Las lecciones del inicio de la Gran Recesión con la bancarrota de Lehman Brothers son muchas, así como las cicatrices consecuentes aún permanecen; no sólo el haber perdido un empleo o una fuente importante de ingresos, sino incluso haber roto estrechos vínculos familiares antes de haber garantizado un legado que los fortalezca.
Si hubiera que rescatar una sola de esas lecciones es que en un país donde para el manejo de las finanzas personales o de la familia, el ahorro no siempre fue primordial (incluso hoy el consumo compone un 70% de la economía estadounidense), haber guardado una parte importante de las ganancias en forma de reservas ante cualquier contingencia es determinante, sobre todo para cuando el nivel de ingresos ha caído considerablemente, y más aún para asumir los desafíos del futuro de largo plazo.
Hay dos elementos a tomar muy en cuenta para esto: a) son muy pocas las personas que gestionan su patrimonio con el mismo profesionalismo que gestionan su empresa, que en la gran mayoría de casos es familiar, y además separan lo corporativo de lo estrictamente doméstico; y b) entre quienes sí lo hacen son todavía menos quienes aplican una estrategia de inversión distinta para ambas esferas.
La creación de una estructura legal, fiscal y sucesoria es ideal para ambos objetivos, pero para el caso de las estrategias de inversión también es necesario el contexto y su diagnóstico. Es cierto que para hacer crecer el patrimonio la concentración de las inversiones es lo más aconsejable, como diría Warren Buffett, pero para preservar lo ganado o una buena parte de lo que se ha ahorrado es necesario un criterio muy distinto, que es el de la diversificación a largo plazo.
En estos tiempos donde los más grandes y experimentados gestores de fondos no paran de repetir “Today, if you don’t have an edge, there is no alpha”, invertir es cada vez más arriesgado y ahorrar es cada vez más difícil, y por como van las cosas, es necesario contar con expertos en la materia que sepan prepararlo para cuando vengan malhadadas.
Ya sabe, ¿busca mantener o sostener ciertos vínculos asegurando un legado? Empiece por separar el patrimonio familiar del capital empresarial; asigne una gestión profesional para sus requerimientos de liquidez frecuente, sus ahorros contingentes y de largo plazo; asígnele a esta estructura un propósito claro y una estructura legal, fiscal y sucesoria; y no establezca una estrategia de inversión para su crecimiento, sino para su preservación.