo que no es políticamente correcto, lo que no quisiera escuchar.